AMBIENTE-AFRICA: Caza para consumo amenaza futuro de especies

La caza por su carne de ciertos animales en Africa occidental se produce a un ritmo superior a la capacidad de reproducción y sustitución de las especies afectadas, advirtieron investigadores y ambientalistas estadounidenses.

La captura ilegal de animales para la venta de su carne se ha vuelto la amenaza más inmediata para el futuro de especies animales africanas y ya causó la extinción de algunas, según una coalición de grupos ambientalistas y científicos de 20 países que se reunieron en Washington el fin de semana.

«Los animales son cazados a un ritmo insostenible, y el riesgo de extinción local y regional de varias especies de la fauna africana es muy real», previno Michael Hutchins, presidente del Grupo de Trabajo sobre la Caza de Animales por su Carne.

El Grupo de Trabajo es un consorcio de organizaciones ambientalistas que incluye a Jane Goodall Institute, Conservation International y Wildlife Conservation Society.

La preocupación por el aumento de la caza en Africa aumentó el año pasado, cuando unos científicos anunciaron la extinción del mono rojo de Miss Waldron, un primate antes existente en las zonas boscosas de Costa de Marfil y Ghana.

Los científicos creen que el mono desapareció debido a la reducción de su hábitat y a su intensa caza para el consumo de su carne.

Cada año se consume en la cuenca del Congo hasta un millón de toneladas de carne de animales salvajes, equivalentes a cuatro millones de cabezas de ganado, estimó el Grupo de Trabajo.

Se prevé que el consumo de esa carne continuará aumentando al menos tres por ciento al año junto con el crecimiento de la población y de los ingresos familiares, dice una declaración consensual de la conferencia.

Entre los animales comúnmente cazados por su carne se cuentan elefantes, gorilas, chimpancés y otros primates, lagartos, gallinas de guinea, jabalíes y antílopes de bosque.

Los primates africanos están en especial riesgo, advirtieron los investigadores participantes de la conferencia. Además, si se cazan muchos, todo el equilibrio del bosque corre riesgo, porque los primates juegan un papel esencial en la propagación de las semillas de árboles, viñas y arbustos.

Por otra parte, existen considerables riesgos de salud asociados con el procesamiento y el consumo de animales, afirmaron los científicos en base a estudios.

«La matanza y la carneada de chimpancés en la jungla puede representar un riesgo para la salud de las personas involucradas en este comercio y un potencial punto de entrada para nuevas enfermedades en la población humana mundial», dice la declaración del Grupo de Trabajo.

En 26 especies diferentes de primates africanos se detectaron síntomas de infección por el virus de inmunodeficiencia simia. Muchos de ellos son regularmente cazados para la venta de su carne, señalaron los investigadores.

Ciertos informes vincularon a primates no humanos con el mortal virus Ebola, y algunas muertes humanas por diarrea fueron relacionadas con el consumo de carne de animales salvajes.

La extinción de especies animales en el oeste y el centro de Africa podría perjudicar a las personas que dependen de ellas para alimentarse, advirtieron los investigadores.

«Cerca de 60 por ciento de las proteínas que consumen los campesinos africanos proceden de la carne de animales salvajes. Si éstos desaparecen, ¿qué será de esas personas?», preguntó Hutchins.

Pero detener la caza es muy difícil, porque sus causas son muy complejas y están interrelacionadas.

«La economía, el crecimiento de la población, el gobierno y sus políticas, la industria y las tradiciones locales influyen en este asunto», señaló Hutchins.

La creciente demanda de carne, la falta de opciones económicas para comunidades urbanas y rurales junto a la complicidad de gobernantes y fuerzas del orden llevaron a que «todos puedan cazar casi en cualquier parte y vender la carne con escasa o ninguna restricción», dice la declaración del Grupo de Trabajo.

La explotación forestal y minera también provocó un aumento de la caza debido a la construcción de nuevos caminos de acceso a zonas boscosas antes intocadas.

«Las actuales prácticas selectivas de tala no sólo producen un aumento del consumo de carne de animales salvajes en las áreas otorgadas en concesión, sino que también facilitan el suministro de esa carne a mercados urbanos y aumentan la rentabilidad del negocio», señala la declaración.

Durante el fin de semana, investigadores y ambientalistas detallaron estrategias de corto y largo plazo para grupos conservacionistas dentro y fuera de Africa.

A corto plazo, los grupos trabajan para formar asociaciones comerciales entre cazadores y feriantes, así como para fortalecer su capacidad de vigilancia de las rutas de transporte de la carne.

«Los grupos conservacionistas trabajan con comunidades y organizaciones de Africa para crear alternativas a la caza de animales salvajes, entre ellas el establecimiento de criaderos», destacó Stephanie Powers, presidenta de la Fundación William Holden para la Fauna, de Kenia.

«La cría de animales para el posterior consumo de su carne ha sido muy exitosa», declaró Powers el lunes, en un almuerzo realizado en el Club Nacional de la Prensa, en Washington.

Las metas a largo plazo sugeridas en la conferencia incluyen el desarrollo de nuevas políticas de administración de fauna y la financiación de actividades de conservación y educación pública.

Pero casi tan importante como el plan de acción elaborado el fin de semana fue el fortalecimiento de las asociaciones entre miembros africanos y no africanos de la coalición, resaltó Hutchins.

«Esta conferencia es también un forma de aprovechar al máximo los limitados recursos financieros y humanos con que contamos», dijo.

Mientras crece la conciencia pública sobre el problema de la caza desenfrenada, aumentan también los esfuerzos internacionales para detenerla.

El Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA) lanzó el lunes un proyecto de protección de los grandes simios contra la guerra, la caza y la destrucción de sus hábitats en Africa y el sudeste de Asia.

Los encargados del proyecto proveerán a grupos conservacionistas equipos de comunicación y vehículos, además de crear reservas de fauna y realizar campañas de educación pública.

Varios expertos creen que la mayor parte de los simios estarán extinguidos en cinco a 10 años, observó Klaus Toepfer, director ejecutivo del PNUMA.

«No podemos permanecer pasivos mientras estas criaturas que comparten 98 por ciento del ADN (ácido desoxirribonucleico) de los seres humanos desaparecen», dijo.

El proyecto se inició con 150.000 dólares y en su etapa inicial incluirá programas para la protección de los gorilas en Nigeria, los chimpancés en Costa de Marfil y los orangutanes en Indonesia. Posteriormente, se ampliará a 23 países. (FIN/IPS/tra-en/dk/cr/mlm/en/01

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