El ministro de Economía de Argentina, Domingo Cavallo, admitió hoy la existencia de inquietud en los mercados financieros, pero aseguró que su gobierno no contempla ninguna renegociación de la deuda externa a pesar de los rumores en ese sentido.
El panorama estará aclarado este miércoles, prometió Cavallo este lunes, en medio de la fuerte expectativa se vivía a raíz de los rumores sobre una restructuración de la deuda estallados a fines de la semana pasada y que persistieron a pesar de la desmentida del gobierno.
Argentina tiene una deuda pública de 128.000 millones de dólares, de los cuales cerca de 20.000 millones deben ser cancelados este año con ingresos fiscales y nuevos préstamos.
Pero la recesión, la caída de la recaudación y el encarecimiento del crédito generaron temores de una virtual incapacidad de pagar dichos compromisos.
Este lunes, el «riesgo país» (indicador de inseguridad de las inversiones, medida por la sobretasa que paga Argentina por sus créditos en relación con los bonos de Estados Unidos) superaba los 1.200 puntos.
La evolución del «riesgo país» denota para este país un elevado y creciente costo de financiamiento, pero «no hay ningún intento de Argentina de incumplir con sus obligaciones» o de renegociar o reestructurar la deuda, declaró Cavallo este mismo lunes.
Cavallo aseguró que circulan «rumores desafortunados» que hace 13 días perjudican el desempeño económico al hacer referencia a un posible «default» (cese de pagos), quita o renegociación compulsiva de la deuda.
El ministro descartó esa alternativas y se mostró confiado en que «todo estará bajo control» este miércoles.
El ministro se refería a declaraciones del columnista Charles Colomiris, del diario estadounidense The Wall Street Journal, quien propuso una reprogramación de 30 por ciento de la deuda argentina, y del economista Rudiger Dornbusch, quien añadió a las recomendaciones un severo ajuste fiscal.
A estos consejos —a los que Cavallo prometió una respuesta que se publicará este martes en el mismo periódico— se agregaron el fin de semana dos recomendaciones del ex presidente Carlos Menem (1989-1999) a los argentinos para que pasen sus ahorros de pesos a dólares.
Los llamados de Cavallo a la calma fueron vertidas este lunes, luego de la apertura de los mercados, que reaccionaran con más incertidumbre que el viernes.
Entonces, el indicador de «riesgo país» llegó a 1046 puntos, el más alto desde que Cavallo fue impuesto en su cargo hace poco más de un mes por el presidente Fernando de la Rúa.
La semana pasada fue crítica. Los mercados parecieron desconfiar del proyecto del ministro de incorporar el euro como moneda de respaldo del peso argentino, que hace 10 años sólo se apoya en el dólar estadounidense.
El presidente de Estados Unidos, George W. Bush, aseguró el domingo en conferencia de prensa conjunta con De la Rúa que su gobierno respaldará a la economía argentina, y lo hará no sólo por la vía bilateral sino apoyando las gestiones de este país sudamericano ante los organismos multilaterales de crédito.
Cavallo aseguró que, además de este importante apoyo, el ministro de Hacienda de Brasil, Pedro Malán, y el presidente del Banco Central de ese país, Arminio Fraga, le manifestaron su confianza en la evolución positiva de la crisis en el corto plazo.
Pero nada alcanzó para mejorar el ánimo bursátil. Los financistas, en general, no concuerdan con la estrategia de eludir un ajuste fiscal ortodoxo para reactivar la economía, un camino elegido por Cavallo para poner en marcha la producción tras casi tres años de retroceso en la actividad productiva.
En este sentido, el economista Claudio Lozano, de la central sindical Congreso de los Trabajadores Argentinos, aseguró que Cavallo procura ganar tiempo para aplazar el recorte del gasto público hasta después de octubre, cuando el gobierno de De la Rúa enfrente las primeras elecciones legislativas de su periodo.
Ante el agravamiento de la desconfianza, el ministro decidió el fin de semana aplazar hasta mayo una licitación de letras de tesorería para colocar bonos por más de 500 millones de dólares, con el fin de evitar contraer nuevos compromisos a tasas de interés demasiado elevadas.
Cavallo explicó que la postergación es una demostración de que Argentina no necesita financiamiento extraordinario, aunque sí pidió «comprensión» a los organismos miltilaterales para que desembolsen los créditos ya previstos y que estaban condicionados al cumplimiento de compromisos fiscales.
El «riesgo país» sube a medida que los tenedores de bonos de deuda externa argentina, temerosos por la eventual imposibilidad de pago de sus servicios, se desprenden compulsivamente de los papeles, lo cual deprecia su cotización en los mercados.
Del total de 128.000 millones de dólares de deuda externa pública, 90.000 millones están en bonos que vencen en los próximos cinco años, y el resto se adeuda a organismos multilaterales de crédito.
En otras palabras, el indicador de «riesgo país» marca la tasa adicional que debe pagar Argentina para endeudarse, por encima de la tasa de interés con que se financia el gobierno de Estados Unidos. Si el crédito cuesta hoy cuatro por ciento anual para ese país, Argentina debería pagar hoy casi 13 por ciento más por el crédito. (FIN/mv)