El enfoque de Israel y Estados Unidos sobre el proceso de paz, centrado en medidas de seguridad y antiterroristas, está destinado a pagar un alto precio por su fracaso si ambas partes continúan sin tener en cuenta las raíces del problema, predicen dirigentes y analistas palestinos.
Estados Unidos dio su apoyo a esa estrategia de combate prometiendo 100 millones de dólares para equipos antiterroristas en la cumbre realizada el miércoles en el desierto de Sinaí.
Para muchos palestinos, la promesa y la propia conferencia son evidencias de la forma en que la visión que Israel y Estados Unidos tienen del proceso de paz en Medio Oriente subraya la seguridad y desestima cuestiones igualmente importantes, como la ejecución de los acuerdos de paz y el levantamiento de las restricciones al desplazamiento de personas.
El parlamentario palestino y ex negociador de paz Haidar Abdel Shafi, dijo en su oficina de la Sociedad de la Media Luna Roja, en Gaza, que combatir el terrorismo significa tener en cuenta los motivos de la violencia y no sólo sus métodos.
La única forma de hacer frente al terrorismo y el extremismo en general, sostuvo el parlamentario, es que el proceso de paz "adquiera la credibilidad necesaria", y añadió que "la conferencia ha negado este hecho".
"Lo que vemos sucede porque las medidas de Israel hicieron que el proceso de paz perdiera toda credibilidad", sostuvo Abdel Shafi.
Desde la última serie de ataques suicidas en Israel, en los que murieron 58 personas, el gobierno israelí impuso un duro "bloqueo de seguridad" en Cisjordania y Gaza, evitando que personas y bienes entren y salgan de ambas áreas.
Estos "cierres" también están en vigor dentro de la propia Cisjordania, donde Israel instaló docenas de barricadas que impiden a los palestinos viajar fuera de la zona inmediata de su residencia, un "castigo" colectivo considerado injusto.
Aunque Abdel Shafi aprobó la realización de la conferencia, dijo que la mayoría de los palestinos creen que la cumbre, auspiciada por Estados Unidos, respaldó la actual agenda del gobierno israelí.
"Nada se dijo sobre las terribles medidas adoptadas por Israel, las cuales caen en el dominio del castigo colectivo", dijo el parlamentario, y añadió que todo indica que fueron aceptadas por los ministros que se reunieron en Sharm el-Sheikh.
"No hubo una oposición que censurara a Israel por recurrir repetidamente a esa conducta", dijo el parlamentario.
El presidente de Estados Unidos, Bill Clinton, se refirió al tema del castigo colectivo impuesto a la población palestina tras los atentados, pero dijo que las medidas eran necesarias para evitar mayor violencia, ya que resulta difícil separar a quienes idearon los crímenes de los inocentes.
Clinton también dijo que Estados Unidos apoya la reconciliación entre Israel y los países árabes y colaborará con cualquier gobierno israelí electo.
Algunos comentaristas israelíes y palestinos alegaron que la cumbre revela el abierto respaldo de Washington al actual gobierno laborista de Israel.
El vocero del opositor Likud Zalmon Shoval dijo tener esperanzas de que Estados Unidos trabajará con su partido si resulta electo, indicando que la declaración de Clinton al respecto fue "muy clara".
Las elecciones israelíes se trasladaron al 29 de mayo, a partir de la fecha original fijada el 4 de noviembre, y el resultado de esos comicios afectará drásticamente la dirección del rumbo final que seguirán las conversaciones, señalan analistas en Jerusalén.
Recientes encuestas de opinión israelíes presentan al líder del Likud Binyamin Netanyahu varios puntos por delante del primer ministro, Shimon Peres. El Likud ha dicho que, de resultar electo, seguirá una política de paz mediante la salvaguarda de los intereses territoriales de Israel en Cisjordania.
"Queremos que los palestinos gobiernen su propia vida, exceptuando los asuntos externos y la seguridad", dijo Shoval, y añadió que "la autoridad suprema entre el Mediterráneo y el río Jordán estará en manos del Estado de Israel".
Pero este plan no es del agrado de políticos palestinos veteranos como Abdel Shafi. Originalmente a favor de los acuerdos de Oslo firmados en septiembre de 1993, Abel Shafi retiró su apoyo después de la firma del acuerdo de Gaza y Jericó en mayo de 1994, alegando que el pacto renunciaba a derechos palestinos que otras naciones dan por supuestos.
Algunos de los temas que Abdel Shafi y otros quisieran ver sobre la mesa de negociaciones se han pospuesto hasta el comienzo de la ronda de diálogo sobre el "estatuto final", prevista para mayo.
Es entonces que las partes se sentarán a discutir temas como la situación de los refugiados, el estatuto de Jerusalén, que ambas reclaman, y las fronteras. (FIN/IPS/tra-en/dho/lp/ip/96)