América Latina habría estado protegida de las turbulencias financieras de los últimos 30 años si hubiera adoptado el dólar como moneda única, según Ricardo Hausmann, ex economista del Banco Interamericano de Desarrollo.
Hausmann citó a Ecuador como un caso exitoso de dolarización en la región. Su ejemplo motivó un cambio de actitud entre los críticos de la dolarización, entre ellos altos funcionarios del Banco Mundial, que reconocieron el mecanismo como una solución viable para los problemas monetarios latinoamericanos, dijo.
El 9 de septiembre, Ecuador reemplazó oficialmente su moneda, el sucre, por el dólar, tras una transición de seis meses al cabo del cual esa nación de 12,6 millones de habitantes se vio convertida en el mayor país independiente que adopta la divisa estadounidense.
El sucre perdió dos tercios de su valor y la economía se contrajo 7,5 por ciento en el peor momento de la crisis económica ecuatoriana de 1999, consecuencia de la crisis internacional y agravada por la caída de los precios petroleros en 1998 y la devaluación en Brasil un año despues.
En los últimos 30 años, América Latina ha estado sacudida por la inestabilidad financiera, atribuida en parte a sistemas monetarios considerados tambaleantes y generadores de inflación.
Las crisis han provocado periódicos y severos desajustes, como los sufridos por todos los países de la región tras el colapso del peso mexicano a fines de 1994.
La dolarización es considerada por muchos economistas y políticos un medio para estabilizar los mercados financieros latinoamericanos.
Poco después de la devaluación brasileña de enero de 1999, el entonces presidente argentino Carlos Saúl Menem anunció que su gobierno consideraba la dolarización. La adopción de la moneda estadounidense se convirtió en ese momento en tema recurrente de discusión en la región.
Muchas encuestas muestran una decidida preferencia de los latinoamericanos por una divisa fuerte como el dólar, sostuvo Hausmann este mes en una alocución pronunciada en el Congreso legislativo de Estados Unidos.
Sin embargo, la dolarización se presenta como un objetivo de difícil aceptación. Los gobiernos nacionales pierden el control sobre la política cambiaria y también sobre la política monetaria, pues las tasas de interés son determinadas fuera de los países, en la Reserva Federal estadounidense.
Adoptar el dólar por encima de las monedas nacionales también suscita cuestiones de soberanía.
Pero en muchos países latinoamericanos se cree que la dolarización arreglará todos los problemas que pesan sobre sus dañadas economías, advirtieron economistas.
«En la teoría, la dolarización parece una idea decente, pero en la práctica tratamos con economías que ya están desequilibradas», alertó Colin Bradford, profesor de la American University.
Para reforzar la estabilidad, 11 de los 15 países de la Unión Europea adoptaron una divisa, el euro, por encima de las fronteras nacionales. No obstante, los problemas de nacionalismo aún están latentes y el mes pasado la ciudadanía de Dinamarca votó contra la moneda única en un referendum.
Los partidarios de la dolarización arguyen que el mundo debe desplazarse a una situación en que algunas divisas fuertes sirvan a regiones enteras. El euro, el yen japonés y el dólar encabezan la lista.
En algunos países, el temor a una devaluación de la moneda nacional determinó el voto de los ciudadanos, pues la mayoría del crédito de las familias se fijan en dólares, incluso sin aval gubernamental. Sesenta por ciento de los dólares circulan fuera de Estados Unidos, según cálculos extraoficiales.
El debate sobre la dolarización resurge en coincidencia con una oleada de repudio a la globalización, con protestas por la conferencia ministerial de la Organización Mundial de Comercio en 1999 en Seatle, Estados Unidos, o por la reunión semestral del Banco Mundial y el Fondo Monetario Internacional en Praga el mes pasado.
La senadora estadounidense Connie Mack, del Partido Republicano de Florida, impulsa una Ley de Estabilidad Monetaria Internacional que permitiría al Tesoro certificar que determinados países dolarizados son aptos para recibir beneficios monetarios desde Washington.
Eso haría aun más atractiva la adopción de la moneda estadounidense. Funcionarios ecuatorianos señalaron que la confianza en que esa ley sería aprobada influenció a favor de la adopción del dólar.
Sin embargo, la presión de fondo está asociada con la promoción del comercio estadounidense, según Mack, quien afirmó que la dolarización abriría el mercado latinoamericano, de 500 millones de personas, a bienes y servicios estadounidenses y, si el dólar tambien es adoptado en Canadá, 31 millones adicionales.
No obstante, el Tesoro estadounidense manifestó en julio su oposición al proyecto, pues podría presentar complejas cuestiones políticas, económicas, de política exterior y presupuestarias que todavía requieren un exhaustivo debate.
Los partidarios de la dolarización tambien señalaron a Panamá como un ejemplo exitoso. Ese país, que se dolarizó luego de su creación en 1903, jamás tuvo una inflación seria.
Por otra parte, la inestabilidad monetaria amenaza incluso a economías bien administradas y con buena disciplina fiscal, como Chile, cuyas divisas tienden por lo general a desvalorizarse frente a las más fuertes.
El economista mexicano León Bendesky dijo que muchos expertos ponen el carro delante del caballo al responder con una solución monetarista a los problemas de productividad de América Latina.
Muchos países latinoamericanos persiguen ahora un modelo económico alentado por el Banco Mundial y que pone énfasis en la promoción de exportaciones no tradicionales, que requieren tasas de cambio competitivas.
Cuando los costos domésticos son muy altos, esos países responden con devaluación, una medida que suscitó una oleada de exportaciones mexicanas despues de diciembre de 1994.
Sin embargo, cuando se dolaricen, los gobiernos locales perderán esa herramienta, útil en épocas de crisis porque absorbe las sacudidas.
Victor Bulmer-Thomas, del Instituto de Estudios Latinoamericanos en la Universidad de Londres, dijo que «en una economía dolarizada, el capital volátil puede quedar especialmente afectado por la inestabilidad o las sacudidas externas si las autoridades no pueden protegerlo».
Sin embargo, Menem pronosticó en junio, ya fuera del gobierno, que para 2005 podría haber una moneda latinoamericana única. El ex presidente argentino se refería, claro, al dólar. (FIN/IPS/trad- eng/gm/da/ego/mj/if/00