/REPETICION/ ISRAEL: Soldado nacido en Argentina se niega a entrar a Hebrón

El soldado de la reserva israelí y pacifista Sergio Yahni sabía que terminaría en una celda cuando se presentó a prestar su servicio anual obligatorio en el ejército.

El oficial de su unidad le dijo que se trasladara a Hebrón, la única ciudad de Cisjordania que permanece bajo control israelí. Pero Yahni se niega a cruzar uniformado la "línea verde", como se denomina a la frontera anterior a 1967.

Este reservista llegó a Israel desde su Argentina natal hace 17 años. En ese período, fue arrestado tres veces, dos de ellas por rehusarse a cumplir la orden de cruzar la línea verde hacia territorio palestino ocupado, una vez en la franja de Gaza y la segunda en Hebrón.

"Desde que era niño supe lo que se siente cuando los soldados entran a tu casa, lo que es el odio hacia los soldados. No quiero que otras personas sufran lo mismo", dijo Yahni, quien aún recuerda la dictadura militar en Argentina (1976-1983).

El soldado eligió pasar en una celda durante 18 días a cumplir durante un mes el servicio militar anual al que están obligados todos los hombres de Israel. Su decisión es inusual.

La mayoría de los israelíes aceptan lo que el ejército les depara. Aun aquellos que comparten las opiniones políticas de Yahni y resultan transferidos a posiciones detrás de la línea verde, a pesar de que comunican su parecer a sus oficiales, aceptan ese destino.

Pero esa situación está cambiando. Una encuesta efectuada en junio reveló que los estudiantes universitarios tienen cada vez menos motivaciones para cumplir los tres años de servicio militar (18 meses para las mujeres).

Uno de cada cuatro estudiantes dijo que preferiría no cumplir esa obligación. Hace cinco años, esa proporción era de uno de cada seis.

También aumentó la cantidad de soldados de reserva que se niegan a prestar servicios en Cisjordania y Gaza desde la elección del derechista primer ministro Benjamin Netanyahu en junio. Ese número crece a medida que las encuestas muestran un agotamiento de la confianza del público hacia el gobierno.

Desde la derrota electoral en mayo del arquitecto del acuerdo de paz de Oslo, Shimon Peres, la proporción de quienes aprueban la gestión de Netanyahu ha bajado constantemente y se ubica hoy en alrededor de 40 por ciento.

"La gente está desencantada. Netanyahu prometió seguridad y paz, y sienten que ahora no tienen ninguna de esas dos cosas. Eso se refleja en la tensión entre altos funcionarios militares y el gobierno", dijo el sociólogo Moshe Lissak, de la Universidad Hebrea de Jerusalén.

Después de los violentos enfrentamientos entre soldados israelíes y la polícia palestina que provocaron 100 muertes, tres docenas de reservistas, seleccionados para representar todos los rangos y áreas de actividad, reclamaron públicamente a Netanyahu cambios en su política de paz.

El gobierno tomó las decisiones que originaron esos incidentes, entre ellas la apertura del túnel de los Hasmoneos cerca de sitios sagrados musulmanes en Jerusalén oriental, sin consultar al ejército.

Además, más de 500 reservistas firmaron una declaración en la que manifestaron que no participarán en "la continua represión contra el pueblo palestino". Entre los firmantes figura el hijo del alcalde derechista de Jerusalén, Ehud Olmert, quien acaba de terminar el servicio militar obligatorio.

La petición fue iniciada por el grupo izquierdista Yesh Gvul ("Hay un límite"), fundado durante la invasión israelí a Líbano en 1992 para recoger las firmas de 3.000 soldados que se negaron a participar en el ataque.

También recaudaron adhesiones durante la "intifada", rebelión contra el control israelí en Cisjordania y Gaza. Pero los acuerdos de Oslo condujeron a un período de calma que, según Yesh Gvul, ya ha concluido.

"Recibimos respaldo dondequiera que exista desilusión entre los soldados a raíz de los errores del gobierno", dijo Peretz Kidron, dirigente de la organización.

"Desde Oslo, nuestras motivaciones disminuyeron porque los políticos comenzaron por fin a relacionarse con los vecinos, que era lo que les habíamos estado pidiendo. Pero debimos volver por culpa de este gobierno", agregó Kidron.

El gobierno de Netanyahu, que basó su campaña electoral en la consigna "paz con seguridad", postergó la implementación de varios puntos del acuerdo de paz de Oslo, entre ellos el retiro de las tropas israelíes de Cisjordania.

"Nuestros soldados pasaron años pensando que el año que viene habría paz y no tendrían que volver a hacer lo que estaban haciendo. Cinco años después, se encontraban en la misma situación. La gente está furiosa", explicó Kidron.

El dirigente estimó que por cada firma que recoge Mesh Gvul existen "entre cinco y siete" israelíes que respaldan su línea de pensamiento.

Pero "la mayoría de los israelíes no llegarán al extremo al que llegó Yesh Gvul" aunque "existe desilusión hacia el gobierno", sostuvo el sociólogo Yaacov Katz, director del Instituto de Investigaciones Comunitarias de la Universidad Bar Ilán.

Otros grupos pacifistas cuestionan la táctica de Yesh Gvul, pues consideran que generará caos. "No apoyaremos a quienes no crucen la línea verde", dijo Noam Kedem, de Dor Shalom ("Paz para las futuras generaciones"), movimiento juvenil fundado después del asesinato del primer ministro Yitzhak Rabin.

"El servicio militar es un deber de todo israelí. Si todos los izquierdistas se negaran a cumplirlo, ¿quién lo haría? Los derechistas. ¿Los palestinos estarían mejor así?", se preguntó Kedem.

Del mismo modo, Shalom Ajshav ("Paz ahora"), grupo izquierdista opuesto a la ocupación israelí de Cisjordania y Gaza, afirma que negarse a cruzar la línea verde no soluciona el problema.

"Ve allí, sé un oficial y cambia las cosas que no te gustan", recomendó Boaz Armi, dirigente de Shalom Ajshav. (FIN/IPS/tra- en/dho/rj/mj/ip/96

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