El parlamento de Venezuela rechazó hoy el salario mínimo de 155 dólares mensuales, que estableció el gobierno hace dos semanas, y recomendó acercarlo al valor de la canasta alimentaria básica, que es de 210 dólares.
La decisión representa una nueva confrontación entre el parlamento, donde la oposición puede reunir 75 por ciento de votos, y el presidente Rafael Caldera, un socialcristiano de 80 años que gobierna desde 1994 sin lograr revertir la crisis económica del país.
Caldera dispuso el día 7 ajustar el ingreso mínimo 45 por ciento, en promedio, sobre su anterior nivel de 107 dólares, luego que en enero subieron de precio 85 por ciento de los alimentos y la inflación fue de 8,1 por ciento, para un acumulado de 177 por ciento en su gestión.
El rechazo parlamentario deja a Caldera tres caminos: modificar el ajuste según le recomiendan, ratificar su decreto, lo que podría abrir un conflicto de poderes, o abstenerse de ajustar el salario mínimo, la opción más improbable.
Contra un salario mínimo más alto se pronunciaron los empresarios, y el presidente del gremio de los industriales, Pedro Carmona, advirtió el "peligro de desindustrialización del país", mientras que el presidente del Banco Central sostuvo que crecerá el desempleo.
En el otro extremo, las centrales obreras y sindicatos independientes advirtieron que realizarán manifestaciones y huelgas si el salario mínimo no es incrementado.
Contra el decreto votaron los partidos Acción Democrática (socialdemócrata), Copei (socialcristiano) y Causa Radical (izquierda), y se abstuvieron los que respaldan a Caldera: Movimiento al Socialismo (izquierda moderada) y Convergencia (disidentes socialcristianos).
Durante los primeros meses de la gestión Caldera, en 1994, el parlamento se opuso a medidas del mandatario, quien se enfrentó a ese cuerpo, agitándose el fantasma de la disolución del Congreso y la convocatoria de una asamblea constituyente.
El parlamento, guiado por su primera fuerza, Accion Democrática, adoptó entonces una línea de colaboración con Caldera, pero la suma de reveses políticos y económicos del gobierno en 1995 anima ahora una oposición más severa. (FIN/IPS/hm/ag/ip-if/96)
