Los promotores del oleoducto Keystone XL dicen que permitirá a los estadounidenses depender menos del petróleo importado de países hostiles.
Pero ante el menguante consumo estadounidense de crudo, es posible que el oleoducto termine simplemente permitiendo que el petróleo de las arenas alquitranadas mediterráneas de Alberta, Canadá, se pueda exportar refinado a Europa, según ambientalistas de los dos países.
Si se concreta el oleoducto, transportará el petróleo desde el norte de Canadá hasta la costa estadounidense del Golfo de México. Pero la demanda petrolera de Estados Unidos se ha reducido.
El ducto propuesto por la petrolera canadiense TransCanada también podría usarse para bombear agua desde el acuífero estadounidense de Ogallala, uno de los más grandes del mundo, a los estados del árido sudoccidente, por ejemplo a Texas, que hoy sufre la peor sequía de su historia.
Los ejecutivos petroleros señalan a menudo que oleoductos como Keystone pueden usarse fácilmente para llevar agua, dijo a Tierramérica Maude Barlow, presidenta del ambientalista Council of Canadians.
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Así, "Keystone XL plantea una doble amenaza a Ogallala", por la contaminación que podría causar una filtración del oleoducto y por la extracción de agua cuya capacidad ya está sobreestimada, declaró Barlow.
Los vertidos de oleoductos dañados no son raros. Hace apenas un año, otra empresa canadiense derramó 3,2 millones de litros de petróleo extrapesado extraído de arenas bituminosas en un río de Michigan, recordó.
Pese a enormes esfuerzos para limpiarlo, funcionarios de la Agencia de Protección Ambiental (EPA) de Estados Unidos declararon que pueden pasar años antes de que se completen las tareas en la cuenca del río Kalamazoo, porque ese crudo bituminoso es mucho más pesado que el agua y contiene más metales pesados.
Keystone 1, un oleoducto más pequeño que también es propiedad de TransCanada, empresa valuada en 40.000 millones de dólares, sufrió 12 derrames en su primer año de operaciones, según Amigos de la Tierra. El último, de unos 80.000 litros de crudo, se produjo en mayo en el norteño estado de Dakota del Norte.
Ahora TransCanada quiere invertir 7.000 millones de dólares para construir Keystone XL, que tendría una extensión de unos 2.753 kilómetros, según el Departamento de Estado (cancillería) de Estados Unidos.
El trazado parte del norte de Alberta, en Canadá, cruza la frontera y atraviesa Estados Unidos y pasa por el acuífero de Ogallala, en el central estado de Nebraska, para dirigirse a las refinerías de Oklahoma y Texas, en el sur.
El ducto transportará entre 700.000 y 800.000 barriles (de 159 litros) de petróleo crudo por día. Se estima que en las arenas alquitranadas hay unos 300.000 millones de barriles de petróleo recuperable.
La extracción es muy contaminante y requiere un uso intensivo de energía. Si se le suma el refinado posterior, es una de las actividades petrolíferas más dañinas del mundo para el ambiente, apuntan los críticos.
"En realidad, Keystone XL es para exportar a Europa diésel refinado del crudo bituminoso", dijo Brant Olson, activista de la Rainforest Action Network en San Francisco.
Aunque la demanda de petróleo está en declive en Estados Unidos, las refinerías ubicadas en la costa del Golfo, que se especializan en procesar crudo pesado, están ampliando su capacidad, dijo Olson a Tierramérica.
Valero Energy Corporation, importante empresa refinadora, ha dicho que necesita el petróleo de las arenas bituminosas porque las importaciones de crudo pesado desde Venezuela y México se están reduciendo, señaló Olson.
Según la Administración de Información de Energía de Estados Unidos, ese país tiene excedente de oleoductos, dijo Ryan Salmon, consejero de políticas energéticas en la Federación Nacional de Vida Silvestre.
Se acaban de terminar los oleoductos Keystone 1 y Alberta Clipper, y las estadísticas indican que la producción petrolera de arenas alquitranadas no alcanzará para alimentar a esos y otros ductos por otros 10 años, declaró Salmon a Tierramérica.
"Keystone XL va en línea directa a la costa del Golfo. Va a tomar el actual suministro del medio oeste para destinarlo a exportaciones de ultramar", dijo Salmon.
En una agresiva campaña mediática, TransCanada repite que Keystone ampliará la seguridad energética de Estados Unidos, evitando que "siga importando crudo inestable, a precios más altos, de Medio Oriente y Venezuela". La empresa no contestó la pregunta de Tierramérica sobre el potencial exportador del oleoducto.
Todo conduce a las exportaciones, sostuvo Olson, aunque "los estadounidenses todavía no lo sepan".
Europa es el principal mercado de diésel para su parque de automóviles y camiones que funcionan con ese combustible. Pero ante la ausencia de oleoductos que lleguen a la costa atlántica de Canadá, por ahora recibe poco y nada del crudo pesado de ese país.
Una propuesta europea de etiquetar y penalizar como "sucio" el diésel refinado de arenas bituminosas, por su alto contenido de gases de efecto invernadero, provocó en 2010 una enorme protesta del gobierno y la industria petrolera de Canadá.
Casi todas las grandes empresas petroleras del mundo tienen intereses en las arenas alquitranadas, entre ellas la británica British Petroleum, la noruega Statoil, la francesa Total y la anglo-holandesa Shell.
En Europa y en Estados Unidos se desarrolla una enorme campaña de lobby para promover esta fuente de energía con participación de altos funcionarios del gobierno canadiense, dijo Olson.
El ministro de Recursos Naturales de Canadá, Joe Oliver, visitó en julio la Casa Blanca para manifestar al gobierno de Barack Obama que Keystone XL podría aportar a Estados Unidos 30 millones de barriles de crudo al mes, casi lo mismo que se necesita para suplir el suministro suspendido por la guerra civil en Libia.
"El petróleo es un producto básico globalizado. La única manera de mejorar la seguridad energética de Estados Unidos es consumir menos energía y reducir las importaciones, vengan de donde vengan", dijo Olson.
Por su naturaleza binacional, la aprobación del proyecto en Estados Unidos requiere un permiso presidencial emitido por el Departamento de Estado y una evaluación de impacto ambiental. Se espera que el resultado de ese estudio se dé a conocer a fines de este mes
Esto también es motivo de controversia. El cliente más importante de la consultora encargada del estudio ambiental por el Departamento de Estado es TransCanada, dijo Salmon.
Además, el principal cabildero de TransCanada en Washington fue el segundo a cargo de la campaña presidencial de la actual secretaria de Estado, Hillary Rodham Clinton.
En septiembre se celebrará una segunda ronda de audiencias públicas, y se prevé que la decisión final se tomará antes de fin de año. Para calentar los motores, desde el sábado 20 se lleva a cabo una acción de desobediencia civil de dos semanas contra el gasoducto, que incluye sentadas frente a la Casa Blanca.
El Departamento de Estado está en una situación incómoda, opinó Salmon. Por un lado, trabaja con ahínco para negociar un nuevo tratado mundial que frene el cambio climático, y por otro puede terminar aprobando un oleoducto que sin dudas agravará la contaminación causante del calentamiento, advirtió.
* El autor es corresponsal de IPS. Publicado originalmente el 20 de agosto por la red latinoamericana de diarios de Tierramérica.