Un nuevo informe sobre ataques sexuales a niñas y adolescentes en escuelas de Sudáfrica aumentó la preocupación sobre los obstáculos que ellas enfrentan en los sistemas educativos del mundo en desarrollo.
«En escuelas de toda Sudáfrica, miles de niñas de todas las etnias y grupos económicos sufren violencia o acoso sexual, que traban su acceso a la educación», afirmó Human Rights Watch, de Nueva York, en un informe publicado el martes en Johannesburgo.
«Muchas estudiantes han sido atacadas dentro de servicios sanitarios, aulas y corredores vacíos, residencias y dormitorios», aseguró la organización de defensa de los derechos humanos.
Un caso típico es el de una niña de 13 años que asistía a una escuela secundaria en un barrio periférico al norte de Johannesburgo, el principal centro comercial de Sudáfrica.
La niña fue violada por dos compañeros de clase de 13 y 14 años, y a partir de entonces abandonó sus estudios, según declaró a Human Rights Watch.
Otra adolescente de 17 años fue violada por cuatro de sus compañeros en un aula vacía luego del horario escolar, mientras un quinto estudiante presenciaba la escena, reveló el informe, titulado «Pánico en la escuela: Violencia sexual contra niñas y adolescentes en los centros educativos de Sudáfrica».
«Las niñas comienzan a entender que la violencia y el abuso sexual forman parte de la vida en la escuela, por lo tanto no asisten», lamentó Erika George, asesora del Programa para la Libertad Académica de Human Rights Watch y autora del informe.
«Es esencial el liderazgo a todo nivel para crear un sistema educativo libre de discriminación y violencia sexual», exhortó.
El abuso que padecen muchas niñas en escuelas de Sudáfrica también existe en otros países, «aunque no ha sido documentado lo suficiente», observó Nata Duvvury, directora del equipo de Conflicto Social y Transformación del Centro Internacional de Investigación sobre la Mujer, con sede en Washington.
«En India, hay denuncias regulares sobre tales ataques, y en Perú también es un problema», señaló Duvvury.
Investigaciones realizadas por el Centro Internacional en Brasil revelaron también un «alto nivel de violencia» entre los adolescentes.
A mediados de este mes, el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (Unicef) publicó un informe sobre el matrimonio precoz, otra práctica que interrumpe o impide la educación formal femenina en muchos países en desarrollo.
En República Democrática de Congo (ex Zaire), Níger, Afganistán y Bangladesh, la mitad de las mujeres se casan antes de cumplir los 18 años, y en Honduras e Iraq, 30 por ciento, según el informe de Unicef, titulado «Matrimonio precoz: Niñas esposas».
El casamiento precoz no sólo viola las libertades personales sino también el derecho de la adolescente a la educación, consagrado en la Declaración Universal de los Derechos Humanos y en la Convención sobre los Derechos del Niño.
La persistencia de estas prácticas pone en duda el compromiso contraído por autoridades nacionales en el Foro Mundial sobre Educación, celebrado en Dakar, Senegal, en abril del año pasado, según Duvvury.
En ese foro, ministros de Educación y representantes de 155 gobiernos se comprometieron a garantizar el acceso de las niñas y adolescentes a una educación de calidad y eliminar la brecha de género en la enseñanza primaria y secundaria para 2005.
El secretario general de las Naciones Unidas, Kofi Annan, aprovechó esa oportunidad para lanzar una iniciativa de 10 años concentrada en la educación de las niñas.
Unicef estimó que 120 millones de niños en edad escolar no asisten a la escuela en el mundo en desarrollo, y de ellos dos tercios, u 80 millones, son niñas. La brecha de género en la educación es más evidente en Asia meridional, Africa subsahariana y Medio Oriente.
«En muchos países, las niñas no tienen igual acceso a la educación porque las tradiciones las relegan a papeles subordinados», señaló Human Rights Watch en su informe.
En ese marco, los obstáculos como la violencia sexual en las escuelas se vuelven más preocupantes.
«Los planificadores de políticas deben poner énfasis no sólo en el ingreso de las niñas a la escuela, sino también en su seguridad en ese ámbito», exhortó el informe.
Sudáfrica fue elegida para el estudio «no sólo por las dimensiones del problema, sino también por sus oportunidades de cambio, dado que los educadores han mostrado gran interés por encontrar soluciones», explicó la organización. (FIN/IPS/tra-en/mmm/js/mlm/ed-hd/01