El mundo tuvo un número inesperado de personas en crisis humanitaria este año, que sobrepasó las previsiones de las Naciones Unidas, y el cambio climático fue el factor que elevó las necesidades en la materia “a niveles sin precedentes”, según un nuevo informe que subraya que en 2020 la situación será aún peor.
Las observaciones aparecen en el Panorama Mundial Humanitario para 2020, publicado el 4 de este mes por la Oficina de las Naciones Unidas para la Coordinación de Asuntos Humanitarios (OCHA, en inglés).
El Panorama indica que para noviembre pasado, había en el mundo 166,5 millones de personas que requerían asistencia humanitaria, pero solo se debió limitar la atención a 117,4 millones por falta de recursos.
El informe destaca que los impactos de la crisis climática, la «propagación inesperada de enfermedades infecciosas» y los conflictos regionales fueron las razones principales que situaron a millones de personas a requerir apoyo en sus necesidades humanitarias y que su cifra alcanzó un nivel récord.
«Las crisis climáticas, la propagación inesperada de enfermedades infecciosas y el impacto de conflictos prolongados y a menudo intensificados se han combinado para impulsar las necesidades a niveles sin precedentes este año», dijo a IPS la jefa de asuntos institucionales de OCHA, Zoe Paxton.
«La situación geopolítica actual lleva a que los conflictos se estén volviendo más prolongados e intensos. Los combatientes muestran un creciente desprecio por el derecho internacional humanitario», recalcó.
La funcionaria detalló que los atrapados en situaciones de conflicto soportan una combinación de problemas: desplazamiento, hambre, trauma psicosocial y pérdida de sus medios de vida, de instalaciones educativas y de servicios de salud.
«Eso se suma al impacto directo de los combates, los bombardeos y otras formas de violencia que afectan su seguridad física», dijo.
Otro de los temas cruciales en el incremento de personas que requieren asistencia humanitaria es el de los crecientes impactos del cambio climático, con sequías, inundaciones, ciclones y otros eventos climáticos cada vez más intensos y frecuentes.
Son situaciones, puntualizó Paxton, que afectan desproporcionadamente a las poblaciones pobres y vulnerables, lo que profundiza su precariedad.
«Once de los 20 países más vulnerables al cambio climático han pedido ayuda humanitaria en cada uno de los últimos siete años», recordó en el diálogo con IPS. «Necesitamos mejorar en priorizar la adaptación al cambio climático como parte de la respuesta humanitaria», reconoció.
La especialista de OCHA agregó que otros factores que contribuyen a las preocupaciones climáticas son el lento crecimiento económico y las deudas de los países.
En 2019, explico, casi 60 millones de personas que necesitaban asistencia humanitaria provenían de 12 de los 33 países «en riesgo de sobreendeudamiento”.
Otro de los problemas acuciantes que apareció en el Panorama de OCHA fue el de la salud mental de las personas necesitadas de asistencia humanitaria. Nada menos que una de cada cinco personas en áreas en conflicto tienen alguna condición de salud mental que debería ser tratada.
Los «conflictos altamente violentos» pasaron a 41 este año en el mundo, frente a los 36 de 2018. Eso provocó un incremento de personas con preocupaciones humanitarias, tales como la pérdida de medios de vida, la violencia sexual o el hambre, además de la salud mental.
Según un informe de la Organización Mundial de la Salud de junio, de las personas que han vivido en conflicto durante los últimos 10 años, se espera que al menos 11 por ciento tengan afecciones mentales moderadas o graves.
El Panorama subraya que los problemas mentales son difíciles de medir, más cuando en algunas regiones se sigue sin reportar o documentar datos en la materia.
Por ejemplo, en Afganistán, el informe señala que «se estima que al menos 11 por ciento de la población tiene una discapacidad física, mientras que un número desconocido de personas padecen problemas de salud mental como resultado de su exposición constante al conflicto».
Mientras tanto, es probable que la población infantil sea la más afectada.
El Panorama estima que 24 millones de niños y niñas que actualmente viven en algún tipo de conflicto experimentarán alguna variación de una condición de salud mental que requeriría apoyo. También se precisa que hay muchos desafíos para abordar esta necesidad.
«Aunque hay un enfoque creciente en el tema de la salud mental, la gran mayoría de los sobrevivientes no tienen acceso a la atención», dijo a IPS Mark van Ommeren, autor de un análisis de trastornos mentales en situaciones de conflicto.
Actualmente, puntualizó, «el hecho de que el apoyo esté disponible o no depende a menudo del interés de las personas (que operan) dentro de las agencias donantes o de las personas (que trabajan) dentro de las agencias en el terreno».
En su prólogo del Panorama, el subsecretario general de las Naciones Unidas para Asuntos Humanitarios y coordinador de Ayuda de Emergencia, Mark Lowcock, reconoció la importancia de abordar el trauma mental como un problema.
«Entendemos cada vez más la necesidad de lidiar con el trauma mental y la salud física de las personas», escribió. «Nos estamos adelantando a más crisis al tomar medidas preventivas», concluyó.
T: MF