El Tratado de Libre Comercio (TLC) de America del Norte empieza su tercer ano de vida en medio de una ola de criticas por los supuestos perjuicios que causa a las economias de Canada, Estados Unidos y Mexico.
"Lo que anunciamos se esta cumpliendo. La situacion es cada vez peor", declaro William Bywater, presidente del mayor sindicato de trabajadores del sector de la electronica estadounidense.
"El hundimiento de la economia mexicana, el aumento del trafico de droga, la creciente inmigracion ilegal, la perdida de fuentes de trabajo en Estados Unidos y ahora el espectro de los peligrosos camiones mexicanos en nuestras autopistas demuestran que teniamos razon", fustigo.
Bywater se referia a uno de los nuevos obstaculos en el dificil camino del TLC, a dos anos de su entrada en vigencia: la decision del presidente estadounidense, Bill Clinton, de suspender la liberalizacion de las leyes relativas al trafico de camiones.
Esta liberalizacion hubiera permitido a los camiones mexicanos y estadounidenses circular libremente hasta 30 kilometros dentro del territorio del pais vecino.
La nueva normativa tendria que haber entrado en vigor el mes pasado, pero la presion del influyente sindicato de camioneros de Estados Unidos para poner "mayor enfasis en la seguridad" del trafico en las autopistas estadounidenses parece haber dado resultado.
En efecto, las preocupaciones de los representantes gremiales llevaron a Clinton a suspender la liberalizacion prevista hasta tanto no se estudien detenidamente los reclamos sindicales, para lo cual no se fijo plazo alguno.
El diario estadounidense Washington Post afirmo que la decision "demuestra que una de las preocupaciones del gobierno es limitar las consecuencias politicas 'desagradables' del TLC, aunque para ello tenga que dejar de aplicar un acuerdo que el propio Clinton impulso".
Ademas, los aliados tradicionales del Partido Democrata de Clinton estan lejos de ser los unicos que critican al TLC. Asi, las voces de importantes representantes del Partido Republicano – en teoria un ferviente defensor del libre comercio- se estan sumando al creciente descontento.
Uno de los defensores "historicos" de la liberalizacion comercial, el senador y candidato republicano a la presidencia Robert Dole se opuso hace tres meses a la concrecion de cualquier nuevo acuerdo comercial antes de fines de 1995.
La actitud de Dole contradijo la linea de apoyo a todo tipo de medida capaz de abrirle nuevos mercados a los productos y las inversiones estadounidense defendida por su partido desde hace 45 anos.
Sus declaraciones tambien destruyeron las ultimas esperanzas de varios paises caribenos de lograr un acuerdo con el TLC y de Chile, que aspiraba a convertirse en el primer miembro no norteamericano del TLC.
Ademas, ambos acuerdos dificilmente se logren en 1996, por tratarse de un tema demasiado "sensible"' para que se logre aprobar durante un ano electoral en Estados Unidos.
Los partidarios del TLC opinan que las criticas son injustas. Segun ellos, el tratado provoco un aumento sin precedentes del comercio entre Mexico y Estados Unidos -en ambos sentidos- durante su primer ano de aplicacion.
Sin embargo, opinan, un problema sin relacion con el acuerdo comercial -la caida del peso mexicano, iniciada en diciembre de 1994, cuando el entonces flamante presidente Ernesto Zedillo decreto una primera devaluacion- termino perjudicandolo gravemente.
Para los detractores del TLC, estos argumentos son falsos, ya que, estiman, el peso mexicano se mantuvo artificialmente alto durante el debate parlamentario en Estados Unidos para ratificar el tratado.
Ello quito relevancia a las criticas de quienes advertian que la inevitable devaluacion del peso mexicano causaria una fuga de capitales de Estados Unidos y una instalacion masiva de fabricas de empresas estadounidenses en territorio mexicano.
De todos modos, sean cuales sean las causas del error de pronostico, las previsiones de los partidarios del TLC estan lejos de cumplirse. Clinton, por ejemplo, predijo que se crearian 200.000 puestos de trabajo en los primeros dos anos de aplicacion del acuerdo.
Actualmente, Gary Hufbauer, el economista que realizo las estimaciones que llevaron a Clinton a pronosticar esta creacion de fuentes de trabajo, reconoce que probablemente Estados Unidos haya perdido alrededor de 225.000 empleos durante esos dos anos.
Algo similar ocurre en materia de salud y problemas ambientales en la frontera entre ambos paises, donde los progresos anunciados por los partidarios del tratado aun no se han cumplido.
Asi, segun un informe conjunto de la organizacion de consumidores estadounidense Public Citizen y la Red Mexicana de Accion Frente al Libre Comercio, "el TLC ha agravado los problemas del agua y contaminacion del aire", asi como ciertas enfermedades en la region fronteriza.
Pese a los pronosticos optimistas, que anunciaban un mejor reparto de las instalaciones industriales en el territorio de Mexico -en particular alejandolas de la frontera estadounidense- las maquiladoras, situadas en dicha frontera, son uno de los pocos sectores que crecieron desde que entro en vigencia el TLC. (FIN/IPS/tra-en/jl/dm/if/95)