La drogadicción intravenosa se está convirtiendo en Chile en uno de los mayores agentes de contagio del sida, de acuerdo a estadísticas oficiales difundidas hoy.
Entre 1984 y 1989 la drogadicción intravenosa originó 29,4 por ciento de los casos de sida contraído por vía sanguínea, porcentaje que aumentó bruscamente a 76 por ciento entre 1990 y 1995, señaló Raquel Child, directora ejecutiva de la Corporación Nacional del Sida (Conasida).
La médica explicó que el incremento se debe a que "los grupos de personas adictas mantienen el ritual de compartir la jeringa cuando se inyectan alcohol y drogas".
Hace 12 años, cuando se comenzaron a notificar regularmente los enfermos de sida en Chile, la mayoría de los contagios por vía intravenosa correspondían a transfusiones sanguíneas.
La transmisión del sida por transfusiones fue prácticamente erradicada en los últimos años, gracias a los resguardos adoptados en los bancos de sangre.
En una perspectiva más amplia, esta expansión del virus de la inmunodeficiencia humana (VIH), causante del sida, se relaciona con la falta de precaución ante el mal, generalizada en la población chilena, según Child.
Los seguimientos de la pandemia revelan un aumento de los casos entre personas de alto grado de educación, lo que demuestra que en esos sectores no se adoptan los debidos resguardos pese a disponer de adecuada información sobre las vías de contagio.
La experta, que intervino en un seminario sobre "Nutrición y Sida", señaló que el número de portadores notificados de VIH está creciendo en el país a un ritmo anual de 30 por ciento.
Esto significa que el promedio de 200 contagios que se reportan cada año, se elevará hacia fines del milenio a unos 2.000 nuevos casos por año, advirtió.
Las relaciones sexuales seguirán siendo la principal fuente de expansión del sida, con un aumento más marcado en las mujeres y, particularmente, de contagios de embarazadas, indicó la directora ejecutiva de Conasida.
Desde que se comenzaron a llevar registros estadísticos, en 1984, hasta el 31 de marzo de este año, se han notificado en Chile 1.456 enfermos de sida y 2.203 portadores asintomáticos, con 909 fallecidos.
Según las cifras de Conasida, el grupo de edad más expuesto al mal en Chile es el de 30 a 34 años, con 21,4 por ciento del total de casos, seguido por los grupos de 25 a 29 y de 35 a 39 años, con porcentajes de 18,8 y 15 por ciento, respectivamente.
En el estrato etario de cero a cuatro años se registra una incidencia de 1,2 por ciento, que recoge fundamentalmente casos de seres en gestación contagiados en el vientre materno. (FIN/IPS/ggr/ag/he/96