HAITI: Receta de Washington obliga a operar sin anestesia

A pocos días de la visita a Estados Unidos del presidente haitiano René Preval y miembros de su gabinete, otro funcionario de esa nación caribeña vino para asegurar a las autoridades locales que su gobierno cumplirá con los rígidos ajustes económicos que le han impuesto.

Leslie Voltaire, consejero especial de Preval, declaró que Haití está dispuesto a ajustarse el cinturón, o sea someterse a un programa de ajuste estructural (PAE) como el recetado para las naciones africanas, latinoamericanas y el resto del área caribeña, por el Banco Mundial y el Fondo Monetario Internacional (FMI).

"Sabemos que es un programa muy doloroso", declaró anticipándose a lo que será el primer PAE en Haití. "Es como una cirugía sin anestesia", dijo pero agregó que "no tenemos más remedio…, ahora todos están insistiendo".

"Todos" incluye Estados Unidos y las instituciones en las cuales Washington es principal accionista, el FMI y el Banco Mundial. Un equipo de las dos entidades financieras y el gobierno estadounidense planea aterrizar en Haití el 15 de abril para un mes de consultas sobre privatizaciones y otros programas.

El PAE, que exige al gobierno haitiano cortes en los gastos públicos y reducción del déficit presupuestario para alentar la inversión privada y pagar acreedores, es por lo general una señal que el FMI y el Banco Mundial han entrado en un país para ayudarlo en su adaptación al ambiente económico externo.

"No hay indicios que hayan generado mejores servicios gubernamentales y el acceso a necesidades básicas", dijo Lydia Williams, de Oxfam America, una ONG basada en Gran Bretaña.

"Los empleados públicos serán los más sacrificados", señalo Voltaire, y agregó que los trabajadores cesantes serán canalizados a los sectores del turismo y la construcción de infraestructuras.

La comunidad financiera internacional ha estado empujando a Haití hacia ese camino desde que las tropas estadounidenses repusieron en el cargo al exilado presidente Jean-Bertrand Aristide en octubre de 1994.

Sin embargo, las protestas populares contra las reformas estallaron en Haití y el gobierno de Aristide se mostró reluctante a encarar el proceso reformador.

ONGs de Haití y extranjeras indicaron como ejemplos a Africa y América Latina, y advirtieron que las reformas solo provocarán más padecimientos sociales en Haití, cuyo ingreso anual de 225 dólares por persona lo convierte en el país más pobre del hemisferio occidental. En la actualidad, el desempleo llega al 70 por ciento.

La venta de nueve empresas estatales forma parte del plan trazado en Washington para Haití.

La Corporación Financiera Internacional (CFI), la filial del Banco Mundial encargada de privatizaciones, ha efectuado estudios sobre las compañías estatales, incluyendo los sistemas telefónicos y de electricidad, el molino harinero, la planta de cemento, como tambien el puerto y aeropuerto de Puerto Príncipe.

Preval, que finalizó la visita a Estados Unidos el viernes, prometió abrir los concursos públicos para la venta del molino y la planta de cemento, y tambien examinar la situación de las otras empresas destinadas a la privatización.

Sin embargo, mientras el FMI, el Banco Mundial y la administración del presidente estadounidense Bill Clinton han manifestado el deseo de reabrir un diálogo con Haití y aceptar los términos de su gobierno, el Congreso no está muy inclinado a librar los fondos que controla.

Clinton pidió 100 millones de dólares en ayuda económica para Haití durante el año fiscal 1997, pero la sesión de una subcomisión de la Cámara de Representantes, realizada el miércoles, demostró que la lucha va a ser muy dura.

"Diga al presidente que retire su pedido de 100 millones de dólares", dijo el representante de Alabama, Sonny Callahan, al secretario de Estado, Warren Christopher. "Van a tener que reprogramar la solicitud".

Además de los 100 millones de dólares solicitados, el Congreso está reteniendo otros fondos destinados a Haití que incluyen 4,7 millones de dólares en asistencia al desarrollo para el sector de la salud, 1,7 millones en apoyo de la educación y 646.000 dólares para el Programa de Becas del Caribe y América Latina (PBCAL).

Voltaire subrayó el viernes algunos aspectos de la triste realidad que afronta la gente en su país, y ratificó la necesidad de inversiones porque 1,2 millones de niños no están vacunados, cinco millones de haitianos viven con 0,70 dólar por día, y la calabaza haitiana, que tuvo un valor de venta de 14 centavos antes del golpe militar de 1991, ahora se depreció a seis centavos.

En un nuevo informe financiado por la Agencia para el Desarrollo Internacional de Estados Unidos (USAID), el Instituto Haitiano para la Infancia estimó que por cada 1.000 nacidos vivos en Haití, 130 perecen antes de alcanzar los cinco años de edad. Las muertes se deben principalmente a diarrea, desnutrición e infecciones a las vías respiratorias.

"La mayoría de mis conciudadanos jamás durmieron en una cama", apuntó Voltaire. "Las mujeres deben recorrer largas distancias en busca de agua".

Las ONGs dijeron que mientras el programa elaborado por Washington atraerá inversores, no están convencidas que tambien brindará alimentación, sanidad y educación a la mayoría de los haitianos.

"Las cuestión es de qué modo el actual plan económico dará apoyo al sector campesino", observó Lisa McGowan, de Development GAP, una ONG basada en Washington.

En su opinión, hay que saber cómo usará el gobierno el conocimiento y la capacidad para desarrollar el sector rural, y qué dirección imprimirán los donantes de Haití: ¿apoyarán un aumento de la tierra para pequeños agricultores?, ¿o solo contemplarán faraónicos proyectos de irrigación que, por lo general, solo benefician a grandes terratenientes?.

Otros observadores dijeron que la cuestión de las tarifas tambien será clave para el desarrollo del sector agrícola. Si Haití se vé obligado a reducir sus tarifas sobre importaciones de comestibles, arroz y otros productos extranjeros, podrían inundar el mercado en detrimento de los granjeros locales.

Voltaire desechó esa preocupación. "Si se observa el estado de salud de la gente en Haití, no hay competencia entre bienes importados y aquellos producidos localmente", apuntó. (FIN/IPS/tra-en/yjc/jl/ego/if).

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