Organizaciones ambientalistas reclaman al Banco Mundial que desembolse más dinero para proyectos de energía solar y eólica y menos para los que utilizan combustibles fósiles, que generan al quemarse los nocivos gases invernadero.
El Banco Mundial concede grandes subsidios a proyectos energéticos en base a petróleo y gas en países en desarrollo, pero no incentiva las energías denominadas "de alternativa", advirtieron, entre otros, el Worldwatch Institute y el Institute for Policy Studies, ambos radicados en Washington.
A los gases invernadero se atribuye el calentamiento del planeta, pues impide la salida al espacio exterior del calor que se concentra en la Tierra y la atmósfera. El principal de ellos es el dióxido de carbono, que surge de la actividad industrial y el tránsito de vehículos a motor de combustión interna.
La mayor parte de los gases invernaderos liberados a la atmósfera procede de países industrializados.
Las naciones que corren más peligro por el cambio climático que generan son los pequeños estados insulares y costeros, muchos de los cuales podrían desaparecer por el ascenso del nivel del mar que provocaría el derretimiento de los hielos polares.
La Conferencia de las Partes de la Convención Marco de Naciones Unidas sobre Cambio Climático considerará entre el 1 y el 10 de diciembre nuevas metas de abatimiento de la emisión de estos gases en diciembre en Kyoto, Japón.
Las críticas de los activistas al Banco Mundial se reanudaron debido a la proximidad de esta conferencia y a la reunión que celebra esta semana el Fondo Mundial de Medio Ambiente (GEF), una rama de la institución.
Si el Banco da prioridad a las fuentes renovables de energía, "se reduciría su precio" y "competirían mejor con los combustibles fósiles", dijo Daphne Wysham, investigadora del Institute for Policy Studies.
"Más que generar cambio climático, el Grupo Banco Mundial podrían liderar la promoción de formas de energía limpia para los países en desarrollo", agregó Wysham.
Además del "efecto invernadero" general, los científicos coinciden en que los gases invernaderos que produce la quema de petróleo, gasolina, carbón y gas genera cambios en el clima como aumento en la frecuencia e intensidad de tormentas, inundaciones, olas de calor y sequías.
El Banco Mundial es la principal fuente pública de financiamiento de proyectos a base de combustibles sólidos, en los que gastó al menos seis veces más dinero que en los de fuentes renovables de energía, alertó Wysham.
Desde 1992, estos créditos ascendieron a 9.800 millones de dólares, según una investigación difundida este año.
Uno solo de esos proyectos, una planta a base de carbón en China que generará 3.600 megavatios, liberará más de siete millones de toneladas de dióxido de carbón en la atmósfera cada año, mucho más que las emisiones de "gases invernadero" de todos los proyectos "verdes" financiados por el GEF.
Funcionarios del propio Banco se lamentan de que la institución sobreestime los beneficios de los proyectos a base de combustibles fósiles y hagan oídos sordos a los daños sociales y ambientales que provocan.
El Banco no calcula al analizar estos proyectos los costos de ingeniería y limpieza ambiental y del tratamiento médico, gastos sociales y pérdidas económicas de las enfermedades respiratorias, entre otras cuya incidencia aumenta con la quema de combustibles sólidos.
De todos modos, Robert Watson, nuevo conductor del Departamento de Ambiente del Banco Mundial, sostuvo que la institución tiene poca incidencia en el sector energético y contribuye a promover avances en materia de eficiencia.
"¿Debería el Banco involucrarse en el sector? Por supuesto, mientras pueda demostrar que mejore su rendimiento", dijo Watson.
El funcionario recordó que aun la energía eólica tiene sus enemigos, entre ellos ambientalistas que califican los molinos de amenaza mortal para las aves.
Expertos y activistas sostienen, mientras tanto, que el potencial de energía renovable de los países en desarrollo es gigantesco. El Banco podría convertir esos proyectos en el grueso de sus operaciones, según Christopher Flavin, investigador de WorldWatch.
Entre esos emprendimientos, Flavin mencionó granjas eólicas en India, créditos para dotar a las viviendas de Indonesia de energía solar.
Para eso, el experto respalda la constitución de un fondo de entre 100 y 200 millones de dólares para el financiamiento de pequeños proyectos comerciales de energía renovable en países de desarrollo, aprobada el año pasado por la Corporación Financiera Internacional (IFC), rama del Banco para el sector privado.
"El estado del conocimiento de la energía eólica hoy es comparable al que se tenía en los primeros días de la industria petrolera", observó la no gubernamental American Wind Energy Association (AWEA).
"Muchos pensaban entonces que el petróleo nunca reemplazaría al carbón y el keroseno en los procesos industriales. Fue solo a través de la investigación que se comprendió las posibilidades de ese recurso", según AWEA. (FIN/IPS/tra-en/dk-aa/mj/en/97