Las autoridades australianas consideran la industria de los casinos una panacea para resolver sus problemas economicos, porque crea puestos de trabajo y genera millones de dolares en ingresos. Sin embargo, la iglesia la estigmatiza como un mal social que debe ser erradicado.
La industria florecio en los ultimos anos porque las autoridades dieron a los casinos facilidades fiscales con el fin de atraer a las costas australianas a grandes magnates asiaticos del juego. Los principales casinos son propiedad de empresarios estadounidenses, malayos y japoneses.
Durante la inauguracion del casino Victoria Crown en Melbourne, a mediados de 1994, el gobernador del estado, Jeff Kennett, dijo que simbolizaba "el nuevo espiritu de Victoria". Desde entonces, ha defendido el proyecto de 770 millones de dolares a pesar de las renovadas criticas de los lideres eclesiaticos.
El mes pasado, Kennett dijo que la industria estatal del juego, encabezada por el casino Crown, creo 30.000 nuevos puestos de trabajo, la mitad para jovenes con contratos laborales prolongados. El gobernador desafio a la iglesia que aportara una alternativa mejor de empleo para paliar la desocupacion.
El reverendo Tim Costello, de la Iglesia Baptista, describio la disputa entre Kennett y la jerarquia eclesiastica como "una batalla por el alma de Victoria".
Expreso que Melbourne siempre habia estado orgullosa de la profundidad de su cultura y sus bien cimentadas instituciones. "(Pero ahora) tenemos el mayor casino de Australia y creo que amenaza el alma de Melbourne".
El dia de Navidad, el arzobispo catolico de Melbourne, Frank Little, insto a los critianos preservar los simbolos de la fe de los "ataques a la cultura secular" como los casinos.
Los lideres eclesiasticos no desean ser considerados prohibicionistas, pero se oponen a la manera que el gobierno esta usando la industria del juego para solucionar sus problemas economicos.
El casino Crown supero todas las previsiones al registrar ganancias netas por 25,5 millones de dolares estadounidenses en 1994-1995, con ingresos totales por 317,5 millones de dolares.
La entidad pago 84,6 millones de dolares en impuestos al gobierno estatal, quien esta empleando la licencia de la casa de juego por 154 millones de dolares para financiar proyectos como un nuevo museo, un centro de exposiciones y una biblioteca publica.
Los efectos del juego se han hecho notables en Victoria desde la apertura del casino. Ese auge fue acompanado por una intensa propaganda y campanas de prensa promoviendo el juego como una distraccion en lugar de un vicio. No obstante, algunos suburbios conservadores al este de Melbourne se han visto libres del juego.
Lo que las iglesias consideran inexplicable es que Kennett, al elogiar continuamente la industria del casino, "alinea la autoridad de su despacho a companias que obtienen parte de sus ganancias de la adiccion y la miseria social", dijo Costello.
Apunto que la prostitucion y la pornografia, que son legales en Victoria, son toleradas por el gobierno estatal pero al menos no se las fomenta. Costello indico que hay cuestiones sobre las cuales figuras influyentes desearian que Kennett "cierre la boca".
Kenneth declaro que los lideres ecleciasticos y cualquier otra personalidad pueden discutir todo lo que quieran. "Tenemos la responsabilidad sacar a este estado del abatimiento que lo afectaba. Creo que hemos hecho un buen trabajo", aseguro.
"El gobierno ha hecho una magnifica tarea de volver a sumirnos en la oscuridad. Al colocar a los casinos y el juego en el centro de su vision, esta aportando beneficios al estado a costa de la miseria social", sentencio Costello.
John Dalzier, un oficial del Ejercito de Salvacion a cargo de la asistencia social, esta de acuerdo. Afirmo que una "enorme cantidad" de sus asistidos esta afectada por la "fiebre del juego".
Criticos de la infiltracion de la iglesia en la politica senalaron que muchas instituciones religiosas realizan sesiones semanales de bingo o loteria para obtener fondos. Dignatarioe eclesiaticos, no obstante, adujeron que se trata de una actividad de juego "responsable y controlada".
Costello aseguro que el juego sumerge a algunas personas "en un vortice de adiccion" que, a su juicio, no se habria producido si el gobierno hubiera refrenado su promocion verbal de los casinos.
Ken Carnie, el vocero del Crown, afirmo que no se podia responsabilizar al casino de la existencia de adictos y jugadores compulsivos, porque en cualquier comunidad, de todas maneras, siempre se producen excesos.
"En toda comunidad hay gente que bebe mucho alcohol, come demasiado y tiene otras formas obsesivas de conducta. El juego parece ser una compulsion para el 0,9 por ciento de la poblacion en casi todas las comunidades. Si el casino no esta presente, se manifiesta de otra manera, ya sea con carreras de caballos, bingo o loteria", explico.
Las principales iglesias de Victoria, catolica y protestante, coinciden con la malignidad de la adiccion al juego. Afirmaron que el patrocinio gubernamental a la industria de los casinos crea problemas a los pobres porque, naturalmente, "desean convertirse en millonarios de la noche a la manana".
Kennett ha atacado reiteradamente a la iglesia respecto a la cuestion del juego. En abril la llamo "gente de ayer" y ha calificado a Costello de "anti-todo". El mes pasado acuso a los lideres eclesiaticos de "estar mas pendientes de las mesas de juego que de sus feligreses".
Las iglesias se han convertido en la oposicion "de facto" de Victoria, al menos en la cuestion del juego. El Partido Laborista ha sido incapaz de frenar la situacion y, por el contrario, fue uno de los que introdujo las leyes para los casinos desde el gobierno.
Mientras arrecia la batalla respecto al juego, los lideres eclesiaticos imploran la guia divina. Durante una reciente demostracion de un grupo intereclesiatico frente al Crown, el arzobispo anglicano de Melbourne, Keith Rayner, pronuncio una plegaria pidiendo a Dios que derramara "lagrimas de compasion por Melbourne y Victoria". (FIN/IPS/tra-en/ks/lnh/ego/ip).
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