La máxima autoridad de la lucha contra el narcotráfico de la Organización de Naciones Unidas (ONU) rechazó hoy la posibilidad de que el cuerpo interceda en los conflictos entre Estados Unidos y otros países en la materia.
Sin embargo, la Junta Internacional de Fiscalización de Estupefacientes de Naciones Unidas (JIFE) manifestó, en su informe anual divulgado este lunes, posiciones radicalmente contrarias a las de Washington, y, en ese sentido, elogió la gestión de Colombia.
El presidente de la JIFE, el alemán Oskar Schroeder, dijo este martes que los 13 integrantes de la agencia alientan a los países a mantener relaciones bilaterales eficientes en la lucha contra el abuso de drogas.
Sus declaraciones se produjeron cuatro días después de que el presidente de Estados Unidos, Bill Clinton, calificó la gestión del resto de los países del mundo en el combate contra el narcotráfico, proceso en el que se "descertificó" a varias naciones por no cooperar con Washington.
"El proceso de certificación de Estados Unidos es una cuestión bilateral. No tenemos opinión al respecto. Si la certificación tiene el fin de fortalecer la cooperación bilateral, es un asunto que compete a los países involucrados", sostuvo Schroeder.
Consultado sobre el papel de Estados Unidos, principal consumidor de drogas del mundo, Herbert Okun, funcionario de la JIFE, indicó que la agencia promueve un abordaje equilibrado al problema del narcotráfico.
"Creemos que no solo debe reducirse la oferta, sino la demanda de drogas. La JIFE, de todos modos, no participa en disputas teológicas ni se involucra en acusaciones", dijo Okun.
Sin embargo, la ONU y Washington tienen posiciones sustancialmente diferentes en la actitud de Colombia, uno de los principales productores mundiales, respecto del narcotráfico.
La JIFE considera, en contradicción con la postura de Clinton, que el gobierno colombiano es un participante activo en la guerra regional por la erradicación de la producción y venta de droga.
En su informe anual, la agencia se manifestó satisfecha por la actividad de Colombia en la constitución, junto a Bolivia, Ecuador y Perú, de una unidad de inteligencia antidrogas andina.
Estos cuatro países también acordaron el intercambio de información sobre venta de productos químicos utilizados en la producción de narcóticos y comprometieron su respaldo a proyectos de desarrollo alternativo en beneficio de los campesinos de América del Sur.
Clinton descertificó a Afganistán, Birmania, Colombia, Irán, Nigeria y Siria por considerar que no cooperaron con la lucha antidrogas de Estados Unidos. Con excepción de Colombia, Washington cortó la mayor parte de sus vínculos con esos países en los últimos años.
De acuerdo con las leyes estadounidenses, el presidente puede imponer sanciones a los países descertificados, entre ellas el retiro de preferencias comerciales y el rechazo de asistencia y créditos en su beneficio en los órganos de dirección del Banco Mundial y otras agencias internacionales.
Washington también puede "suspender" estos castigos en base a "intereses de seguridad nacional", opción que en el pasado fue dispuesta a favor de Belize, Líbano y Pakistán en el pasado.
Clinton también puede descertificar a un país pero imponerle sanciones limitadas. En el caso de Colombia, Washington apenas frenó cierta ayuda bilateral y canceló el visado de ingreso a Estados Unidos del presidente Ernesto Samper.
El mandatario estadounidense certificó a México como aliado cabal en la lucha antidroga, a pesar de que la máxima autoridad del gobierno de Ernesto Zedillo en la materia, el general Jesús Gutiérrez Rebollo, fue arrestado el 6 de febrero por colaborar con el principal narcotraficante del país. (FIN/IPS/tra- en/td/yjc/mj/ip/97