El acceso a agua potable en la capital cubana aumentó mucho en los últimos tres años, debido a inversiones españolas que permitieron superar problemas críticos de desabastecimiento.
En la actualidad, más de 94 por ciento de los 11,2 millones de habitantes del país disponen de agua potable, aunque la proporción de la población que recibe ese servicio mediante conexión con las redes de abastecimiento es sólo de 73 por ciento, según datos oficiales.
La situación en La Habana, habitada por 2,2 millones de personas, era grave hasta 2000, con carencia absoluta de agua en algunas zonas y abastecimiento inestable en otras, debido a severas deficiencias de la red de suministro.
Por mi barrio era terrible, había que juntar agua para varios días, porque nunca se sabía cuando habría de nuevo, dijo a IPS Mercedes Morales, de 35 años, trabajadora en su hogar y residente en La Lisa, la parte oeste de la capital.
Para Morales y sus vecinos, esa crisis ya es historia. La Lisa fue el primero de los ocho municipios habaneros beneficiados por un vasto proyecto de reparación y modernización de la red de suministro de agua potable que emprendió en 2000 la empresa cubano-española Aguas de La Habana.
El gobierno cubano sostiene que el capital externo es sólo un complemento para el desarrollo del país, pero es evidente para muchos que varios servicios mejoraron a partir de su asociación con firmas de otros países.
Esas asociaciones determinaron que aumentara el número de familias que cocinan con gas en vez de queroseno en la capital y en Santiago de Cuba, unos 900 kilómetros al este de La Habana, y también la cantidad de teléfonos en hogares.
La inversión extranjera en la isla no conlleva transferencias de propiedad. La infraestructura de Aguas de La Habana aún es pública y esa empresa fue autorizada a usarla en aras de optimizar el abastecimiento.
La firma tiene a su cargo la gestión de los servicios de acueductos, alcantarillado, saneamiento y drenaje pluvial en una zona de la ciudad que abarca, además de La Lisa, los municipios de Playa, Marianao, Habana Vieja, Centro Habana, Cerro, 10 de Octubre y Plaza.
El estatal Instituto Cubano de Recursos Hidráulicos, organismo encargado del sector, creó otras empresas para atender al resto de la capital, al parecer con la idea de que en el futuro su gestión también quede a cargo de Aguas de La Habana.
Según especialistas, el problema fundamental de la capital no radicaba en la falta de agua, sino en el pésimo estado de la red de distribución, que causaba la pérdida de la mitad del líquido bombeado cada día a la ciudad. Muchas familias debían esperar la llegada de camiones cisternas, llamados pipas, para abastecerse de agua.
Mi prima tenía que hacer tremendas colas (filas), pero ya no, porque pusieron tuberías nuevitas en su casa, explicó Morales. Las obras realizadas por la empresa mixta incluyeron la instalación de unos 400 kilómetros de tuberías de diverso diámetro y la rehabilitación del Acueducto de Albear, que data de mediados del siglo XIX.
Ese centenario canal de 9,6 kilómetros de longitud aporta de 10 a 12 por ciento del agua consumida en la capital, y su remozamiento hizo innecesario cerca de 40 por ciento de los viajes de camiones cisterna que se realizaban para llevar el líquido a la Habana Vieja, la zona más antigua de la ciudad.
El abastecimiento ha mejorado muchísimo. A mi casa entraba el agua por cuentagotas, pero ahora tenemos suficiente y prácticamente todo el día, relató María Josefina Recio, operadora de turismo residente en esa zona.
En 2000, eran más de 90.000 los habaneros que recibían el agua en pipas, y a fines del año pasado habían disminuido a poco más de 24.000, según fuentes gubernamentales.
Ese modo de distribución implicaba gastos adicionales de combustible, que descendieron de 480.000 dólares anuales en 2000 a 177.000 dólares en 2002.
A la vez, luego de más de tres décadas de absoluta gratuidad en el suministro de agua potable, en 1997 los hogares comenzaron a pagar un peso por persona al mes, y esa tarifa se mantiene seis años después para la gran mayoría.
El salario medio llegó este año a 262 pesos por mes, y un dólar equivale a un peso al cambio oficial, pero vale 26 pesos en las casas de cambio estatales.
Está previsto que la paulatina instalación de contadores permita rebajar el costo para quienes consuman menos de 3.000 litros por persona al mes, y gravar el alto consumo con una tarifa más alta.
Las autoridades prevén emplear este año un préstamo de la Organización de Países Exportadores de Petróleo para el saneamiento de la cuenca Almendares-Vento, de la cual se extrae más de 40 por ciento del agua que abastece a La Habana.
Esa obra de descontaminación beneficiaría también a 260.000 personas que residen en sectores aledaños a ese afluente capitalino.
Un programa estatal de inversiones para ampliar el abastecimiento en el resto del país permitió hasta el momento la construcción de 3.220 acueductos rurales, de los cuales se benefician más de 1.800.000 personas.
Según la Organización de Naciones Unidas, más de 1.200 millones de habitantes del planeta carecen de acceso a agua potable y 2.400 millones no disponen de adecuados servicios de saneamiento.
Expertos internacionales opinan que la privatización de servicios de suministro de agua conlleva varios riesgos, entre ellos la disminución del acceso para los sectores con menores recursos, debido al aumento de tarifas.