Las negociaciones entre viceministros de Comercio por el ALCA celebradas esta semana en la capital de Perú tuvieron un resultado incierto. «Es una lástima que la bruma no deje ver el horizonte», dijo el presidente de la reunión, el argentino Horacio Chichizola.
Y no se refería a la neblina que impedía ver el mar desde las ventanas del Hotel Marriott, donde se realizó, con escasos resultados, la séptima reunión del Comité de Negociaciones Comerciales del ALCA (Area de Libre Comercio de las Américas), a la que asistieron representantes de 34 países.
Chichizola reflejaba en su frase la fatiga tras dos jornadas de negociaciones con escaso éxito y el clima predominante el jueves en los pasillos del hotel.
No se obtuvieron avances significativos en los asuntos centrales de la reunión: tratamiento de las diferencias de desarrollo y de tamaño en las economías americanas, estructura del esquema de integración del ALCA y medidas de facilitación en materia de procedimientos aduaneros.
Ante la prensa, Chichizola comunicó el jueves lo que ya se sabía antes de la conferencia: la reunión en Lima fue convocado para preparar la reunión que realizarán, a comienzos de abril en Buenos Aires, los ministros de Comercio.
Indicó que, a su vez, los ministros deben aprobar el documento cuya proclamación se prevé para la Tercera Cumbre de las Américas, a celebrarse en Quebec, Canadá, del 20 al 22 de abril con la presencia de los 34 jefes de gobierno.
Chichizola admitió que las reservas pendientes a la declaración y las que podrían surgir antes del 10 de febrero «podrían, quizás, obligar a una convocatoria» extraordinaria del Comité de Negociaciones Comerciales «antes de la reunión en Buenos Aires».
El funcionario argentino recordó que el proyecto del ALCA fue acordado en la Cumbre de las Américas de 1994, y que entonces se fijó el plazo final de 2005 para definir y aprobar el esquema de integración comercial y económica de América Latina, el Caribe, Canadá y Estados Unidos.
«La metodología puesta en práctica para avanzar en el diseño de la integración hemisférica es aprovechar las convergencias bilaterales», comentó.
Observadores conmentaron que el gobierno de Estados Unidos, desde este mes encabezado por el republicano George W. Bush, exigen una negociación discreta. La actitud de Bush hacia el proyecto de integración americana impulsado por su antecesor, Bill Clinton, es por ahora un misterio.
Chichizola señaló en la conferencia de prensa que varios países (no mencionó a Estados Unidos) «exigen máxima reserva sobre el curso de las negociaciones y piden que se discuta y se decida el grado de publicidad admisible de los acuerdos a los que se está arribando».
«El avance de las negociaciones en el ALCA es lento y trabajoso porque cada acuerdo concreto debe aprobarse por consenso. En cualquier momento pueden surgir corchetes (reservas planteadas por algún país) sobre cualquier acuerdos, lo que obliga a negociar de nuevo», dijo.
La Comunidad Andina de Naciones (CAN) respalda el principio de que «nada estará acordado hasta que todo esté acordado», lo que impide la firma de compromisos parciales, explicó el viceministro de Negociaciones Internacionales de Perú, Alfredo Ferrero.
«Todos los acuerdos comerciales concretos se interrelacionan entre sí» y «el consenso debe alcanzarse en todos los puntos», explicó Ferrero.
«Para los países andinos (Bolivia, Colombia, Ecuador, Perú y Venezuela) más importante que resolver sobre detalles o puntos controversiales es debatir las grandes líneas», añadió.
«Uno de esos grandes asuntos es el tratamiento especial diferenciado para los países de menor desarrollo. No se trata únicamente de darles mayores plazos arancelarios ni más cooperación técnica, sino de diseñar un modelo de integración equitativo, sin ventajas para los mas desarrollados», expresó.
El otro gran debate se refiere la exigencia de Estados Unidos y Canadá de incluir en los acuerdos de integración comercial cláusulas ambientales y laborales.
«Los países andinos no aceptamos que se incluyan esos temas porque los países desarrollados suelen utilizarlos como pretexto para no cumplir sus compromisos de apertura de mercado, compromisos cuyo cumplimiento es fundamental en un esquema de integración económica», explicó.
Si bien los países andinos han mantenido una posición uniforme, se pueden percibir en algunos de ellos líneas diferentes respecto de la orientación de la integración continental.
«Hay sectores colombianos que promueven una articulación directa con el Tratado de Libre Comercio de América del Norte y con el ALCA. Venezuela impulsa un acuerdo previo con el Mercosur sobre la base de una alianza estratégica con Brasil», señaló el analista Alan Failie.
«En Perú hay también sectores empresariales que ven con simpatía una integración hacia el norte antes que al sur, pero la orientación de este país dependerá del resultado de las elecciones del 8 de abril», concluyó Failie.
Por su parte, el Mercosur (Mercado Común del Sur, compuesto por Argentina, Bolivia, Brasil, Paraguay y Uruguay) negocia en bloque su incorporación al ALCA.
Pero en el Mercosur hay también matices. Argentina apoya la apertura recíproca de los mercados regionales «siempre que se incluya un acuerdo que garantice pleno acceso al mercado estadounidense para sus productos agrícolas».
Por su parte, Brasil, condiciona su respaldo al ALCA a que se incluyan no solo rebajas arancelarias sino también reglas de defensa comercial, cuotas de exportación y manejo de las trabas sanitarias. (FIN/IPS/al/mj/if/00