El director general de la OMC, Mike Moore, exhortó al Sur en desarrollo a participar de una nueva ronda multilateral de negociaciones de liberalización comercial, prevista para noviembre en Qatar.
Con su presencia, los países del Sur pueden «asegurar que la próxima ronda se centre en las inquietudes de desarrollo», sostuvo Moore el martes, en una reunión auspiciada en este país por la Fundación Alemana de Desarrollo Internacional.
«Una nueva ronda ayudaría a calmar los nervios y enviaría la poderosa señal de que los gobiernos no tienen la intención de permitir que las enormes ganancias de la liberalización se les escape», dijo en otra reunión, el lunes, de la Asociación de Política Exterior Alemana.
«Reducir en un tercio las barreras al comercio para la agricultura, la industria y los servicios impulsaría la economía mundial con 613.000 millones de dólares», aseguró Moore, citando un estudio de la Universidad de Michigan.
Si se quitaran todas las barreras comerciales, la economía mundial crecería aproximadamente 1,9 billones de dólares, el equivalente de dos veces la economía china, según el estudio.
El estudio calculó que, si se retiraran un tercio de las barreras, la economía de México crecería 6.500 millones de dólares, la de Corea del Sur 14.000 millones, la de Estados Unidos 177.000 millones, la de Europa 169.000 millones y la de Japón 124.000 millones.
El sistema multilateral de comercio cambió mucho desde la Ronda Uruguay de negociaciones internacionales concluidas en 1993.
Hasta entonces, los países en desarrollo prácticamente no habían participado en este tipo de negociaciones y la mayoría no integraba el GATT (Acuerdo General de Comercio y Aranceles, precursor de la OMC).
Quienes sí eran miembros se beneficiaban de las rondas de liberalización, pero prácticamente no eran obligados a hacer concesiones arancelarias propias. En cierto sentido, eran miembros pasivos del sistema multilateral. Pero todo eso cambió.
«Los países en desarrollo corrieron a sumarse a la OMC. Entre nuestros 140 miembros, 80 por ciento son del Sur en desarrollo», dijo Moore el lunes.
«Ahora se espera que ofrezcan concesiones propias a cambio de las dadas por los países industrializados», precisó.
La ministra federal de Cooperación Económica y Desarrollo de Alemania, Heidemarie Wieczorek-Zeul, también instó a los países en desarrollo que ayuden a iniciar la ronda.
«Se creó la impresión de que el nuevo régimen de la OMC sólo beneficia a los países industrializados», dijo el lunes. La responsabilidad por esa situación radica, en parte, en el Norte industrial, agregó.
Los países ricos «plantean algunos temas primero, como el comercio y el ambiente, e ignoran otros», comentó Wieczorek-Zeul.
Algunos de esos temas son importantes para los países en desarrollo, como la eliminación de los subsidios agrícolas, la transferencia de tecnología o la exportación de productos dañinos para el ambiente y que no son permitidos en los países ricos.
Las negociaciones futuras deben «tomar en cuenta los intereses especiales de los países en desarrollo, sus capacidades institucionales y los costos elevados que tienen a la hora de aplicar normas nuevas», agregó.
«La liberalización del comercio no es un fin en sí mismo», sino que debe «contribuir al desarrollo sustentable de todos los países», exhortó.
Esto sólo es posible si el régimen comercial internacional toma en cuenta los intereses de las sociedades que procura servir, expresó Wieczorek-Zeul.
En el pasado, algunos países en desarrollo se negaron a participar en una nueva ronda de negociaciones hasta que se respondieran sus demandas.
Pero ahora el panorama está cambiando, según la OMC. «Mientras los países en desarrollo saben que tienen el poder para bloquear el inicio de la nueva ronda, también saben que la forma más eficaz de alcanzar sus metas de comercio y desarrollo es a través de la ronda», señaló Moore.
Sin embargo, para los expertos es muy difícil hablar en términos generales de un grupo que incluye a economías tan diversas como las de Brasil e India frente a las de Gabón y Lesotho.
La agricultura es un tema de prioridad para el Sur en desarrollo, que pretende que los países industrializados dejen de subsidiar sus exportaciones y abran sus mercados a sus productos.
Los subsidios agrícolas de los países ricos aumentaron desde la Ronda Uruguay a aproximadamente 300.000 millones de dólares por año. Los subsidios de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE), integrada por países industrializados, equivale al producto interno bruto de toda Africa. (FIN/IPS/tra-en/raj/da/aq/if/01