La reunión de ministros de América para avanzar en la creación del ALCA se desarrolló en una capital argentina prácticamente sitiada por policías fuertemente armados, carros de asalto, perros adiestrados y calles cortadas al tránsito.
El operativo de seguridad pautó el temor de las autoridades a incidentes, debido al rechazo que provoca en la sociedad civil y en distintos sectores políticos el hermetismo que rodea el proceso de conformación del ALCA (Area de Libre Comercio de las Américas).
Los ministros responsables de comercio exterior de los 34 países miembros de la Organización de Estados Americanos (OEA) concluyeron este sábado dos días de sesiones en la sede de la cancillería de Argentina, rodeada de un vallado y de fuerzas policiales de choque.
Mientras, arreciaron las críticas al proceso de integración de parte de sindicalistas, estudiantes, organizaciones no gubernamentales y algunos políticos y legisladores de la región.
Una fuente de la cancillería argentina dijo este sábado que entre los negociadores hubo «consenso generalizado» sobre la necesidad de ampliar la participación de la sociedad civil en las tratativas continentales y de un mayor grado de información al respecto.
No obstante, admitió que los mecanismos para habilitar esa participación no pueden ser discutidos por los ministros, ya que corresponde al comité especial encargado de la sociedad civil, el cual tendrá que diseñar campañas de difusión con la necesaria financiamiento para ello.
El reclamo social se vio expresado en tres marchas callejeras multitudinarias, convocadas por las centrales sindicales argentinas entre el jueves y el viernes, con fuerte presencia también de brasileños, paraguayos y uruguayos.
A las manifestaciones se sumaron representantes sindicales de Canadá, de Estados Unidos y de México, además de la realización de numerosos foros y seminarios en los que se reunieron por sectores de actividad.
Sin embargo, ninguna de las protestas consiguió influir sobre el proceso. En las diversas actividades contra el ALCA no participaron dirigentes de los principales partidos políticos ni legisladores ni empresarios de la región.
La falta de participación en el proceso de integración hemisférica no se limita a las organizaciones de la sociedad civil.
Parlamentarios de América reclamaron en vano a los gobernantes, a mediados de 2000, que les permitieran intervenir para garantizar la transparencia de las negociaciones.
Pero la negativa sigue en curso. Los gobiernos ya rechazaron una petición presentada por una comision de legisladores americanos para estar presente en calidad de observadores en la cumbre a realizarse entre el 20 y 22 de este mes en la ciudad canadiense de Québec.
En esa reunión de Canadá, los gobernantes se proponen aprobar las bases del ALCA, contenidas en el documento que se negoció esta semana en Buenos Aires.
La situación también fue examinada en el Foro Social Mundial, que se reunió en enero en la ciudad brasileña de Porto Alegre, donde se propuso a los gobiernos de América Latina convocar una consulta popular, previa a la ratificación del ALCA que deberán hacer los parlamentos.
«No creo que acepten ese planteo, porque saben que si se consulta al pueblo sobre el ALCA, la respuesta es 'no'», comentó a IPS Víctor De Gennaro, presidente del Congreso de los Trabajadores Argentinos, una de las tres centrales sindicales de ese país.
Los dirigentes que convocaron a las protestas de esta semana en Buenos Aires no se manifiestan contra el sistema capitalista, sino que piden intervenir en el proceso de negociaciones o, de lo contrario, rechazarlo.
Sin embargo, los manifestantes que los acompañaban expresaron posiciones más radicalizados en sus consignas, sobre todo al criticar la hegemonía de Estados Unidos.
En esa línea se manifiesta la Alianza Social, red continental de agrupaciones sociales, que reclama desde hace un año y medio conocer los contenidos de las negociaciones para poder crear un comité de estudio y seguimiento de las propuestas y realizar los aportes para que el proyecto sea viable.
La única excepción a la participación de la sociedad civil que aceptan los negociadores oficiales del ALCA es con el Foro Empresarial de las Américas, que cada año delibera en forma previa a la cita oficial.
Las conclusiones y recomendaciones surgidas en ese Foro son examinadas en la primera jornada de la reunión ministerial, para que los funcionarios sepan cuáles son las prioridades, los consensos y disensos en el sector privado.
Esta vez en Buenos Aires, donde está en juego ya la aprobación del documento que permitirá la puesta en marcha del libre comercio en América, las recomendaciones de los empresarios no pudieron obviar el reclamo del resto de las organizaciones sociales, sindicales, de estudiantes, de mujeres y otras.
«El secreto de la documentación del proceso de negociaciones del ALCA es muy grave», advirtió el viernes el presidente del Foro Empresarial de las Américas, el argentino Antonio Estrany y Gendre.
«Todas las manifestaciones en contra del proceso de integración, desaparecerían si no se ocultaran estos documentos», añadió.
Las declaraciones de Estrany y Gendre fueron aclamadas por el auditorio de empresarios y ministros, mientras en el exterior del hotel Sheraton, en el que se realizaba el encuentro, un grupo de manifestantes arrojaba piedras, herramientas y bombas molotov contra el vallado de rejas y policías.
El propio presidente argentino Fernando de la Rúa se sumó al pedido de la sociedad civil.
«Es necesario que se difunda (la discusión sobre el ALCA) para que no surjan disidencias u oposiciones, porque la fortaleza de este acuerdo debe reposar sobre el concepto de los pueblos, apoyando a sus gobiernos democráticamente elegidos», afirmó.
Un comentario similar realizó anteriormente el presidente del Banco Interamericano de Desarrollo, Enrique Iglesias, y el secretario general de la OEA, César Gaviria.
Iglesias y Gaviria exhortaron a ministros y empresarios a buscar el respaldo social al proyecto de integración, a través de una mayor difusión de las negociaciones.
«De lo contrario, el ALCA no tendrá legitimidad» social, advirtió Iglesias.
A pesar de esos llamados a la apertura, los ministros insisten en mantener las tratativas en secreto, aumentando la desconfianza de quienes estiman que el acuerdo continental no traerá nada bueno a la región, sobre todo en lo que se refiere a desarrollo social, condiciones de empleo y preservación del ambiente.
La propuesta de Canadá de dar a conocer el documento sobre el que discuten los ministros fue rechazada.
La ministra de Comercio Exterior de Colombia, Marta Lucía Ramírez, justificó esa oposición señalando las características técnicas del texto y la necesidad de evitar que se frene el proceso.
En rueda de prensa, Ramírez comentó el viernes que para Colombia es muy importante involucrar a todos los sectores, sobre todo a empresarios y académicos, pero remarcó que las negociaciones son muy técnicas y que someterlas al escrutinio público provocaría una «parálisis» en el proceso.
Los contactos con la prensa de los viceministros y negociadores, que se reunieron en forma previa esta semana, fueron muy escasos.
Lo habitual fue que se anunciaran horarios en los que un funcionario haría un resumen de las discusiones, pero luego se suspendía. Tampoco hubo conferencias de prensa.
El estado de las deliberaciones fue conocido en parte gracias a los empresarios y de algunos cancilleres que ofrecieron conferencias por separado, no como voceros de la asamblea, en las que se tocaba el tema del ALCA como uno más entre otras cuestiones de índole nacional o regional.
Las negociaciones de esta semana en Buenos Aires abarcaron asuntos como el acceso a mercados, la agricultura, inversiones, servicios, compras gubernamentales, derecho de propiedad intelectual, subsidios y derechos compensatorios, defensa de la competencia, solución de controversias, economías pequeñas y comercio electrónico.
El secretario adjunto de la Federación de Camioneros de Argentina, Jorge Silva, se preguntó el viernes, en diálogo con IPS, si es posible poner a competir a Canadá con Haití o a Ecuador con Estados Unidos. Ningún ministro ni empresario pudo responder esa inquietud hasta ahora.
En tanto, Los organizadores que preparan la cumbre de Québec se aprestan a levantar vallas de cemento en torno al lugar de la reunión, y a entregar salvoconductos a los ciudadanos que residen en la zona donde se realizará el encuentro. (FIN/IPS/mv/dm/if/01