Los niños de la calle en Brasil, aunque excluidos de la sociedad de consumo, están plenamente integrados a su ideología, lo que hace más difícil reintegrarlos a sus familias, un ámbito de pobreza.
Esa es una de las conclusiones de un estudio hecho por el no gubernamental Centro Interuniversitario de Estudios de América Latina, Africa y Asia (CIELA) en la región metropolitana de Recife, concentración de 3,1 millones de habitantes en el noreste de Brasil.
En la investigación de este año, los niños y adolescentes manifestaron principalmente el deseo de poseer zapatos y ropa de marcas famosas, como justificación para permanecer en las calles, que es donde pueden obtenerlos.
Antes, esos jóvenes explicaban la vida callejera como forma de ganar dinero y ayudar a la familia, complementando los ingresos insuficientes de los padres, recordó Almeri Bezerra de Mello, coordinador-presidente del CIELA, que hizo estudios similares en 1991 y 1993.
La violencia y conflictos familiares, la pobreza, las drogas y la "libertad de las calles" siguen siendo los motivos del abandono del hogar, en general por invitación de hermanos mayores o amigos, según la encuesta hecha en grupos de edades variadas.
Pero el "sueño de volver a la casa" perdió fuerza. El nuevo objeto de deseo dominante es el calzado deportivo de marcas como Nike y Reebok, y otros productos de marcas internacionales y domésticas, difundidos por intensa publicidad en televisión, dijo Bezerra de Mello.
Esta tendencia fue observada también en Río de Janeiro por Cesar Marques, coordinador del proyecto "Si esa calle fuese mía", que ofrece a los niños y adolescentes callejeros cursos de circo, teatro, danza y capacitación profesional.
El deseo de poseer productos de moda es más fuerte entre los niños que viven en las calles de la zona sur, que conviven más directamente con los patrones de consumo de los sectores sociales medios y altos de la ciudad, observó Marques.
Esto rige también para las drogas. En el sur, que concentra los centros comerciales y tiendas de lujo, se busca la cocaína, mientras los niños y adolescentes del centro y norte, zonas más pobres, se satisfacen con marihuana y cemento de zapatero, añadió.
Es tan fuerte el anhelo que muchos de los que logran un empleo tratan de comprar un calzado deportivo Nike o de otra marca con su primer salario, a veces insuficiente, comentó Marques.
Robson, un niño de 11 años, siempre se las arregla para ser acogido en el Centro Ayrton Senna de Asistencia Integral, frustrando los intentos de esa institución municipal de Río de Janeiro de reintegrarlo a la familia.
"Es que aquí hay televisor a color, que no tenemos en mi casa", explicó el niño a las asistentes sociales.
Otra conclusión del estudio de CIELA confirma que el problema de los niños de la calle es mucho menor, en términos cuantitativos, que la percepción de la sociedad.
Un sondeo hecho en abril comprobó que en Recife, una ciudad de 1,3 millones de habitanes, había 460 niños "en situación de calle" durante el día y 172 en la noche. Muy lejos de los dos a cuatro miles que se solía estimar.
La cantidad de niños y adolescentes que efectivamente duermen en las calles disminuyó respecto de 1993 -la investigación del CIELA de ese año registró 219-, y se encuentra cercana a los de 1991.
Muchos estimaban en millones los menores de 18 años que dormían en las calles de Brasil, hasta que en 1986 el no gubernamental Instituto Brasileño de Análisis Socioeconómicas detectó poco más de 700 en Río de Janeiro.
Este año, el estudio del CIELA extendió el concepto a los menores que se encuentran en las calles durante el día, "provocando trastornos e inseguridad a la población", como pretendía el gobernador del estado de Pernambuco, Jarbas Vasconcelos.
Esto incluyó a niños que fueron descubiertos consumiendo drogas, "imponiendo" servicios, como limpiar o cuidar automóviles, pidiendo limosna o simplemente deambulando. Estos últimos y los que "imponen" pequeños trabajos constituyen la mayoría, dos tercios del total.
En las otras 13 ciudades de la región metropolitana de Recife, que suman 1,8 millones de habitantes, se detectaron 724 niños "en situación de calle", pero sólo 35 en la noche.
Los datos permiten concluir que el fenómeno de niños viviendo efectivamente en la calle, incluso durmiendo, se limita a las grandes ciudades, como Recife, Río de Janeiro, Sao Paulo y otras capitales estaduales, destacó Bezerra de Mello.
Además, la comparación entre los estudios de 1993 y 1998 indican que aumentó la cantidad de niñas "en situación de calle", acotó el responsable del CIELA. (FIN/IPS/mo/ag/hd/99