PANAMÁ – Los hogares de venezolanos que han migrado a América Latina y el Caribe aportan más de 10 600 millones de dólares anuales a las economías de la región, mostró un estudio de la Organización Internacional para las Migraciones (OIM), divulgado este jueves 18.
“Los países de América Latina y el Caribe han comprobado que la migración es una fuente de crecimiento económico, así como de creatividad y dinamismo”, afirmó la directora regional de la OIM para América Latina y el Caribe, Maria Moita, al presentar el estudio en este Día Internacional del Migrante.
El “Análisis de la contribución fiscal y económica de la migración venezolana: Una aproximación regional” resalta el aporte de las familias migrantes de Venezuela a través del gasto en vivienda, alimentos, educación y servicios de salud.
El aporte económico por el consumo de los migrantes venezolanos se estimó en 3000 millones de dólares anuales en Colombia, 2400 millones en Chile y una cifra similar en Perú, 1232 millones en Panamá, 870 millones en Ecuador, 322 millones en República Dominicana y 261 millones de dólares en Costa Rica.
El gasto en vivienda y servicios ocupa el mayor porcentaje en todos los países (excepto Perú), con cifras que van desde 26,7 % en Ecuador hasta 36,9 % en Aruba y Chile. Este patrón refleja la importancia de asegurar estabilidad habitacional como base para la integración de los migrantes.
“Los hallazgos de este estudio muestran claramente que cuando los gobiernos amplían las oportunidades para las personas migrantes a través de procesos de regularización e integración, toda la sociedad se beneficia”, apuntó Moita.
El éxodo venezolano, que se hizo torrencial en 2013, ha supuesto la salida del país de 7,9 millones de personas, uno de los más masivos del mundo, según diferentes agencias de ls Naciones Unidas, incluida la OIM.
En la región, según datos del informe de la OIM, hay 6,9 millones de personas venezolanas refugiadas y migrantes, la mayoría de ellas en Colombia (2,8 millones), Perú (1,6 millones), Brasil (680 000), Chile (670 000), Ecuador (440 000), Argentina (171 000) y México (106 000), según cifras de agencias de las Naciones Unidas.
El informe señala que esos migrantes realizan valiosos aportes fiscales, que representan alrededor de 1,2 % del total de la recaudación tributaria en los países analizados. Solo en Colombia, esta contribución ha superado los 529 millones de dólares en un solo año.
La OIM considera que integrar eficientemente a la población migrante venezolana podría incrementar los ingresos fiscales hasta 804 millones de dólares en Colombia, 510 millones en Chile y 283 millones de dólares en Panamá, por ejemplo.
La migración venezolana se ha caracterizado por desplazamientos múltiples y asentamientos temporales. A pesar de ello, la mayoría en países como Colombia (96 %), Chile (82 %), Perú (76%) y Ecuador (66%) han manifestado su intención de quedarse, especialmente aquellas personas empleadas.
Además del consumo y la recaudación pública, los emprendimientos venezolanos también emergen como un poderoso motor para la creación de empleo.
Las empresas lideradas por personas migrantes han generado unos 40 000 puestos de trabajo en Panamá y han impulsado inversiones que superan los 1100 millones de dólares en Aruba, isla neerlandesa en el Caribe.
Estos emprendimientos fortalecen las economías locales, fomentan la innovación y dinamizan sectores como la tecnología, el turismo y la gastronomía, dice el estudio, basado en investigaciones realizadas desde 2021 en Aruba, Chile, Colombia, Costa Rica, Ecuador, Panamá, Perú y República Dominicana.
El análisis confirma que los migrantes venezolanos son altamente productivos y cuentan con una sólida formación técnica y universitaria, que responde a las necesidades de los mercados laborales de los países de acogida.
Por ejemplo, en República Dominicana 67 % de la población migrante venezolana posee educación universitaria o técnica; en Panamá, 65 %; en Costa Rica, 61 %; en Chile, 56 %; en Aruba, 40 %; En Ecuador, 32 %, y en Perú, 32 %.
Sin embargo, este potencial sigue estando limitado. Se estima que 82 % de las personas venezolanas en la región trabaja en el mercado laboral informal y que 41 % no tiene acceso a crédito ni a servicios financieros formales.
Estas barreras restringen su autonomía económica, el crecimiento de sus negocios y su capacidad de contribuir aún más sustancialmente al desarrollo local.
Según la OIM, la informalidad está impulsada por obstáculos estructurales que limitan el acceso al empleo formal, y no por la regularización en sí misma.
El estudio subraya que el impacto económico observado ha sido posible, en gran medida, gracias a los esfuerzos de los gobiernos de acogida por ampliar los procesos de documentación y regularización.
Cerca de 70 % de los migrantes venezolanos en la región cuentan actualmente con un estatus migratorio regular, lo que le ha permitido a millones de ellos acceder a oportunidades que antes estaban fuera de su alcance, y avanzar gradualmente hacia una participación plena en las economías formales.
La regularización es, por tanto, una base necesaria para reducir la informalidad y maximizar los aportes económicos de los migrantes.
La OIM hace un llamado a renovar el compromiso con políticas que reconozcan las contribuciones de los migrantes, garanticen sus derechos y apoyen los esfuerzos de regularización e integración que benefician tanto a los que migran como a las comunidades que acogen.
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