Los partidos políticos de Italia rechazaron casi unánimemente la condena a 22 años de cárcel dictada por la Corte Suprema de Justicia contra tres dirigentes del disuelto movimiento de ultraizquierda Lotta Continua por el asesinato en 1972 de un comisario de policía.
Un grupo de juristas anunció este viernes que presentará una petición de indulto al presidente de la República, Oscar Luigi Scalfaro, y representantes de casi todos los partidos se sumaron a la iniciativa.
Después de seis sentencias contradictorias, emitidas a lo largo de los ocho años que duró el proceso, la Corte Suprema dictó su sentencia el miércoles a medianoche, y este viernes fueron detenidos y conducidos a la cárcel dos de los tres condenados.
Los detenidos son Adriano Sofri, un intelectual que escribe en una revista propiedad del líder del centro derecha Silvio Berlusconi, y Ovidio Bompresi, un empresario de Milán.
El tercer sentenciado, Giorgio Pietrostefano, que trabaja en París en una comunidad para la recuperación de drogadictos, declaró en Francia que aún no ha decidido si regresará a Italia. Si no lo hace, la justicia italiana deberá pedir su extradición.
Como la edad de los tres acusados gira en torno de los 50 años, se trata virtualmente de una condena a prisión perpetua.
Los tres se declararon ajenos al asesinato del comisario Luigi Calabresi, a quien Lotta Continua y los grupos de izquierda en general responsabilizaban de la muerte en diciembre de 1969 del anarquista Giuseppe Pinelli.
Sofri, Bompresi y Pietrostefano interpretaron el veredicto de la Corte Suprema de Justicia como una "venganza", resuelta para castigar a una generación indócil que en los años 60 y 70 dio lugar a un movimiento juvenil contestatario.
A excepción de la derechista y ex fascista Alianza Nacional, casi todos los partidos cuestionaron el fallo de la Corte Suprema por el largo tiempo transcurrido desde el hecho juzgado y porque en su opinión, la sentencia no tiene apoyo en elementos probatorios suficientes.
Un alcalde electo por la centroderechista Forza Italia, el movimiento que dirige Berlusconi, propuso conmutar la condena a prisión por trabajo social en su comuna.
Lotta Continua no fue un grupo armado, como lo fueron las Brigadas Rojas, la organización subversiva más activa de Italia, hoy también desaparecida.
A la movilización estudiantil y a la actividad de los grupos clandestinos de ultraizquierda se sumó a fines de los años 60 y en la década siguiente una serie de atentados a cargo de servicios de seguridad que escaparon al control del Estado.
Pinelli cayó del cuarto piso del cuartel general de la policía de Milán, cuando era interrogado por un atentado en que no había tenido participación, como después se comprobó, y la izquierda acusó del hecho a Calabresi.
El comisario fue asesinado en la mañana del 17 de mayo de 1972, cuando salía de su casa. Al día siguiente, el diario de Lotta Continua publicó en su primera pagina: "Muerto Calabresi, el mayor responsable del asesinato de Pinelli".
Lotta Continua justificó ese homicidio, pero no lo reivindicó como acción propia.
El asesinato de Calabresi era un caso archivado cuando de improviso, Leonardo Marino, un vendedor ambulante, aseguró a un sacerdote y después a la policía que había conducido el automóvil en que se desplazaron los homicidas.
Marino, que fue absuelto, declaró que Sofri y Pietrostefani ordenaron el asesinato del comisario y que Bompresi fue el autor material. También explicó haber presentado su testimonio presionado por una crisis de conciencia.
Gemma Calabresi, viuda del comisario asesinado, dijo que no se opondrá al indulto de los presuntos asesinos de su marido, y del mismo modo se manifestaron sus dos hijos, que en el momento de la muerte de su padre tenían tres y cinco años. (FIN/IPS/jp/ff/ip/97