AMBIENTE-CUBA: PNUD al rescate de la bahía de La Habana

El Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) aspira lograr asistencia internacional para un programa de saneamiento de la bahía de la capital cubana, el ecosistema más contaminado del país.

El representante residente del PNUD en Cuba, Luis Gómez Echeverri, confirmó que negocia con países europeos y con Japón para sumarlos al esfuerzo por rescatar la rada de La Habana, que es realizado por el llamado Grupo de Trabajo Estatal.

La oficina del PNUD espera que la decisión de Bélgica de apoyar las obras de saneamiento con un aporte de casi 900.000 dólares sirva para atraer la cooperación internacional.

El aporte de Bélgica permitirá, entre otros objetivos, mejorar el sistema de recolección de residuos sólidos en el entorno de la bahía.

También facilitarán la puesta en marcha del Centro de Información y Educación Ambiental, la adquisición e instalación de equipos para el análisis atmosférico del aire y el apoyo a la captación y tratamiento de residuos en el drenaje de agua dulce.

Por su parte, Italia financia con casi 1,3 millones de dólares la construcción de una planta depuradora de contaminantes sólidos en el curso inferior del río Luyanó, responsable de arrastrar desechos industriales del nordeste capitalino hacia la bahía.

Además, fuentes de la agencia de la ONU en Cuba confirmaron que está prácticamente listo para su firma un nuevo proyecto de apoyo con el Fondo para el Medio Ambiente Mundial (FMAM), de cuyo funcionamiento son responsables el propio PNUD, el Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente y el Banco Mundial.

Ese plan conjunto, que contiene la asistencia de 3,7 millones de dólares, habilitará la construcción de otra planta depuradora, en este caso sobre el curso medio del río Luyanó.

La descontaminación de la rada habanera, que abarca un área de 5,2 kilómetros cuadrados, figuró entre los propósitos de un proyecto finalizado en 1998, para el cual el PNUD y el FMAM aportaron 2,5 millones de dólares.

La bahía de La Habana, con una profundidad media de nueve metros y un volumen de 47 millones de metros cúbicos de agua, cuenta con un canal de 1.574 metros de largo y 104 metros de ancho que permite el ingreso de los buques mercantes al principal puerto del país.

El gobierno de Fidel Castro, para unificar las tareas de saneamiento, conservación y desarrollo de esa rada, conformó en junio de 1998 el Grupo de Trabajo Estatal, que involucra a 12 entidades científicas, administrativas, técnicas y de servicio.

La entidad está facultada para aprobar las inversiones, construcciones y servicios que se realicen en la zona portuaria, velando que no dañen el ambiente.

Además, debe ejecutar las acciones necesarias para mantener el control de vertimientos de residuos y fuentes contaminantes, así como proponer formas de incentivar económicamente a empresas comprometidas con el saneamiento y cuidado de la rada.

El Grupo inició el año pasado un programa de rescate que se prolongará por 10 años, financiado en parte con los impuestos que pagan las empresas que utilizan los servicios de la bahía.

El plan, que según expertos requiere inversiones por 100 millones de dólares, prevé una etapa inicial de cinco años para eliminar desechos sólidos e hidrocarburos y disminuir de manera progresiva la materia orgánica proveniente de la ciudad y de las industrias.

Mediante este programa se pretende también aumentar el nivel de oxígeno disuelto en el agua y en los sedimentos, para reanimar en forma progresiva la flora y la fauna marina, así como la disminución de malos olores.

En la fase siguiente, de 2005 a 2009, se insistirá en la eliminación de los desechos urbanos e industriales aportados por el drenaje pluvial, el mantenimiento ambiental de la zona costera contigua a las cuencas y la rehabilitación del fondo marino.

Estudios realizados en la década del 80 señalaron que la bahía de La Habana llegó a recibir una carga promedio de 100 toneladas diarias de materia orgánica y 33 toneladas de hidrocarburo provenientes de distintas industrias.

Entre los focos más dañinos figuran la refinería Ñico López, los drenajes de los municipios capitalinos y el ingreso de barcos de carga y cruceros, junto con el arrastre de aguas sin tratamiento de tres cursos de agua, Luyanó, Martín Pérez y Arroyo Tadeo.

Especialistas alertaron que el alcantarillado de La Habana, que data de 1908 y estaba concebido para un máximo de 600.000 habitantes, constituye hoy un foco contaminante aún por resolver en una ciudad donde viven 2,2 millones de personas.

Se calcula que casi 70 por ciento de las materias orgánicas que llegan a la bahía provienen del sistema de drenaje pluvial, con muchas conexiones clandestinas de aguas albañales y de los cursos de agua que desembocan en la rada.

El trabajo de saneamiento devolvió cierta cantidad de oxígeno a las aguas de la bahía, lo cual hace posible el paulatino retorno de una vida marina que la contaminación mantuvo alejada por muchos años.

Datos oficiales indican que sólo en 2000 se extrajeron de esas aguas 1.017 metros cúbicos de combustible y 3.896 de desechos sólidos. En el primer cuatrimestre de este año el volumen retirado alcanza ya a 1.515 y 1.332 metros cúbicos, respectivamente. (FIN/IPS/pg/dm/en/01

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