El deterioro de la capa de ozono sobre la Antártida está causando crecientes daños a la salud de las personas, advirtió el jueves 23 Andrés Tchernitchin, secretario ejecutivo de la Comisión de Medio Ambiente del Colegio Médico de Chile.
En un foro organizado por el suplemento ambiental Tierramérica, Tchernitchin indicó que la investigación médica en torno a los efectos de este fenómeno es relativamente reciente y que en el futuro podrían detectarse nuevas enfermedades.
La información disponible hasta ahora establece que el aumento de las radiaciones solares ultravioletas, a consecuencia del hueco del ozono, causa en las personas afecciones oculares, cáncer de piel y daños en su sistema inmunológico, dijo el médico.
Chile y Argentina son los dos países más expuestos a los efectos de la disminución de la capa de ozono sobre el Polo Sur, fenómeno que se produce cada año con una intensidad creciente entre fines de agosto y comienzos de diciembre.
El tema será tratado en el próximo número de Tierramérica, una publicación especializada del Programa de Naciones Unidas para el Medio Ambiente, en cuya elaboración colabora IPS, que circula cada dos meses como suplemento de 12 diarios latinoamericanos.
El profesor Humberto Fuenzalida, de la Facultad de Química y Farmacia de la Universidad de Chile, explicó que los volúmenes de ozono en la estratósfera ascienden a 3.200 millones de toneladas y que este gas está en un constante proceso de regeneración y destrucción.
Esto significa que cada ocho días se renueva el ozono, pero por efecto del deterioro que se produce en la primavera del hemisferio sur, se pieden cada año 120 millones de toneladas, que son repuestas parcialmente durante el verano.
En términos simples, se calcula que la pérdida neta de ozono cada año es de 16 millones de toneladas, lo cual llevaría al agotamiento total de este gas estratosférico en un lapso de 200 años, indicó Fuenzalida.
El ozono cumple la función esencial de filtrar las radiaciones solares ultravioletas e impedir por tanto que causen daños a la flora y fauna, pero el propio hombre creó productos químicos volátiles que están deteriorando este gas natural.
El Protocolo de Montreal, suscrito por la comunidad internacional, estableció metas progresivas para disminuir la producción de clorofluorcarbonos (CFC) y de otros compuestos químicos causantes del deterioro de la capa de ozono.
Fuenzalida recordó que los países industrializados son los principales productores de CFC y que el problema adquiere un carácter global, donde países como Chile y Argentina son víctimas de una situación que no contribuyeron a crear.
El experto señaló que la eliminación mundial de CFC se efectúa a una velocidad "razonablemente rápida", pero que sus beneficios se verán sólo dentro de algunos decenios, por lo cual es necesaria la adopción de medidas preventivas.
Exhortó, sin embargo, a enfocar el problema con "dosis de moderación", para no sobredimensionar situaciones en que las personas se ven expuestas a mayores radiaciones solares por trasladarse a sitios más altos o aminorar su vestuario.
Tchernitchin explicó que los rayos ultravioletas provocan daños al globo ocular que derivan en cataratas, las cuales si no son tratadas a tiempo causan posteriormente afecciones a la córnea que pueden conducir a la ceguera.
El médico agregó que se observa un aumento de cáncer de piel atribuible a las radiaciones solares, de los cuales se excluyen los melanomas, que tienen otro origen y cuya gravedad es mayor.
El sistema inmunológico sufre igualmente un deterioro cuando el ser humano está expuesto a rayos ultravioletas, los cuales afectan las células que procesan los antígenos, aumentando el riesgo de enfermedades virales con ciclo en la piel, como el herpes.
No existe aún un conocimiento cabal del impacto del fenómeno sobre proteínas que regulan la producción de hormonas en mujeres embarazadas y cuyo déficit aumentaría la frecuencia de cáncer, señaló Tchernitchin.
El aumento de las radiaciones ultravioletas tiende también a causar alteraciones en la cedana alimenticia, al afectar el crecimiento y pigmentación de algunos vegetales y destruir microrganismos y larvas, añadió el médico.
El representante del Colegio Médico señaló que es necesario destinar más recursos a la investigación médica y a educar a la población no sólo para que aprenda a protegerse, sino sobre todo para que contribuya a preservar el ozono.
El Colegio Médico, dijo Tchernitchin, recomienda evitar los problemas ambientales más que protegerse de sus efectos, tanto en lo que respecta a los rayos solares, como a la contaminación de la atmósfera y de productos alimenticios.
"No podemos imaginarnos a las generaciones futuras con máscaras antigases, comiendo sólo algunos alimentos y viviendo permanentemente en la oscuridad", señaló el médico.
Oscar Garcés, experto del Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo, subrayó el aporte en la defensa de la capa de ozono de los programas de reconversión industrial y eficiencia energética, así como la preservación de los bosques.
Hernán Durán, de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe, quien moderó el foro, señaló que se requiere una acción fuerte por parte de todos los sectores de la población y llamó a crear efectivos mecanismos de participación ciudadana para enfrentar éste y otros desafíos ambientales. (FIN/IPS/ggr/ag/en/97