La cuestión de las indemnizaciones por la esclavitud y el colonialismo divide a las delegaciones que discuten el documento final de la Conferencia Mundial contra el Racismo que se realizará en Durban, Sudáfrica, del 31 de agosto al 7 de septiembre.
Una gran parte de los países africanos pretenden que la conferencia de Durban apruebe medidas de reparación, restauración e indemnización a naciones, grupos y personas afectadas por la esclavitud y el comercio de esclavos, el colonialismo y la exclusión económica y política.
Pero entre numerosos países industrializados predomina un criterio totalmente diferente, que apenas acepta discutir la posibilidad de una reparación moral.
El documento final de Durban se discutirá hasta último momento en la ciudad sudafricana, pues en los dos períodos de sesiones del comité preparatorio, los grupos regionales no lograron una avenencia total sobre el texto.
La ministra de Relaciones Exteriores de Sudáfrica, Knosazana Dlamini-Zuma, admitió que en la última sesión del comité preparatorio, del 21 de mayo al 1 de junio, todavía no se ha concertado un acuerdo sobre el «difícil» asunto de las indemnizaciones.
Pero, a pesar de esos obstáculos, la cuestión de las reparaciones «es muy importante para afrontar el pasado», dijo la canciller sudafricana, que viajó a Ginebra para asistir a las sesiones del comité preparatorio de Durban.
En Sudáfrica, la sociedad trata de realizar ese ejercicio, «por doloroso y desagradable que sea», mediante una confrontación tanto con las víctimas como con los perpetradores.
Durante siglos de dominación colonial, primero holandesa y luego británica, y más tarde bajo la férula de la minoría blanca, Sudáfrica vivió sometida hasta 1994 a un régimen de segregación racial («apartheid») que discriminó brutalmente a la mayoría de la población nativa.
Dlamini-Zuma dijo que ahora en Sudáfrica resulta más fácil confrontar con el pasado a las víctimas y a los victimarios, porque todos «sabemos que nuestro destino está unido».
A pesar de las discrepancias en Ginebra sobre las reparaciones, la ministra sudafricana confía en que se concertará un acuerdo, producto de negociaciones.
El consenso se alcanzará cuando «todos coincidamos» en que el pasado fue una grave injusticia que debe ser encarada para cerrar definitivamente esa etapa, dijo Dlamini-Zuma.
La experiencia sudafricana demuestra que las indemnizaciones pretendidas por las víctimas ascienden a valores simbólicos, como una silla de ruedas, una beca para la educación de los hijos o un monumento en la aldea que recuerde a los caídos en el combate contra la segregación racial.
Las indemnizaciones no pueden justipreciarse con facilidad, pero deben reforzar el respeto de sí mismo y la dignidad de las víctimas, puntualizó la ministra.
Lo importante es reconocer las injusticias del pasado, las reparaciones deben ser el resultado de negociaciones, opinó.
La Alta Comisionada de las Naciones Unidas para los derechos Humanos, Mary Robinson, reconoció también las dificultades que enfrenta el proceso preparatorio de Durban para lograr consenso sobre los temas relacionados con el colonialismo.
La cuestión del colonialismo es especialmente difícil, porque en muchos países colonialistas predomina un sentido de orgullo por su propia historia, interpretó Robinson.
Por esa razón, se necesitará una considerable capacidad de compromiso verdadero para involucrarse en un proceso tan penoso, agregó la funcionaria de la ONU.
Robinson analizó el episodio más reciente de violencia racista en Europa, ocurrido el pasado fin de semana en Oldham, Gran Bretaña, donde grupos de «cabezas rapadas» atacaron a ciudadanos británicos descendientes de inmigrantes asiáticos.
La Alta Comisionada advirtió que, a pesar de pertenecer a segunda o tercera generación de ciudadanos británicos, las personas atacadas por los racistas fueron caracterizadas por la prensa como «asiáticos».
Robinson exhortó a reconocer que en «muchos países europeos» hay problemas crecientes de xenofobia, de tensiones y de explotación política de esos problemas. (FIN/IPS/pc/ff/hd/01