El secretario general de la Organización de las Naciones Unidas (ONU), Kofi Annan, nombrará un grupo especial del foro mundial para contribuir a cerrar la creciente «brecha digital» entre países ricos y pobres en el terreno de la tecnología de la información.
El Grupo Especial de la ONU sobre Tecnologías de la Información, integrado por representantes de gobiernos, del sector privado, de organizaciones sin fines de lucro y de la propia ONU, apoyará los esfuerzos de los países en desarrollo mediante acciones de capacitación y de movilización de recursos.
La creación del grupo fue propuesta el año pasado por el Consejo Económico y Social de la ONU (ECOSOC). Un Equipo de Asesores de Alto Nivel, de 22 integrantes, planteó criterios para implementar la iniciativa en un informe de 10 páginas entregado a Annan el mes pasado.
El equipo de asesores, presidido por José María Figueres-Olsen, ex presidente de Costa Rica, afirmó en su informe que las tecnologías de comunicación de información, y en especial el acceso irrestricto a Internet, la red mundial de computadoras, serán cruciales para que la ONU alcance sus metas de reducción de la pobreza
Esas tecnologías pueden ser «un potente instrumento para acelerar el crecimiento económico sobre amplias bases y el desarrollo sustentable», indicó.
«Sin embargo, es preocupante que el enorme potencial para el desarrollo de la revolución informática y tecnológica aún no se refleje en forma adecuada en políticas, programas y proyectos de desarrollo», apuntó.
El grupo especial debería formarse con 18 representantes de Estados miembros del foro mundial, ocho del sector privado, seis del sistema de la ONU, incluyendo al presidente del ECOSOC, y cuatro de instituciones sin fines de lucro, incluyendo al sector académico y a organizaciones no gubernamentales, sugirió.
Su mandato debería durar tres años, «dadas las circunstancias de rápido cambio en el terrno de las tecnologías de comunicación de información», no reunirse más de dos veces por año y presentar un informe anual al secretario general de la ONU, propuso.
Los asesores enfatizaron que está en curso la creación de un nueva economía y una nueva sociedad mundial de la información.
El desafío es lograr que los dos tercios más pobres de los 6.000 millones de habitantes del planeta «participen en la revolución de la información y se beneficien de ella», dijeron.
La tecnología de comunicación de la información no es un fin, sino un medio, y «el grupo especial debería aprovechar esa tecnología para cerrar las brechas sociales y económicas que dividen a nuestro mundo», aseveraron.
Eso no sería «un sustituto de otros amplios esfuerzos necesarios por el desarrollo, sino un complemento de los mismos que contribuya a la igualdad, al potenciar a los pobres con conocimientos y habilidades que necesitan para salir de la pobreza», explicaron.
La ONU, «por su autoridad moral y su carácter universal y representativo, está en una posición única para forjar una visión de la tecnología de comunicación de información como factor facilitador de la construcción de un mundo libre de pobreza», subrayaron.
«Con el liderazgo del secretario general, las Naciones Unidas pueden aportar una auténtica dimensión mundial a los esfuerzos para cerrar brechas, crear oportunidades y lograr que esa tecnología sea puesta al servicio del desarrollo para todos», añadieron.
La Organización Internacional del Trabajo (OIT), con sede en Ginebra, señaló el año pasado en su Informe Mundial sobre Empleo 2001 que la diferencia de velocidades de difusión de la tecnología en países ricos y pobres crea una creciente «brecha digital».
«La revolución de la información y la comunicación posee un gran potencial, pero también plantea riesgos de exclusión para una parte significativa de la población del planeta», advirtió el director general de la OIT, Juan Somavia.
La OIT apuntó que China, Filipinas, Malasia, Tailandia y otras naciones asiáticas lograron realizar rápidos progresos en áreas tecnológicas de avanzada, y captaron de ese modo prociones significativas del mercado mundial de semiconductores y otros productos necesarios para el procesamiento de datos.
«Nuestro futuro depende de la tecnología, y en especial de la nueva tecnología informática», cuyo desarrollo no requiere gran cantidad de equipo, de capital o de energía, sino «inteligencia, el único bien distribuido en forma equitativa entre los pueblos del mundo», aseguró Annan.
«Mediante una inversión relativamente pequeña, sobre todo en educación básica para la infancia, podemos poner toda clase de conocimientos al alcance de nuestros pueblos, y brindar a los países pobres la oportunidad de saltearse algunas largas y dolorosas etapas del desarrollo que otras naciones debieron atravesar», agregó.
El gasto mundial en tecnología de comunicación de información fue 2,1 billones de dólares en 1999, y se espera que llegue a tres billones en 2003, según un estudio conjunto de la Alianza Mundial de Tecnología de la Información y Servicios, con sede en Washington, y de la Corporación Internacional de Datos, divulgado el año pasado.
India, uno de los pocos países en desarrollo que ha logrado grandes avances en la tecnología informática, realizó el año pasado exportaciones de programas de computación por valor de más de 4.000 millones de dólares, y prevé que el valor de esas exportaciones llegue a 50.000 millones en 2008. (FIN/IPS/tra- eng/td/da/mp/dv sc/01