SRI LANKA: La tregua no es buena para muchos tamiles

Residentes en áreas de Sri Lanka controladas por los separatistas Tigres por la Liberación de la Patria Tamil afirman que el cese del fuego entre ese grupo y el gobierno ha empeorado sus condiciones de vida.

En la oriental ciudad costera de Batticaloa, las apariencias sugieren que la situación mejoró tras dos décadas de conflicto, pero basta realizar unas pocas preguntas para reunir testimonios sobre secuestros, enrolamiento forzoso, extorsión y expropiaciones de tierras y ganado por parte de los Tigres.

”En la actualidad no hay ley ni orden. Los Tigres mandan. Antes sólo se movían con libertad en algunas áreas, pero desde el cese del fuego están por todas partes, incluso en la ciudad”, dijo a IPS un ex empleado público residente en Batticaloa.

Unas 64.000 personas han muerto desde que los Tigres comenzaron a combatir a comienzos de los años 80 con la intención declarada de crear un Estado para la etnia tamil, minoritaria en Sri Lanka pero mayoritaria en las regiones en que operan, el norte y el oriente.

Antes de la tregua, acordada para negociar desde diciembre con mediación de Noruega, los insurgentes solían dominar sobre todo áreas rurales, entre carreteras y ciudades controladas por fuerzas del gobierno.

Pero en los últimos meses los Tigres entraron a ciudades y se autoadjudicaron potestades en todos los asuntos de la población tamil, incluyendo los domésticos, a menudo con procedimientos brutales, según testimonios recogidos por IPS.

”Se espera que sometamos nuestros problemas a la consideración de los Tigres, que los resuelven en forma inmediata y arbitraria”, contó un habitante de Batticaloa.

Un hombre llegó ebrio a su casa y atacó a su esposa. Luego,”el padre de la mujer se quejó a los Tigres, que le dieron una tremenda paliza al golpeador y le advirtieron que no volviera a hacerlo”, explicó.

Algunos tamiles de Batticaloa afirman que la presencia de los Tigres en la ciudad y su forma de actuar tienen resultados positivos, pero muchos se quejan, en especial los que se han visto perjudicados por los insurgentes.

Entre ellos están los integrantes de una familia forzada a escapar cuando los Tigres reclamaron sus tierras, y agricultores cuyos tractores fueron confiscados porque no pagaron una suma de dinero exigida por los insurgentes.

A mediados de mayo, un agricultor no se sintió capaz de soportar el continuo hostigamiento y se suicidó.

Las mujeres también tienen de qué quejarse, ya que desde el 8 de marzo, Día Internacional de la Mujer, deben cumplir estrictas normas dictadas por los Tigres sobre su vestimenta en público.

Esas normas imponen a las casadas el tradicional sari, vestido confeccionado con una pieza de tela que se enrolla alrededor de todo el cuerpo, y a las solteras la holgada combinación de camisa larga y pantalones llamada shalwar kameez.

”La gente tiene terribles presentimientos sobre lo que le espera, pero no puede hacer nada”, dijo a IPS un activista por los derechos humanos que se ha dedicado en forma intensa a la defensa de los tamiles desde el comienzo del conflicto.

Los temores de la población se agravan porque una de las propuestas discutidas en las actuales negociaciones de paz implica conceder a los insurgentes el gobierno interino de las provincias septentrionales y orientales.

Los Tigres son responsables del clima de temor en la región oriental, y su hostigamiento a civiles viola en forma directa la tregua de diciembre, afirmó la organización independiente Profesores Universitarios por los Derechos Humanos, en un informe divulgado a comienzos de mayo.

”El número de secuestros y extorsiones ha aumentado” desde que se acordó el cese del fuego, según los autores del informe, titulado ”Hacia la paz totalitaria: el dilema de los derechos humanos”.

El representante oficial de los Tigres en Batticaloa, L. Thurai, negó veracidad a la mayor parte de las acusaciones contra su grupo, y en especial a las de extorsión, con el argumento de que residentes locales realizan aportes voluntarios de dinero.

”¿El gobierno interino de los Tigres será ejercido en el marco de la Constitución y las leyes de Sri Lanka, o con las normas propias que aplican los insurgentes?”, preguntó un residente en Batticaloa.

”No tenemos opción: somos esclavos”, comentó con amargura un comerciante de la ciudad. (FIN/IPS/tra-eng/kh/mmm/mp/ip hd/02

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