Los éxitos económicos, que convirtieron a Chile en el "jaguar latinoamericano", contrastan con la actuación del país en los Juegos Olímpicos de Atlanta, calificada hoy por la prensa local como "un rotundo fracaso".
Decepción, mordaces críticas, acusaciones, eternos llamados a rectificar rumbos, también eternas justificaciones y más de alguna nota de humor aparecen en el balance chileno de los juegos finalizados este domingo en los Estados Unidos.
En los 100 años del olimpismo Chile muestra una modesta cosecha de ocho medallas, seis de plata y dos de bronce, y si bien no se pretendía cambiar la historia con los 22 competidores que viajaron a Atlanta se aspiraba por lo menos a una honrosa participación.
Finalizados los juegos, los resultados indican que ninguno de los mejores atletas rindió lo esperado y aportan como lo más rescatable las actuaciones de dos jóvenes, un nadador y un pesista, que fueron a Estados Unidos a romper los "récords"…nacionales.
Nicolás Rajcevic, un nadador de 17 años, quien compitió en los 100 y 200 metros espalda, Cristián Escalante, un fornido levantador de pesas de 19 años, y el velerista Felipe Echeñique son los únicos que cumplieron en Atlanta, según la prensa especializada.
Otros atletas, de buen desempeño en los últimos Juegos Panamericanos, quedaron eliminados en sus primeras presentaciones o registraron marcas muy inferiores a sus rendimientos habituales.
El esgrimista Paris Inostroza fue el primer chileno eliminado, seguido por el boxeador Ricardo Araneda, en quien estaban depositadas las esperanzas de una presea de bronce.
La pareja de tenis femenino cayó en su debut, al igual que los representantes de tenis de mesa en mujeres y hombres, literalmente arrasados por los equipos de China y Suecia, respectivamente.
La historia se repitió en el ciclismo y en el tiro y las decepciones continuaron en las pruebas atléticas, donde Chile envió una delegación en que destacaban el lanzador de bala Gert Weil, el velocista Sebastián Keitel y la joven fondista Erika Olivera.
Weil no pasó la primera ronda eliminatoria, con una marca muy inferior a las habituales, y Keitel, a quien los entusiastas periodistas chilenos llamaron hace dos meses "el blanco más rápido del mundo", tampocó clasificó en los 200 metros planos.
Olivera aspiraba a estar entre las 10 primeras en el maratón femenino y alcanzó sólo el lugar número 37, y el maratonista Marcelo Barrientos, que a su vez quería llegar entre los 30 primeros, lo hizo en la ubicación número 86.
Un humorista indicó que un chileno en Atlanta saltó ocho metros, pero su registro no fue homologado, porque fue el brinco que dio de susto por la explosión de la madrugada del sábado 27 de julio en el Parque Centenario.
El diario La Tercera también hizo comentarios irónicos a propósito del "éxito conseguido" por los atletas chilenos en Atlanta".
"Fíjense que el esgrimista salió de la refriega sin que lo ensartaran, los nadadores no se ahogaron, el boxeador se libró del asunto sin mal de Parkinson, los dirigentes se divirtieron, las chiquillas se lucieron y a fin de cuentas se 'sacaron lecciones"', escribió el rotativo.
En un tono más serio, el mismo diario y los demás medios advirtieron que poco más se podía esperar en un país donde escasean los estímulos y los recursos para los atletas y no existe una política de desarrollo deportivo.
El diputado Jorge Pizarro, del oficialista Partido Demócrata Cristiano, demandó la renuncia del presidente del Comité Olímpico Chileno (COCH), Sergio Santander, y pidió investigar el uso de los fondos que el Estado otorga a ese organismo.
El boxeador Araneda afirmó que no hay ninguna política de fomento a su disciplina. "Hay dirigentes que se están disputando la mesa directiva y se pelea más en las oficinas que sobre un ring".
Otro diputado, Carlos Cantero, del opositor Partido Renovación Nacional, culpa del fracaso en Atlanta a "la pésima planificación gubernamental para el deporte", y reclamó recursos e infraestructura, así como un programa de capacitación de monitores y técnicos.
En contraste con los juicios lapidarios, Jorge Núñez, director del área técnica del COCH, afirmó que lo de Chile no fue un fracaso si se considera que en Atlanta se superaron en 17 por ciento los récord nacionales, cuando la media en los juegos olímpicos es de ocho por ciento.
Para Núñez, los equipos que realmente fracasaron fueron los de España, con 400 atletas, México, con 250, y Argentina, con 220, ya que el número de medallas que obtuvieron fue ínfimo en relación al tamaño de sus delegaciones.
El diputado Pizarro destacó que una política sistemática de formación deportiva, con el debido respaldo técnico y de infraestructura desde la enseñanza básica hasta los niveles juveniles y adultos, costaría al país 150 millones de dólares al año durante 10 años.
La cifra, a primera vista, no parece exagerada para un "jaguar" que cada año recauda ingresos por exportaciones de más de 16.000 millones de dólares y tiene un producto por habitante superior a los 5.000 dólares. (FIN/IPS/ggr/dg/sp-if/96