El riesgo de propagación de la fiebre aftosa en América del Sur aumentó, luego de que el gobierno de Argentina reconociera la existencia de otros tres focos de la enfermedad en su territorio, advirtió el ministro de Agricultura de Chile, Jamie Campos.
América del Sur se convirtió esta semana en el epicentro temporal de la crisis de la aftosa, que se desató el mes pasado en Gran Bretaña y llegó luego a Francia para poner de nuevo en jaque el patrimonio ganadero de Europa, ya amenazado por la encefalopatía espongiforme bovina o enfermedad de las vacas locas.
Sin la publicidad que cobró en la Unión Europea, el rebrote de aftosa tiene en América del Sur, y especialmente en Argentina, un terreno abonado incluso por el silencio que mantuvieron las autoridades hasta el lunes.
La Organización de Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO) señaló en Roma que la rápida propagación mundial de una cepa de la enfermedad demuestra «a las claras» la capacidad de difusión en vastas áreas geográficas del virus que la provoca.
La FAO añadió que se pueden originar epidemias en países que esutvieron libres de la enfermedad durante muchos años.
La agencia de la Organización de las Naciones Unidas hizo un llamamiento a la cooperación internacional para detener esta epizootia.
«Para luchar contra la fiebre aftosa y erradicarla en último término es necesario poner a disposición de los países en desarrollo más asistencia para que puedan atajar la enfermedad en zonas donde es endémica», recalcó la declaración.
La aftosa es una enfermedad viral muy contagiosa en animales de pezuñas hendidas (bovinos, caprinos, ovinos y porcinos). Se caracteriza por la formación de pústulas llenas de líquido en el hocico, nariz, ubres y patas de las reses afectadas.
La FAO recalcó que la enfermedad ocasiona grandes dolores pero no es letal en animales adultos, aunque puede matar a las crías, además de causar grandes pérdidas a la producción de carnes y lácteos.
«La fiebre aftosa raramente afecta a los seres humanos y si lo hace, sus consecuencias son de poca entidad», añadió la organización internacional.
La aftosa sigue siendo endémica en muchos países de Africa, Medio Oriente, Asia y América del Sur, donde sólo Chile y Uruguay pueden asegurar que no la tienen en este momento.
«Ningún país puede considerarse al seguro del peligro de la enfermedad, debido al aumento del comercio internacional, al turismo, a la circulación de los animales, y de los productos animales y géneros alimentarios», advirtió la FAO.
Para el control de la fiebre aftosa son clave «la preparación para las emergencias, los planes contingentes y las campañas de información», dijo la entidad internacional.
El mejor método para erradicar la aftosa es una política de «exterminio total» de los animales afectados, señaló la FAO. La vacunación puede servir de ayuda cuando el número de reses infectadas sea tan considerable que su exterminio plantee problemas operativos y de aceptación pública, añadió.
En Europa, y particularmente en Gran Bretaña, donde existen 234 focos de aftosa, se aplica la política de «exterminio total», de difícil ejecución y aceptación por razones económicas en países en desarrollo, que optan por la vacunación.
La diferencia entre ambas políticas quedó de manifiesto el jueves. Mientras en Gran Bretaña se anunciaba la incineración de 100.000 ovejas sanas que estuvieron en contacto con animales infectados, en Argentina se denunciaba el tardío inicio de la campaña de vacunación de 13 millones de cabezas de bovinos.
Los diarios Ambito Financiero, Página 12 y La Nación señalaron que el gobierno de Fernando de la Rúa conocía hace un año el rebrote de la aftosa.
Pero lo mantuvo en reserva para que Argentina no perdiera la categoria de «país libre de fiebre aftosa sin vacunación», que le reconoció la Oficina Internacional de Epizootias el 24 de mayo de 2000.
El ex secretario de Agricultura, Antonio Berhongaray, admitió a Página 12 que hubo «un pacto de silencio», del cual sostuvo que fueron partícipes el gobierno, entidades agropecuarias y exportadores.
Chile, que mantenía una política de prohibición de ingreso de ganado en pie y de carne con hueso desde Argentina, cerró el martes totalmente sus fronteras a todo tipo de productos cárnicos de ese país. Lo mismo hizo Bolivia el jueves.
La información sobre los tres nuevos brotes de aftosa en Argentina aumenta el riesgo de que la enfermedad reaparezca en Chile, país que desde los años 80 es catalogado como territorio libre de aftosa sin práctica de vacunación.
Chile y Argentina comparten una frontera de 5.000 kilómetros de extensión en la cordillera de Los Andes, donde abundan pasos limítrofes de difícil control por los cuales puede circular ganado en pie.
«La presión biológica que se está ejerciendo sobre nuestra frontera es muy preocupante», dijo el ministro Campos, quien llamó a los ganaderos a prestar toda su cooperación a los rigurosos controles fronterizos que se comenzaron a aplicar hace una semana.
El plan de prevención de la aftosa en Chile ha demandado un gasto al Estado de unos 800.000 dólares. Una cantidad razonable, si se consideran que un rebrote de la enfermedad causaría la pérdida de 600 millones de dólares, según cálculos de los exportadores agrícolas. (FIN/IPS/ggr/mj/if dv/01