ESTADOS UNIDOS: Comienzan los dolores de cabeza para Bush

El gobernante Partido Republicano perderá este miércoles el control del Senado de Estados Unidos y deberá afrontar la creciente insatisfacción de varios de sus legisladores con la marcha del gobierno de George W. Bush.

Con la instalación de la nueva mayoría en el Senado, en manos del Partido Demócrata, Bush tendrá grandes dificultades para imponer un política exterior unilateral, ascender a jueces conservadores, aprobar su plan de energía, retirar tropas de los Balcanes o implementar su programa de defensa misilística.

Este miércoles se formalizará un proceso de transición iniciado dos semanas atrás, cuando el senador James Jeffords, republicano moderado del pequeño estado de Vermont, en el noreste, descolocó al gobierno al anunciar su decisión de dejar ese partido.

Ese paso dio a los demócratas la mayoría de los escaños en el Senado por primera vez desde 1995, y pondrá este miércoles fin a 137 días de control simultáneo del Partido Republicano sobre la Casa Blanca y los dos cuerpos legislativos del Congreso.

Jeffords había considerado que las políticas de Bush estaban demasiado a la derecha para él y su electorado liberal.

«Hacia el futuro veo muchas instancias en las que discreparé con el presidente en cuestiones fundamentales, como la dirección de la justicia, las medidas impositivas y de gastos, la defensa misilística, la energía y el ambiente, y muchas otras, grandes y pequeñas», dijo Jeffords.

La defección de Jeffords tiene otros efectos, como la especulación sobre un posible efecto de contagio en otros senadores republicanos.

Por ejemplo, John McCain, rival de Bush en las elecciones internas que atribuyó la decisión de Jeffords a la «arrogancia» de la Casa Blanca, puso a temblar a todo Washington cuando recibió este fin de semana al nuevo jefe de la mayoría demócrata, Tom Daschle, en su rancho de Arizona.

McCain ya había jugado a calificarse como «independiente», como estrategia para la campaña por la candidatura presidencial republicana contra Bush en 2002, antes de que se conociera la decisión de Jeffords.

Otros tres senadores republicanos de Nueva Inglaterra (zona de mayoría liberal en el noreste que incluye el estado de Vermont) han dado indicios de no compartir la excesiva inclinación derechista del gobierno.

La decisión de Jeffords fue considerada un gran fracaso para Bush, quien había logrado en su primer mes de gobierno la aprobación de recorte de impuestos de 1.300 billones de dólares en los próximos 10 años.

Con el control de la agenda y de los comités del Senado en manos del Partido Demócrata, Bush, del Partido Republicano, encontrará dificultades para lograr la aprobación de su costoso Sistema Nacional de Defensa con Misiles, y el abandono del Tratado de Misiles Antibalísticos adoptado en 1972.

Su política ambiental y su programa energético —duramente criticado por aspirar a un aumento del suministro en lugar de una reducción de la demanda— también deberán superar la oposición demócrata, que se ha fortalecido, según las últimas encuestas.

Por otra parte, el liderazgo demócrata asegura un clima más amistoso a la Organización de Naciones Unidas (ONU), el Fondo Monetario Internacional (FMI) y el Banco Mundial.

Con el Senado bajo dominio demócrata, el presidente verá aumentar la vulnerabilidad de su programa de gobierno, en particular el nombramiento de jueces conservadores en tribunales federales, la aprobación de su plan de energía y los enormes recursos necesarios para sus planes de defensa con misiles.

En cuanto a la política interna, los veteranos senadores liberales Edward Kennedy, Tom Harkin y Patrick Leahy asumirán la conducción de los comités más importantes, y podrán bloquear las principales propuestas presidenciales.

Pero también podrán impulsar iniciativas populares como el subsidio a las familias de agricultores, aumentos del salario mínimo o la ampliación de los derechos de los usuarios de los sistemas de salud.

La constitución de una nueva mayoría tendrá también un gran impacto en la política exterior.

El senador demócrata Joseph Biden, liberal y multilateralista, sucederá en la Presidencia del Comité de Relaciones Exteriores al republicano y conservador Jesse Helms, quien propuso varias medidas unilaterales, entre ellas una ley que agrava el embargo económico contra Cuba.

Si bien ambos trabajaron juntos en la elaboración de un acuerdo para cumplir con las obligaciones del país ante la ONU, sus opiniones se enfrentan en cada asunto importante que trata el comité.

Biden es un defensor de la ONU, del Tribunal Penal Internacional, del Tratado de Misiles Antibalísticos, del Tratado de Prohibición Completa de Ensayos Nucleares, así como de incrementar los aportes estadounidenses a los programas mundiales de población y ambiente.

Tampoco omitió sus duras críticas a la política de Bush en Asia, pues alentó una conducta más conciliatoria con China y calificó de «pasmoso» el escepticismo de Bush sobre la política de Corea del Sur hacia Corea del Norte.

También censuró la presión del Departamento de Defensa (Pentágono) para retirar las tropas estadounidenses de las operaciones de la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN) en los Balcanes.

Biden aspira a la Presidencia de este país, y la jefatura del Comité de Relaciones Exteriores será un tribuna destacada para exponer sus diferencias políticas y marcar las prioridades legislativas.

Bush y su secretario de Defensa, Donald Rumsfeld, tampoco se alegrarán con la designación del nuevo presidente del Comité de las Fuerzas Armadas, Carl Levin, que reemplazará al republicano John Warner.

Al igual de Biden, Levin cuestionó el programa misilístico, y en mayo casi descartó que el sistema pudiera ser desplegado antes de 2005.

Levin advirtió que la implementación del Sistema Nacional de Defensa con Misiles aumentaría las tensiones con Rusia y China y detonaría una nueva carrera armamentística en China, India y Pakistán, tal como aseguraron organizaciones de inteligencia.

«Además de la creciente oposición europea, con la estrategia que los demócratas están montando» contra el nuevo mecanismo de defensa «no creo que este plan avance con rapidez», dijo el asesor de un congresista que está a favor de la iniciativa gubernamental.

Los demócratas tratarán de impedir que Bush y a su equipo implementen sus ideas en materia de economía internacional.

Paul Sarbanes, con buenos vínculos en el Banco Mundial, asumirá la Presidencia del Comité de Banca, en lugar del senador Phil Gramm, un neoliberal escéptico sobre las iniciativas del organismo internacional para aliviar la pobreza y reducir las deudas de los países más pobres.

Sarbanes es más proclive a los planes de rescate de las economías emergentes que hacen frente a crisis financieras.

La política de ayuda también se verá influenciada por la jefatura de Leahy en el Subcomité de Operaciones Extranjeras.

Este senador es partidario de reclamar a los países respeto a los derechos humanos como condición para la ayuda militar, así como el incremento de la ayuda internacional en materia de salud, sobre todo en la lucha por erradicar enfermedades infecciosas. (FIN/IPS/tra-en/jl/dc/mj/ip/01

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