La crisis de la campaña del gobierno de Sudáfrica contra el sida se ha agravado debido al escándalo provocado por la abultada suma invertida en la producción de una obra de teatro con mensajes destinados a prevenir el contagio de la enfermedad.
El escándalo es el más visible de los problemas que aquejan a la campaña contra la mortal enfermedad, y se debió al gasto de 3,6 millones de dólares en la producción de Sarafina II, una pieza teatral descripta por sus detractores como una tontería.
Los críticos, que incluyen a la Liga de Mujeres del gobernante Congreso Nacional Africano, afirman que la obra denigra a la mujer y está destinada sólo a los jóvenes negros de pequeñas ciudades.
Además, los detractores sostienen que la pieza contiene solamente unos pocos mensajes falseados contra el sida y que hasta el momento ha sido vista por escasas 5.000 personas, entre los 41 millones de habitantes del país.
Sin embargo, es el monto invertido en Sarafina II lo que produjo mayor preocupación y rumores sobre la desaparición de parte de los fondos. El productor, Mbongeni Ngema, afirmó desconocer en qué se invirtió el dinero, sin contar los 260.000 dólares asignados a la obra.
La Unión Europea, que el año pasado otorgó al Ministerio de Salud unos 12 millones de dólares para su programa de lucha contra el sida, se negó a sancionar el presupuesto de la obra, que dicha cartera no pudo justificar adecuadamente.
Tras la protesta pública, que incluyó exigencias de explicaciones al Ministerio de Salud por parte de la oposición, la Fiscalía Pública inició esta semana una investigación.
La controversia agrava las dificultades del Programa Nacional de Lucha contra el Sida (PNLS), que el año pasado recibió del Ministerio de Salud 11 millones de dólares, aunque un estudio demostró que necesitaría 80 millones.
Además, el programa se encuentra aún en sus primeras etapas. La junta directiva fue designada hace sólo un año, y todavía está asignando personal a sus estructuras provinciales.
Hasta el momento, el PNLS colocó carteles en todo el país, impartió cursillos destinados principalmente a educar a las adolescentes para que digan "no" al sexo "inseguro", capacitó a trabajadores de la salud en el tratamiento y prevención de las enfermedades de transmisión sexual (ETS) y distribuyó unos 120 millones de condones.
Sin embargo, mucho queda por hacer y hay pocos fondos para ello. Como resultado, el monto invertido en Sarafina II parece injustificado, de acuerdo con algunas organizaciones no gubernamentales locales.
"Yo hubiera invertido ese dinero en mejorar los servicios de ETS en todo el país", dijo Xoli Mahlalela, del Programa de Control y Prevención del Sida administrado por "Family Health International".
"El problema es que nos estamos quedando sin tiempo, y cuanto más demoremos, más grave será la situación", advirtió.
Mahlalela manifestó además su preocupación por la falta de difusión televisiva de la campaña contra el sida, un hecho que Rose Smart, del PNLS, reconoció, pero atribuyó a dificultades financieras.
Mientras, cada día unos 500 sudafricanos se agregan a la lista de los infectados con el virus de la inmunodeficiencia humana. Según estimaciones oficiales, actualmente hay en Sudáfrica dos millones de portadores del virus del sida, aunque la cifra podría ser mucho mayor. (FIN/IPS/tra-en/gm/kb/ml/he/96)