MÉXICO – La presentación de la contribución determinada a nivel nacional (NDC, en inglés) de México en la COP30, la cumbre climática de Belém, en la Amazonia brasileña, levantó olas en la comunidad ambiental, independientemente del retraso en su presentación frente al cronograma del secretariado de la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre Cambio Climático (Cmnucc).
La nueva política de mitigación y adaptación para cumplir con el Acuerdo de París sobre cambio climático, del que este mes se cumplen 10 años, constituye una mejora en comparación con la pobre NDC 2.0 de 2022 que, además, es ilegal, pues la Comisión Intersecretarial de Cambio Climático nunca se reunió para aprobar el documento.
Con ayuda de ChatGPT y Gemini, analicé la NDC 3.0 para evaluar si cumple o no con el Acuerdo de París (AP), con su Balance Mundial (BM), con las opiniones consultivas de la Corte Interamericana de Derechos Humanos (Corte IDH) y la Corte Internacional de Justicia (CIJ), y si se apega al objetivo del acuerdo de contribuir al control del aumento de la temperatura planetaria en 1.5 grados centígrados.
Si bien la política climática cumple con el contenido del AP, el BM y las opiniones jurídicas de cortes internacionales, diverge de una de las grandes metas del AP: la estabilización del recalentamiento planetario en 1.5 grados Celsius en comparación con los niveles preindustriales.
La nueva NDC está estructurada para alinearse estrictamente con los artículos del Acuerdo de París, especialmente en términos de ambición, transparencia y cobertura. En relación con el artículo 4.3, México mejora la calidad de su meta al transitar de un objetivo relativo a una meta absoluta.
Establece también un límite de emisiones netas de entre 364 millones y 404 millones de toneladas de CO2 equivalente para 2035 de manera no condicionada y una meta explícita de cero emisiones netas para 2050, por primera vez.
En adaptación (artículo 7), el país se compromete a publicar la primera Política Nacional de Adaptación en 2026, basada en seis ejes estratégicos, incluyendo uno nuevo sobre seguridad y cambio climático.
En referencia al artículo 13 sobre transparencia, la NDC 3.0 contiene un anexo de información para facilitar la claridad, transparencia y comprensión, en apego a las directrices de Katowice para asegurar que las metas sean trazables.
Balance Mundial
La NDC 3.0 se alinea y responde directamente a los llamados del Balance Mundial.
México incorpora por primera vez un componente completo de pérdidas y daños con cinco ejes, aunque no elabora cálculos dejando incógnitas en cuanto a la metodología.
Asimismo, se alinea con el llamado global a detener la deforestación y estipula la meta de tasa cero de deforestación neta al 2030.
En cuestiones energéticas, asume que 43,3 % de la generación eléctrica provendrá de fuentes limpias para 2035.
El prólogo de la NDC 3.0 reconoce también el llamado del BM a cerrar la brecha entre la ciencia y la acción para limitar el calentamiento a 1.5°C.
Opiniones jurídicas
El documento alude a la Opinión Consultiva No. 32 de la CorteIDH sobre emergencia climática y derechos humanos e incorpora un eje transversal sobre derechos humanos.
La nueva NDC atiende a las obligaciones sobre derechos de futuras generaciones, un tema clave en la CIJ, e incluye un eje de equidad intergeneracional, que prioriza a infancias y juventudes. Además, menciona a grupos vulnerables y su atención diferenciada.
Finalmente, habla del Acuerdo de Escazú, el tratado ambiental latinoamericano, aunque en el plano real el país haya hecho poco para su aplicación.
Contribución divergente
Pero la cuestión candente es la contribución de la NDC 3.0 al cumplimiento del Acuerdo de París.
Es útil la comparación de la NDC 3.0 y las reducciones necesarias globales estipuladas por el Grupo Intergubernamental de Expertos sobre Cambio Climático (IPCC) en su reporte de evaluación AR6 de 2023.
Pasar de 466 millones de toneladas a 364–404 millones en 2035 representa entre 13–22 % de reducción en 16 años. Para un país de la magnitud y nivel de desarrollo de México, la meta no encaja con la escala de reducción exigida por los escenarios 1.5 °C, que requieren recortes más profundos hacia 2030 y 2035.
El reporte AR6 menciona una disminución necesaria de 43 % en 2030 y 60 % cinco años después, en comparación con los niveles de 2019.
La nueva NDC carece de metas sectoriales para 2035. En transporte, no hay meta de electrificación, ni porcentaje de reducción, ni cifras de penetración de tecnologías.
El despliegue de renovables es útil. El plan gubernamental no se ajusta al compromiso de la cumbre climática de Dubái en 2023 de triplicar la capacidad de generación renovable y duplicar la eficiencia energética en 2030.
En ese sentido, la necesidad consiste en un aporte renovable a la matriz energética de 60% en 2030 y aproximadamente 80% en 2035. Las metas mexicanas no están ni cerca de ellas.
En esa línea, tampoco define la reducción absoluta del sector eléctrico en toneladas métricas de CO₂, una brecha relevante para la evaluación del objetivo 1.5 °C.
Aunque exhaustivo en medidas industriales, no indica cuánta reducción aportará cada acción, ni metas sectoriales o sub-sectoriales.
El país apuesta a que los bosques limpiarán lo que la industria y generación y consumo de energía no dejen de emitir, un punto en contra de la meta de cero neto para 2050.
Sin un presupuesto nacional robusto, el cumplimiento de la NDC 3.0 es ilusorio. El presupuesto de la Comisión Nacional de Áreas Protegidas es un buen ejemplo: 10 pesos (52 centavos de dólar) por hectárea protegida en 2025.
Un problema serio de las absorciones es la adicionalidad, porque los ecosistemas ya capturan carbono.
En suma, es una NDC de “alta ambición” discursiva con un riesgo de ejecución medio-alto. Su consistencia con el 1.5°C depende de la capacidad real del Estado para frenar la deforestación y limpiar su matriz eléctrica más rápido de lo que el llamado Plan México, y la propia NDC 3.0, sugiere.
En 2024, el gerente para México de la iniciativa Climate Scorecard, le sugirió a la entonces secretaria de Medio Ambiente, María Luisa Albores, fortalecer las estrategias de descarbonización en energía, transporte y agricultura mediante hojas de ruta que definieran recortes de emisiones. Además, planteó una integración más rápida de renovables, la reducción de subsidios fósiles y el freno a la deforestación.
La NDC 3.0 no refleja a cabalidad las dos primeras recomendaciones.
ED: EG


