La crisis mexicana estallada a fines de
1994 demostró que la globalización desplaza a los trabajadores
que no están listos para competir y genera recesión si la
autoridad no define medidas "racionales" para controlar el
flujo de capitales, señala en su informe de 1996 el PNUD.
México es un país que "ya ha experimentado tanto los
beneficios como los costos del sistema económico que va
adquiriendo cada vez más una escala planetaria", sostiene el
PNUD (Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo) en un
apartado dedicado al país latinoamericano.
El documento recuerda que en 1994 México fue afectado por
varias "conmociones políticas" (irrupción de los zapatistas y dos asesinatos de políticos), lo que sumado a cambios financieros internacionales "sumió a este país en la recesión más profunda de los últimos tiempos y provocó el desempleo más grave de los últimos seis decenios".
"Los gobiernos que no adoptan políticas racionales corren el riesgo de sufrir graves perturbaciones económicas. México cometió el error de adoptar políticas monetarias y cambiarias
incompatibles entre sí, que en definitiva desembocaron en una
grave recesión", dice el PNUD.
Uno de los principales equivocaciones de México fue que
financió sus desequilibrios fiscales "mediante las corrientes
internacionales de capital, dos tercios de las cuales estaban
constituidas por capital especulativo de corto plazo", apunta
el organismo.
No obstante la crisis, que según el gobierno del presidente
Ernesto Zedillo ya tocó fondo y comienza a ser superada, la mayor agencia de cooperación de las Organización de las Naciones Unidas ubica a México entre los 57 países de mayor desarrollo humano en el mundo.
En su apartado dedicado a este país, el PNUD expresa que la
globalización y apertura de mercados, procesos en los que México se inció hace más de una década atrayendo capitales foráneos y
mejorando la capacidad de su mano de obra, "entraña a la vez
riesgos y oportunidades".
"El reto consiste en aprovechar las oportunidades para
aumentar el ingreso y el empleo y en ayudar a los que podrían resultar marginados o desplazados a fin de que su población
activa adquiera los conocimientos especializados necesarios para competir en las nuevas circunstancias mundiales", sostiene.
Según el PNUD, que este miércoles difundió su informe anual
sobre desarrollo humano en varias capitales del mundo, uno de los peores efectos sociales de las crisis como la mexicana es su
impacto sobre el empleo.
En 1995 el desempleo abierto en México alcanzó a 2,2 millones de personas, un nivel que las estadísticas ubicaron en 6,3 por
ciento, el más alto de los últimos ocho años.
En mayo pasado la tasa de desempleo bajó a 5,4 por ciento,
como esultado, sostiene el gobierno, de la correcta marcha de sus estrategias de recuperación económica.
Las estadísiticas oficiales incluyen sólo a las personas que
durante un mes completo no recibieron ingresos, lo que es
cuestionado por empresarios, quienes hablan de un desempleo real superior a 10 por ciento, y por sindicatos, que estiman ese nivel en más de 30 por ciento.
Analistas locales afirman que más de siete millones de
mexicanos sufren actualmente los impactos del desempleo, pues de cada persona que está sin trabajo dependen otras 3,5.
Además, 21,5 millones de personas, más de la mitad de la
población económicamente activa, que suma 35 millones, trabajan en el sector informal.
El PNUD señala que los países del mundo que han logrado m ayor éxito en el combate al desempleo "son lo que se propusieron
deliberadamente hacerlo, en lugar de presumir que el empleo se
materailizaría en forma automática".
"Cada vez se pone más en duda el supuesto de que el
crecimiento económico conduce automáticamente al incremento del
empleo y los salarios", añade.
En más de una ocasión, funcionarios del gobierno del
presidente Zedillo han expresado que los puestos de trabajo se multiplicarán como consecuencia natural de la reactivación de la economía, que en 1995 cayó 6,9 por ciento, en nivel más alto de las últimas décadas.
"Lograr que el crecimiento económico incremente las
oportunidades de empleo y satisfaga las aspiraciones de la gente debería ser nuevamente el objetivo político principal de todos
los países. Es necesario que sea además un objetivo mundial",
recomienda el PNUD.
En su informe anual el organismo denuncia que en el mundo en
general aumentó la polarización entre pobres y ricos, situación que en México las autoridades han reconocido ya en otras ocasiones, señalando que uno de sus objetivos políticos principales es lograr una mayor redistribución de la riqueza.
Con un mapa demográfico de 91 millones de habitantes, México
tiene actualmente 54,4 millones de personas en la pobreza y 10 en la miseria casi absoluta. (FIN/IPS/dc/dg/ pr-if/96