La industria manufacturera de Africa austral se tambalea ante la competencia de Sudáfrica, la potencia económica de la región, que es acusada de respaldar su posición predominante con pácticas desleales.
Funcionarios de comercio de la región argumentan que Sudáfrica protege su mercado con altos aranceles y controles a la importación, mientras subsidia industrias de exportación.
El desequilibrio es de tal magnitud que los empresarios de los países vecinos temen "la sudafricanización" de la región.
El ajuste estructural impuesto en Africa austral y el poder económico de Sudáfrica se combinaron para provocar la virtual desindustrialización de los países situados al norte del río Limpopo.
La producción manufacturera de Zambia se redujo un tercio desde 1990, aunque en parte debido a la sequía, al igual que en Zimbabwe.
La participación de las manufacturas en el producto interno bruto de Zambia disminuyó de 25 por ciento a fines de los años 80 a 22 por ciento en 1994, según la Organización de Naciones Unidas para el Desarrollo Industrial.
La caída del sector industrial fue en Zimbabwe de 25 por ciento del PIB en 1991 a 23,5 por ciento en 1994 e informaciones preliminares sitúan la participacíon en 1995 en 18 por ciento.
Se trata de una amenaza para el desarrollo, advirtió Tony Hawkins en su "Informe de compañías líderes" de este año, producido por la Comunidad de Desarrollo de Africa Austral (SADC).
"La industrialización es la fuerza motriz del proceso de desarrollo. La industria, y más concretamente el sector manufacturero, es sinónimo de desarrollo", señaló Hawkins.
Con un mercado de 110.000 millones de dólares, Sudáfrica se eleva sobre las débiles economías de la región, que en promedio presentan un mercado de 3.000 millones. La economía sudafricana es 20 veces mayor que la de Zimbabwe, su competidor más cercano.
Las naciones de Africa austral "encuentran imposible su industrialización y reestructuración con bajas barreras arancelarias" impuestas por los programas de ajuste que no pueden impedir "la creciente penetración comercial de Sudáfrica y de exportadores asiáticos", según Hawkins.
El balance comercial favorece claramente a Sudáfrica, que en 1993 registró exportaciones por 1.700 millones de dólares a seis países de Africa austral, pero sólo compró en el área bienes por 356 millones.
"Estamos profundamente preopcupados por el futuro de nuestra industria manufacturera", comentó Peter Zhande, presidente de ZimTrade, un organismo de promoción del comercio de Zimbabwe.
"La viabilidad de las empresas está subordinada a la viabilidad de la industria. Sólo podemos promover el comercio cuando prospera el sector manufacturero", dijo Zhande.
La actividad manufacturera de Zimbabwe cayó 14 por ciento en los primeros nueve meses de 1995 y la producción se encamina actualmente a su nivel inferior de los últimos 11 años, de acuerdo con el Standard Chartered Bank- Zimbabwe.
La producción textil se redujo 63 por ciento, para situarse en su punto más bajo desde los años 70, mientras la disminución fue de 23 por ciento tratándose de vestidos y calzado.
La industria de Zimbabwe sufre el efecto combinado de la depresión de la demanda doméstica y regional, de altas tasas de interés y de dilaciones en la renovación de un acuerdo de comercio con Sudáfrica.
Tras la expiración de un acuerdo de comercio de 1964, Sudáfrica impuso aranceles de 90 por ciento al ingreso de textiles y vestidos procedentes de Zimbabwe. Morrison Sifelani, director ejecutivo de ZimTrade, advirtió que no habrá acuerdos bilaterales con Sudáfrica durante mucho tiempo.
"Al parecer, estamos todavía lejos de lograr un acuerdo comercial dentro de SADC, y eso parece habilitar a algunos países a imponer barreras contra productos de las naciones vecinas", observó Sifelani.
La Asociación de Manufactureros de Zambia, también molesta ante las prácticas comerciales de Sudáfrica, calculó que las exportaciones no tradicionales del país se duplicarán cuando Sudáfrica reduzca sus aranceles aduaneros.
"Los incentivos a la exportación tienen impacto negativo en el sector manufacturero de otros países y, en mi opinión, deben ser evitados", manifestó Sifelani.
"Debemos invocar medidas antidumping. No hay evidencia de que pueda haber acuerdos bilaterales con Sudáfrica y no podemos permitir la desinduatrialización de nuestros países. Desafortunadamente, podría haber una guerra comercial en la región", alertó Sifelani. (FIN/IPS/tra-en/lm/oa/ff/if/96).