Aunque huyen de los reflectores y prefieren la reserva, los militares de México adquieren cada vez mayor protagonismo. Su presencia en la policía y en la lucha contra el narcotráfico, así como su masivo despliegue en zonas de guerrilla, los pusieron en el centro de la escena.
Académicos y grupos humanitarios discuten por qué las Fuerzas Armadas mexicanas, una de las pocas en América Latina que no protagonizó golpes de Estado, tienen una relación abierta con su similar de Estados Unidos, cuando antes mantenían reservas al respecto, y por qué están más visibles.
Para unos, el gobierno del presidente Ernesto Zedillo ha militarizado al país, lo que sería ilegal pues no existe un estado de guerra declarado. Para otros la presencia militar es creciente pero regionalizada y sectorizada, obedeciendo a la crisis de los sistemas de seguridad.
"El Ejército dejó o se vio forzado a dejar la relativa sombra en la que había vivido medio siglo por la creciente ineficacia y los errores de la élite civil gobernante", sostiene Lorenzo Meyer, investigador y profesor del Colegio de México.
Los gobiernos han fallado en los campos de la "negociación política, del crecimiento, de la distribución de la riqueza, del desarrollo social, del combate al narcotráfico y el mantenimiento de la justicia y el orden público" y de ahí la mayor presencia militar, opina Meyer.
Según el Instituto Internacional de Estudios Estratégicos, con sede en Londres, México cuenta con el segundo mayor ejército de América Latina y es el tercer país de la región en cuanto a gasto militar, detrás de Brasil y Argentina.
Los militares están ahora en los cargos de más alto nivel de la policía, un general comanda la principal instancia de combate al narcotráfico y el secretario de Defensa, Enrique Cervantes, mantuvo por primera vez reuniones abiertas con su par de Estados Unidos, tanto en México como en el país vecino.
El secretario de la comisión de Justicia de la Asamblea Legislativa de la capital, Rafael Luviano, indicó que es posible que 2.400 soldados se integren próximamente a las filas de la policía.
"Nunca desde que los civiles asumieron la presidencia las Fuerzas Armadas habían tenido tanta injerencia en los asuntos públicos y de gobierno como en la actualidad", señaló Elisur Artega, profesor de Teoría Constitucional en la Universidad Autónoma Metropolitana.
"Se ha puesto en riesgo el sistema democrático", concluyó.
Varios militares fueron acusados en las últimas semanas de violaciones a los derechos humanos en los estados donde operan guerrillas.
A su vez México recibió una recomendación de la Organización de Estados Americanos para liberar a un general que permanece preso desde que pidió crear la figura de un ombudsman militar.
En otras muestras de la inusitada presencia uniformada, ocho militares retirados de alta graduación se afiliaron al opositor Partido de la Revolución Democrática, mientras los generales retirados que actúan en el gobernante Partido Revolucionario Institucional los calificaron de traidores.
La mayoría de los analistas estiman que el tradicional ostracismo de las Fuerzas Armadas terminó con la irrupción de la guerrilla zapatista, a inicios de 1994, hecho que los obligó a desplegarse y a modernizar sus viejos equipos y sistemas.
Datos extraoficiales indican que las Fuerzas Armadas estarían integradas por unos 175.000 hombres,
Los militares de México "viven una revolución de ideas, una revolución desde dentro", expresó el estadounidense Roderic Ai Camp, académico que ha realizado varias investigaciones sobre las Fuerzas Armadas locales.
La red de organismos humanitarios Todos los Derechos para Todos estimó que el "fortalecimiento de los grupos militares y la formación de grupos especiales no se usa solamente contra la delincuencia y el crimen organizado".
Para la organización, esto "se presta también al uso discrecional contra disidentes políticos y brotes de descontento".
México corre peligro de militarizar su vida cotidiana, que las Fuerzas Armadas sean enemigas de su pueblo, que la corrupción las afecte, que los militares intervengan en asuntos políticos y que se refuerce la política de delación, del temor y la sospecha en la población, advierte el organismo humanitario.
Según el analista Meyer "lo más saludable para el proceso político mexicano es retornar a la ortodoxia y preservar el bajo perfil de las fuerzas armadas".
Los militares son ahora demasiado importantes, dice Meyer. En noviembre de 1995 un rumor sobre un golpe militar en México, país con el régimen más estable de América Latina en el siglo XX, obtuvo eco en el sistema financiero internacional e hizo tambalear a la moneda.
Si las Fuerzas Armadas se mantuvieran en la sombra y el gobierno de Zedillo no hubiese tenido una imagen deteriorada, no hubiese prosperado el rumor de hace dos años, destacó. (FIN/IPS/dc/dg/ip/97