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Convivir con la sequía, la enseñanza del Semiárido brasileño

Nadie murió de hambre en la peor sequía en la ecorregión del Semiárido de Brasil, vivida entre 2011 y 2018, contrastando con el pasado en que la escasez de lluvias provocaba muertes, saqueos de comercios, huidas  masivas hacia el Sur

Tocones de cocoteros que secó la última sequía en São Gonçalo, en el municipio de Sousa, en el nordeste de Brasil. En 2012, las autoridades hídricas suspendieron la irrigación, para asegurar el suministro de agua para consumo humano, ante la fuerte caída del agua embalsada, que se prolongó por cinco años más. Crédito: Mario Osava/IPS

Diversificar los cultivos ayuda a superar las sequías en Brasil

Decenas de camiones salían cada día de São Gonçalo,  llevando su producción agrícola, principalmente cocos, a los mercados de todo Brasil, incluso a las ciudades de Río de Janeiro y São Paulo, distantes más de 2.000 kilómetros.

La joven Jésica Garay, estudiante de magisterio y madre de un bebe, saca agua de lluvia de la cisterna familiar instalada al lado de su humilde vivienda, en el municipio rural de Corzuela, en la provincia de Chaco, en el norte de Argentina. Crédito: Fabiana Frayssinet/IPS

Cosechando lluvia para mitigar las sequías en noreste argentino

En una semiárida región de la provincia del Chaco, en el noreste de Argentina, los campesinos incorporaron a su cultura una técnica simple para disponer de agua durante las recurrentes sequías: “cosechan” la lluvia y la almacenan en una cisterna,