El mundo islámico celebró esta semana una de sus festividades más sagradas: Eid al Adha (Fiesta del Sacrificio), que incluye grandes reuniones familiares, comidas abundantes e intercambio de obsequios.
Cada vez más niños y niñas se integran al mercado laboral en Líbano, un país que se resquebraja bajo la presión del conflicto en la vecina Siria y una economía vacilante en medio de un vacío político.