El filme ”Sangrador”, la historia de Macbeth recreada por Leonardo Henríquez en parajes andinos de Venezuela, inaugurará la temporada de cine nacional, cuya presencia escasea desde hace años en las pantallas.
”Sangrador”, una cinta en blanco y negro de 90 minutos de duración, ya ha recorrido los festivales de Tokio, de Venecia y Trieste, en Italia, de Chicago, Los Angeles, Nueva York y Providence, en Estados Unidos, de Mar del Plata, en Argentina, y de Calcuta, en India.
Esta versión cinematográfica de la obra teatral del británico William Shakespeare (1564-1616) es la tercera película de Henríquez, quien en 1990 filmó ”Tierna es la noche” y en 1996 ”Tokio-Paraguaipoa”.
El nuevo trabajo de Henríquez fue realizado en la cordillera de los Andes, en el sudoeste de Venezuela, con la presencia mayoritaria de actores del grupo teatral Rajatabla, la compañía más shakespeariana de Venezuela.
En ”Sangrador”, la historia de Macbeth es presentada como las andanzas a comienzos del siglo XX del jefe de un grupo de bandidos, Maximiliano, protagonizado por Daniel Alvarado, y su compañera Mileidi, encarnada por la actriz Karina Gómez.
El guión corresponde al propio Henríquez, la fotografía y cámara a Cesary Jaworski, la dirección de arte a Diego Rísquez y la dirección de sonido a Stefano Gramito.
”Aunque una de las premisas para la realización de esta película era identificar los aspectos estéticos de Macbeth, también estaban los de rescatar, reivindicar y aprender de su dramaturgia perfecta y encarar el reto de traducirla al espacio y tiempos andinos”, dijo Henríquez a IPS.
También quiso ”ver hasta qué punto un dramaturgo tan ajeno, tan enclavado en su época, puede rebasar la frontera del idioma y las complejidades históricas”.
Henríquez sostuvo, además, que la historia de Macbeth tiene una perfecta adaptación al contexto latinoamericano. ”Creo que este loco desesperado, este loco que comete torpezas por el poder, va a conmover a más de uno”, auguró.
Este cineasta inaugura con ”Sangrador” una trilogía que seguirá con ”El infierno perfecto”, del francés Voltaire (1694-1778), y ”El país de los ciegos”, del británico H.G. Wells (1866-1946), bajo la premisa de que ”el cine latinoamericano, y sobre todo el venezolano, sufrió una sobredosis de realidad”, en las últimas tres décadas.
El estreno de ”Sangrador”, postergado varias veces desde el año pasado, sigue al de apenas otros dos filmes venezolanos en 2002, que fueron ”Borrón y cuenta nueva”, de Henrique Lazo, y ”La pluma del arcángel”, de Luis Manzo.
”Una casa con vista al mar”, de Alberto Arvelo, es la cuarta película en danza, pero aún no se ha proyectado en Venezuela pese a que fue presentada en varios festivales internacionales de cine.
La escasez de estrenos venezolanos se debe fundamentalmente a la falta de financiamiento, pues prácticamente todos los filmes que se ruedan en el país requieren de apoyo estatal y es una excepción que consigan fondos suficientes de otras fuentes, explicó a IPS el crítico Simón Villamizar.
En Venezuela, cuando el Estado contaba con importantes recursos producto del ”boom” petrolero de los años 70 y parte de los 80, se rodaban entre 10 y 15 largometrajes por año. Pero el mercado cinematográfico local es muy reducido y prácticamente ninguna película repone por taquilla sus costos de producción.
”El problema del cine venezolano siempre ha sido la calidad del sonido. Por eso, los directores quieren enviar las películas al exterior para que se les haga el sonido, pero eso cuesta mucho dinero y cuando se llega a esa etapa ya se han agotado los fondos del Centro Nacional de Cinematografía”, apuntó Villamizar.
”El único director que no ha usado nunca financiamiento estatal es Luis Alberto Lamata (”Jericó” y ”Desnudo con naranjas”)”, comentó.
”Lamata está ahora en Perú produciendo telenovelas para juntar el dinero de un nuevo largometraje, del cual ya está listo el guión”, informó Villamizar, para opinar después que ”el cine venezolano no es una industria, es una artesanía”.
Parte del atractivo de ”Sangrador” se debe a su locación, en el estado de Mérida, a unos 600 kilómetros al sudoeste de Caracas, que desde hace años sirve de escenario para el cine venezolano con su escuela fundada en 1968.
En Mérida se rodaron también los dos estrenos del año pasado, y los filmes ”Una vida y dos mandados”, de Alberto Arvelo, y ”Oriana”, de Fina Torres.
Macbeth no sólo es un clásico del teatro sino también del cine, donde se han producido versiones de destacados directores como el estadounidense Orson Welles, el japonés Akira Kurosawa y el polaco Roman Polanski.