El cine reconstruirá una de los pasajes más épicos de la vida del poeta Pablo Neruda: su salida clandestina de Chile hacia Argentina en 1949, cuando era perseguido por el gobierno anticomunista de Gabriel González Videla.
La película «Un camino en la selva» se comenzará a rodar en las próximas semanas, con la dirección de Manuel Basoalto, un joven director chileno que en 1998 inició una minuciosa investigación de este pasaje de la vida del Premio Nobel de Literatura 1971, fallecido el 23 de septiembre de 1973.
Este jueves se cumplieron 97 años del natalicio de Neruda y, como uno de los actos conmemorativos, se firmó el convenio para la coproducción de la película entre la fundación que lleva el nombre del poeta chileno, la estatal Televisión Nacional de Chile y la empresa Babel Films.
«Un camino en la selva» será un largometraje de «docuficción», como lo define Basoalto, ya que incluirá testimonios de protagonistas directos de la odisea de Neruda y reconstrucciones de los acontecimientos con actores profesionales.
La producción fílmica contempla tanto el largometraje para la exhibición en cines como capítulos especiales en formato de vídeo para que se difundan por el canal de televisión estatal.
Los ya octogenarios arrieros Juvenal y Juan Flores se constituyeron en la principal fuente de información del director Basoalto.
Los hermanos Flores fueron quienes condujeron a Neruda por los selváticos parajes cordilleranos de Futrono, unos 870 kilómetros al sur de Santiago, hasta Argentina, por la llamada «ruta de los contrabandistas».
Basoalto conoció a ambos en 1998, cuando se internó con un pequeño equipo de filmación por los bosques de Futrono, con el propósito de hacer un registro digital de la ruta que el poeta había recorrido como prófugo de la justicia 50 años antes.
La motivación del director no radicaba sólo en el interés histórico de este episodio, sino que se inspiraba en las propias palabras con que Neruda recordó su odisea en 1971, en el discurso ante la Academia Sueca al recibir el premio Nobel de Literatura.
«Todo era a la vez una naturaleza deslumbradora y secreta y a la vez una creciente amenaza de frío, nieve, persecución. Todo se mezclaba: la soledad, el peligro, el silencio y la urgencia de mi misión», dijo Neruda en esa oportunidad.
«Cuando nos fuimos internando en la selva precordillerana nos dimos cuenta que Neruda no había exagerado en nada. Se quedó corto, porque la geografía es difícil y la ruta riesgosa», comentó Basoalto.
«Lo más impresionante para mí fue, por una parte, encontrarme con los dos arrieros que lo habían acompañado y, por otra, lograr entrar en una pequeña casa que estaba metida en medio del bosque, donde, se supone, Neruda estuvo en algún momento», agregó el cineasta.
«Ahí habían objetos y cosas que no habían sido tocados por más de 50 años», señaló Basoalto.
La odisea de la clandestinidad de Neruda tiene todos los ingredientes para un gran filme, ya que a la vivencia del poeta y a la majestuosidad de los escenarios se suma la reconstrucción de una época histórica cruzada por la irrupción de la guerra fría en Chile.
Dentro de esto, según Basoalto, no faltan elementos propios de una película policial o del «far west» (lejano oeste).
«Esa era una época muy interesante, estaba la guerra fría, la prensa publicaba fotos enormes de Neruda buscado, lo perseguía la policía. Todo eso es como un 'thriller' (filme de suspenso). Luego, cuando (Neruda) sale hacia el sur, la película se vuelve más poética y trascendente», señaló Basoalto al describir el guión de la cinta.
La época que comprende la película corresponde a una etapa de categóricas opciones políticas de Neruda, quien desde la guerra civil española inició un proceso de clara identificación con la izquierda y en particular con el Partido Comunista (PC) de Chile.
El 4 de marzo de 1945 fue elegido senador por las provincias de Tarapacá y Antofagasta, en el extremo norte de Chile, representando al PC, al cual ingresaría formalmente el 8 de julio del mismo año, luego de ser galardonado con el Premio Nacional de Literatura.
Eran los años en que finalizaba la segunda guerra mundial. En Chile gobernaba desde 1939 el Frente Popular, una coalición en que la fuerza mayoritaria era el Partido Radical, aliado con comunistas y socialistas.
En las elecciones presidenciales de 1946, el senador Neruda fue jefe nacional de propaganda del radical Gabriel González Videla, candidato del Frente Popular, quien una vez en el poder entra en conflicto con el PC, en el emergente escenario de la guerra fría.
El gobierno de González Videla, con el apoyo de liberales y conservadores, hizo aprobar en 1948 en el Congreso legislativo la ley de Defensa de la Democracia, que declaró proscrito al PC.
El 6 de enero de ese año Neruda pronunció un duro discurso en el Senado, que se editó bajo el título «Yo acuso», donde fustigó a González Videla como traidor.
La Corte Suprema de Justicia despojó al poeta de su inmunidad como senador el 3 de febrero y dos días después los tribunales ordenaron su detención.
En ese mismo momento pasó a la clandestinidad, mientras numerosos dirigentes y activistas del PC eran enviados a un campo de concentración en Pisagua, en el norte de Chile.
Luego de un fallido plan para que saliera del país a través del paso de Los Libertadores, al este de Santiago, Neruda se traslada al sur y el 24 de febrero de 1949 llega a la zona de Futrono.
Luce entonces una crecida barba y porta documentación a nombre de Antonio Ruiz Lagorreta, un supuesto ornitólogo.
Jorge Bellet, administrador de un fundo (hacienda) de la zona lleva al clandestino poeta hasta donde están los hermanos Flores y les da una orden perentoria: «Esta es la más grave responsabilidad de sus vidas. Hay que llevar a este hombre sano y salvo a Argentina. Si fracasamos me pego un tiro, pero primero los mato a ustedes».
Baqueanos de la cordillera, expertos conocedores de las rutas por donde se contrabandeaba ganado y mercancías, Juan y Juvenal Flores cumplieron su misión y solo se enteraron en 1998, gracias a Basoalto, que habían sido los salvadores de una de las mayores glorias de la poesía en habla española del siglo XX.
«Allí estaban y todavía creían que habían cometido un delito grave. No se atrevían a hablar», contó el cineasta a propósito de su encuentro con los dos ancianos en 1998.
El paradero de Neruda se mantuvo en el mayor secreto hasta el 25 de abril de 1949, cuando apareció en Moscú como invitado de honor al Primer Congreso Mundial de Partidarios de la Paz.
Comenzó así un exilio que se prolongó hasta el 12 de agosto de 1952, cuando regresó a Chile, luego que fueran levantados los cargos en su contra.
Al salir de Chile en 1949, según se cuenta, Neruda llevaba en su mochila una botella de vino y el manuscrito del «Canto General», tal vez su obra político-poética más monumental, camuflado bajo un falso título («Risas y Lágrimas») de un también falso poeta (Benigno Espinoza).
El «Canto General» fue publicado en México en 1950, con ilustraciones de David Alfaro Siqueiros y Diego Rivera, y ese mismo año circuló en Chile en ediciones clandestinas. (FIN/IPS/ggr/dm/ac/01