El hambre causada por una combinación de seis flagelos coloca en grave riesgo la situación de millones de refugiados en África, advirtió este jueves 9 una declaración de las autoridades del Programa Mundial de Alimentos (PMA) y de la Agencia de las Naciones Unidas para los Refugiados (Acnur).
La falta de fondos, los conflictos armados, los desastres naturales, las interrupciones en las cadenas de suministro, la pérdida de ingresos y el aumento en los precios de los alimentos son los fantasmas que amenazan con dejar a millones de refugiados sin comida, según dijeron los responsables de las agencias de Naciones Unidas.
En África está más de la cuarta parte de los 30 millones de refugiados que hay en el mundo, a los que se suman millones de desplazados dentro de fronteras nacionales, principalmente por conflictos civiles, y en total unos 18 millones de personas están bajo el paraguas de Acnur en el continente.
Filippo Grandi, máxima autoridad de Acnur, dijo que “son millones los que dependen de ayuda regular para satisfacer sus necesidades alimentarias, y la mitad son niños que pueden desarrollar dificultades de por vida” con la carencia de alimentos.
Por ejemplo, en Etiopía 62 por ciento delos niños en campamentos de refugiados experimentan niveles críticos de anemia, dijo el responsable.
Los refugiados “viven en condiciones de hacinamiento, luchan por satisfacer sus necesidades básicas y, a menudo, no tienen más opción que depender de la asistencia externa para su supervivencia. Ahora más que nunca necesitan apoyo para salvar sus vidas”, dijo el director del PMA, David Beasley.
Las poblaciones de refugiados que anteriormente podían alimentarse y valerse por sí mismas, incluidas muchas que viven en zonas urbanas y trabajan en la economía informal, han perdido su única fuente de ingresos debido a los cierres y otras medidas de prevención ante la pandemia covid-19, expuso Beasley.
En el Sahel, la franja de estepas que separa el Sahara de la zona de bosques y donde hay 1,2 millones de refugiados, el cierre de fronteras limita aún más la capacidad de transportar productos, sumándose a los conflictos armados, inseguridad y sequías agravadas por el impacto del cambio climático.
El PMA ha debido recortar, principalmente por falta de fondos, entre 30 y 50 por ciento de los alimentos que suministra en África oriental a refugiados de la República Democrática del Congo, en Camerún a los de la República Centroafricana y en Nigeria a los que huyen de la violencia en la región del lago Chad.
En Sudán del Sur las lluvias han inutilizados carreteras y el acceso a refugiados y otras poblaciones vulnerables por vía aérea es sumamente costoso, y la falta de medidas estandarizadas para controlar la covid causa retrasos en la movilización con provisiones en África oriental.
El precio de los alimentos también impacta. En los campamentos de refugiados de Ruanda subieron 27 por ciento este año y son 40 por ciento más caros que en 2018, y en Congo treparon más de 15 por ciento en pocos meses de pandemia.
La falta de recursos es el mayor obstáculo que enfrentan las agencias de la ONU. El PMA prevé destinar a operaciones en África 694 de los 1200 millones de dólares que solicitó para atender este año a unos 10 millones de refugiados en el mundo.
Acnur, sumado al PMA en la solicitud de fondos a naciones y entidades donantes, dijo que de los 745 millones de dólares que solicita para sus planes de salvar vidas, al menos 227 millones serán para África.
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