SALUD-BRASIL: Lucha por la vida triunfa sobre patentes

El acuerdo que suspendió la disputa entre Brasil y Estados Unidos sobre patentes farmacéuticas, divulgado hoy, es el triunfo parcial de un movimiento mundial de defensa de la vida sobre el uso meramente comercial del conocimiento.

Washington retiró la demanda que había presentado ante la Organización Mundial de Comercio (OMC) contra la legislación brasileña que permite la copia de fórmulas genéricas para reducir el precio de medicamentos en casos de emergencia, como la epidemia de sida.

Esa decisión, que contrasta con la agresiva política comercial de Estados Unidos, reconoce la fuerza política que tiene hoy la posición brasileña de asegurar un tratamiento adecuado y accesible a los portadores del virus del sida (síndrome de inmunodeficiencia adquirida).

Esta es el triunfo de una amplia movilización internacional, principalmente de organizaciones no gubernamentales con actuación en cuestiones sanitarias y sociales que reclaman la prevalencia del derecho a la vida sobre del derecho de propiedad intelectual y sus ganancias.

Al requerir en la OMC un panel contra la ley de patentes de Brasil, Estados Unidos desafió al movimiento de organizaciones no gubernamentales, así como al programa brasileño de combate al sida, de éxito reconocido en todo el mundo.

La distribución gratuita de un cóctel de medicamentos antirretrovirales permitió a Brasil reducir drásticamente la mortalidad del sida. En 1995 murieron 10.592 enfermos, y en 2000, sólo 1.700.

Para asegurar el suministro del cóctel a unos 100.000 portadores del virus, Brasil cuenta con la producción propia de siete de los 12 medicamentos usados. Gran parte de los medicamentos se fabrican en el laboratorio estatal Farmanguinhos, de Río de Janeiro.

El costo de los medicamentos producidos en Brasil bajó 72 por ciento, según Eloan Pinheiro, directora técnica de Farmanguinhos. Mientras, los que aún están sujetos a derechos de patente sólo se abarataron nueve por ciento.

Desde principios de este año, el Ministerio de Salud amenaza con aplicar la licencia compulsiva (copia de fórmulas básicas ya registradas) a algunos de los medicamentos necesarios, si sus precios no son razonablemente reducidos por los laboratorios transnacionales que poseen sus patentes.

«El poder económico no concede el derecho de matar», suele decir Eloan Pinheiro, defensor de negociaciones conjuntas de los países en desarrollo con las transnacionales farmacéuticas como una alternativa para obtener precios que permitan universalizar el tratamiento.

El programa brasileño debe dar un nuevo paso el próximo mes, cuando la Agencia Nacional de Vigilancia Sanitaria deberá autorizar la producción de medicamentos genéricos contra el sida, abaratando su producción.

Elogiada por el secretario general de la Organización de las Naciones Unidas (ONU), Kofi Annan, la distribución gratuita de medicamentos en Brasil es un ejemplo a ser discutido en la sesión especial de la Asamblea General del foro mundial que procurará entre este lunes y este miércoles un plan global de acción contra el sida.

El prestigio del programa contribuyó a la movilización de gobiernos y de activistas contra la intención estadounidense de invalidar la legislación brasileña que prevé la licencia compulsiva, es decir la quiebra del monopolio del dueño de la patente para que otras empresas puedan producir el medicamento en cuestión.

El mismo programa brasileño no fue una iniciativa del gobierno, sino producto de una política elaborada en conjunto con organizaciones no gubernamentales especializadas y que presionaron las autoridades por el acceso de todos los enfermos al cóctel capaz de prolongar su vida.

El aislamiento de la industria farmacéutica y de Estados Unidos se acentuó mucho desde el año pasado. Los mismos laboratorios transnacionales renunciaron este año a un proceso judicial con que intentaron impedir Sudáfrica a importar medicamentos genéricos antisida.

La Organización Mundial de Salud reconoció el mes pasado el acceso a medicamentos como un derecho humano, una propuesta brasileña apoyada por 20 países.

En su ofensiva, aprovechando el amplio apoyo político, Brasil pretente que la OMC modifique sus reglas sobre patentes en relación con los productos farmacéuticos, permitiendo una flexibilidad en caso de emergencia, como lo es el sida en los países pobres.

De los 36 millones de portadores del virus de inmunodeficiencia humana estimados en el mundo, 25 millones están en Africa, el continente más pobre, cuya situación exige una pronta respuesta de la humanidad.

Pero el desistimiento de Washington a cuestionar la ley brasileña de patentes no es definitiva, pues responde a un momento desfavorable.

Estados Unidos está aislado también en otros organismos internacionales debido a su rechazo al Protocolo de Kyoto que establece medidas para combatir el calentamiento de la Tierra.

El comunicado conjunto distribuido por Brasil y Estados Unidos este lunes señala que el acuerdo para poner fin al panel en la OMC no elimina «las diferencias de interpretación» entre los dos países sobre la ley de patentes brasileña. (FIN/IPS/mo/mj/he if/01

Archivado en:

Compartir

Facebook
Twitter
LinkedIn

Este informe incluye imágenes de calidad que pueden ser bajadas e impresas. Copyright IPS, estas imágenes sólo pueden ser impresas junto con este informe