El Centro de Estudios Latinoamericanos Rómulo Gallegos (Celarg), de Venezuela, que en el pasado fue punto de referencia para estudiosos y escritores, pretende reanudar su vuelo de proyección regional.
Rigoberto Lanz, quien asumió la presidencia del instituto a mediados de 2000, fue tajante en su evaluación. «Encontramos un cascarón vacío (…) y todo estaba reducido a una supervivencia: pagarle al personal y cancelar las facturas de electricidad», dijo.
El Celarg, que posee un edificio en el este de Caracas, organiza el reconocido concurso latinoamericano de novelas «Rómulo Gallegos», entre cuyos ganadores destacan figuras como Gabriel García Márquez, Mario Vargas Llosa y Carlos Fuentes.
«Queremos convertirnos de verdad en un lugar de referencia para América Latina, como lo es el premio Rómulo Gallegos», aseguró Lanz, quien el 15 de marzo entregó al presidente Hugo Chávez y al viceministro de Cultura, Manuel Espinoza, el plan de reformulación del centro.
Universitarios consultados por IPS recordaron que el Celarg, en sus buenos tiempos, en la década del 70 y parte del 80, era un punto de referencia regional, con un calificado plantel de investigadores a tiempo completo, una cuidada producción editorial y diversas actividades formativas en el área cultural.
Pero, con la crisis que soporta el país desde entonces, que se agravó en los años 90, el centro también vivió un periodo gris, en el cual sus salas se alquilaban para las actividades más variadas y prácticamente desapareció la producción intelectual propia.
El presidente del instituto admitió que al asumir encontró «una organización muy deprimida, que había perdido su rumbo, condenada un poco a sobrevivir con el alquiler de salas y la presentación de espectáculos».
«Los investigadores que tenemos están mal pagados, la formación está radicalmente abandonada, las publicaciones tienen un diagnóstico patético», recalcó.
Lanz, de hablar vehemente, antes de llegar al Celarg ocupó la dirección del Centro de Estudios Postdoctorales de la Universidad Central de Venezuela (UCV).
Analistas comentaron que la renovación del Celarg debe entenderse dentro de la «revolución cultural bolivariana», lanzada por Chávez en enero pasado y que incluyó la remoción de directivos en casi una veintena de museos e institutos culturales del país.
La llegada de Lanz a la presidencia del centro fue anterior al sorpresivo anuncio de Chávez, hecho en su programa radial «Aló, presidente». Sin embargo, el plan de relanzamiento se inscribe en la nueva política gubernamental para la cultura.
Según Lanz, el plan de «refundación» del Celarg «fue el producto de seis meses de trabajo», en los cuales «fue necesario que repensáramos la fisonomía interna en función de los 14 artículos contenidos en el decreto (gubernamental) de reestructuración».
Indicó además que, aparte del dinero que recibe del Estado, el cual hasta ahora ha sido su única fuente de financiamiento, se ha trazado un plan para buscar fuentes alternativas en organismos multilaterales, como la Corporación Andina de Fomento y el Banco Mundial.
Al definir el Celarg, Lanz aseguró que la palabra «latinoamericano», que forma parte del nombre, «no puede ser de adorno (…). Vamos a ser serios, responsables y consecuentes con eso».
«Queremos que sea un centro de estudios y no un centro de festejos. El Celarg es una institución de estudios culturales, en el que lo literario tiene una gran importancia, pero también lo político. Queremos recuperar la calidad de la producción», precisó.
Entre las líneas de trabajo específicas que comienzan a desarrollarse se plantea la promoción de la enseñanza sobre América Latina en las escuelas venezolanas.
Las autoridades informaron que se organizarán jornadas culturales en Caracas, en el marco de la entrega en julio del premio Rómulo Gallegos.
También se ha programado para 2001 la convocatoria a la Cumbre Mundial del Pensamiento, para la cual se invitarán, entre otros, al estadounidense Noam Chomsky y el italiano Umberto Eco.
Igualmente se comenzará a elaborar un diagnóstico «para determinar qué se está estudiando, en todo el mundo, sobre América Latina», explicó.
Para Lanz, el Celarg, que apuesta a retomar su vuelo latinoamericano, es «un centro de investigación, un lugar de animación cultural y de debate público». (FIN/IPS/ac/dm/cr/01