La basura en todas sus formas es para Santiago un grave problema. Tres vertederos legales reciben en el área metropolitana 5.776 toneladas diarias de desechos, un promedio de 1,8 kilos por cada uno de los cinco millones de habitantes de la ciudad.
Además de los altos costos de transporte de esos despojos, la existencia de basurales o "rellenos sanitarios" significa, para quienes viven cerca de ellos, una fuente de inseguridad, ya que el gas no sólo atrae a roedores y produce malos olores, sin oque también es combustible y altamente tóxico.
Unido al problema social, viene el dilema ambiental: muchos de los desechos, a pesar de que son enterrados, se filtran a napas de aguas subterraneas y elementos como plástico y metal no se degradan naturalmente.
Pensando en términos ecológicos y ecónomicos, es que el Intendente de la Región Metropolitana, Alex Figueroa, dictaminó que hacia el año 2000 todas las comunas de la ciudad deben reciclar sus residuos sólidos no-orgánicos.
La decisión fue apoyada por el gobierno a través de la Comisión Nacional del Medio Ambiente (Conama), que tiene en marcha un proyecto de reciclaje que emulará uno ya existente en la comuna de L Reina.
En este barrio de clase media alta, se lleva a a cabo desde 199 una experiencia pionera en el país.
Andrés Astorga, director ejecutivo de la empresa Ecobas, comanda los servicios de recolección de basuras sólidas para un tercio de los 8.000 hogares de la comuna.
El papel, el plástico, el vidrio y los metales son clasificados en centros de acopio y luego son vendidos por la empresa, explica.
La labor de Ecobas comenzó incorporando a vecinos y a cartoneros (recolectores de papel y sus derivados), quienes obtuvieron un empleo seguro y prestaciones de salud
"Luego de la incorporación de recolectores instauramos un sistema de contenedores públicos para la gente que no estuviera adherida al programa y quisiera colaborar. Ahora además tenemos un camión y aun así no damos abasto", indica Astorga.
Ecobas realiza también una campaña educativa en colegios de toda la ciudad, enseñando a los niños la importancia del reciclaje.
"Hacemos un trabajo de fiscalización por nuestra cuenta de las empresas que rotulan sus productos como reciclables o biodegradables. De hecho, luego de mandar más de 2.000 cartas a una famosa empresa comercial conseguimos que quitaran un aviso que no era verdadero", afirma.
La empresa se perfila como la mejor candidata para hacerse cargo igualmente de la recolección de basura en el aeropuerto internacional de Santiago.
Astorga se queja de los vacíos existentes en la legislación ambiental chilena, pero cree que la situación puede mejorar con el paso del tiempo.
Lo importante por ahora "es inculcar tres conceptos en la gente: separar residuos, especialmente los no degradables, como las parafinas y solventes, reciclar las basuras y también botarlas ordenadamente".
Jaime Robira, del Programa de Manejo de Residuos Sólidos, indica que el proyecto de reciclaje que comenzará a aplicarse fines de mes en algunas comunas de la capital nació en 1995 luego de un extenso estudio,.
"En una primera etapa se realizó un diagnóstico con las experiencias de la comunidad y uno de los asesores instrumentales fue Ecobas, que asistió a reuniones técnicas con alcaldes de diversas comunas", informó Robira.
El objetivo de esas reuniones era unificar criterios para homologar símbolos y colores de contenedores, además de reproducir experiencias exitosas de reciclaje, pero adaptadas a las realidades particulares de cada comuna.
La idea no es totalmente nueva, ya que son muchas las escuelas, iglesias y centros de vecinos que cuentan con programas piloto de separación de basuras. Sin embargo, esas iniciativas "no están bien organizadas y su producción no es rentable", explica Robira.
Uno de los primeros pasos es ir a todas las escuelas de la Región Metropolitana instruyendo a los niños con kits didácticos para que sepan cómo se debe hacer el trabajo de separación de elementos.
Luego se planea comprar contenedores callejeros con dinero del Fondo Nacional para la Descontaminación, dependiente de cada municipalidad.
El plna municipal servirá también a dar empleo a por lo menos 300 recolectores independientes por comuna, afirma Robira.
"La puesta en marcha del programa estará a cargo del equipo técnico de Conama, más un comité ejecutivo integrado por la Intendencia y representantes de la empresa privada, una Organización no gubernamental y diversos consejeros comunales", señaló.
¿Y qué gana el particular con esto? "Nada más que sentirse bien, participando de un proyecto para mejorar la calidad de vida, pero para la municipalidad abarata los costos del transporte de basuras", confía el funcionario.
Para 1997, el programa prevé el reciclaje del material orgánico de plazas y parques y de las oficinas públicas. (FIN/IPS/gl/dg/en/96).