Mientras que la situación política en Brasil parece alcanzar un estado de equilibrio inestable, o más directamente, que la inestabilidad se transforma en un punto muerto, la economía sigue deteriorándose.
En enero, cuando la presidenta Dilma Rousseff inició su segundo mandato, los analistas tenían claro que la economía de Brasil estaba en malas condiciones.
La intensa competencia por la Presidencia de Brasil entre la mandataria, Dilma Rousseff, y el candidato del centroderechista Partido de la Socialdemocracia Brasileña (PSDB), Aécio Neves, se saldó el 26 de octubre con la reelección de Rousseff.
En 2013, el producto interno bruto (PIB) de Brasil creció 2,3 por ciento, 2,7 por ciento en 2012 y uno por ciento en 2011. Las perspectivas para este año no son optimistas. En tanto, la inflación se mantiene tenazmente alta,
A los líderes mundiales les llevó algún tiempo darse cuenta de que la crisis financiera iniciada tras el colapso del sector de las hipotecas de alto riesgo en Estados Unidos en 2007 no agotaría sus efectos en una simple recesión.