La represión se intensifica en Myanmar antes de las elecciones

El general Min Aung Hlaing, jefe del ejército y de la junta que gobierna Myanmar, durante una parada militar. Los militares han convocado unas elecciones parlamentarias en ese país del sudeste asiático, excluyendo a las principales fuerzas de oposición, continuando una severa represión sobre toda protesta y a la vez encarando a las insurgencias armadas que controlan municipios en varias regiones. Imagen: Captura AJ

GINEBRA – Myanmar está sufriendo una intensificación de la violencia, la represión y la intimidación antes de las elecciones controladas por los militares el 28 de diciembre, denunció este martes 23 la oficina del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos (Acnudh).

“Las autoridades militares de Myanmar deben dejar de usar la violencia brutal para obligar a la gente a votar y dejar de arrestar a quienes expresan opiniones disidentes”, afirmó el alto comisionado, Volker Türk, en declaraciones en esta ciudad suiza.

Entre dos fuegos, la población civil en ese país del sudeste asiático, también conocido por su antiguo nombre de Birmania, está amenazada tanto por las fuerzas del gobierno como por grupos armados que se oponen a los militares con respecto a su participación en las elecciones.

Según informes recibidos por Acnudh, decenas de personas han sido detenidas y condenadas, en virtud de una “ley de protección electoral”, por ejercer su libertad de expresión, y algunas reciben sentencias extremadamente severas.

Por ejemplo, tres jóvenes del municipio de Hlaingthaya, en la región de Yangón (la antigua capital, en el centro-sur del país), condenados a entre 42 y 49 años de cárcel por colgar carteles antielectorales.

Entre los arrestados se encuentran figuras prominentes, como el director de cine Mike Tee, el actor Kyaw Win Htut y el comediante Ohn Daing. Fueron condenados hasta a siete años de prisión por socavar la confianza pública tras criticar una película de propaganda electoral.

Acnudh también recibe informes de personas desplazadas por la violencia en varias zonas, incluida la región de Mandalay (centro-oeste), a quienes se les ha advertido que serían atacadas o que sus hogares serían confiscados si no regresaban a votar.

Una fuente declaró que se les dice a los desplazados internos: “Regresen a la ciudad a votar. Si no regresan, seguiremos bombardeándolos”.

“Obligar a las personas desplazadas a realizar retornos inseguros e involuntarios es una violación de los derechos humanos”, afirmó el alto comisionado.

La población también se enfrenta a graves amenazas por parte de grupos armados que se oponen al ejército.

El 16 de noviembre, nueve maestras de Kyaikto (región de Yangón) fueron secuestradas, según informes, mientras se dirigían a una capacitación sobre las elecciones, y luego liberadas tras recibir advertencias de los perpetradores.

Los días 18 y 19 de noviembre, el autodenominado “Ejército de Yangón” bombardeó oficinas administrativas en los suburbios Hlegu y Okkalapa Norte, hiriendo a varios funcionarios electorales. El grupo afirmó que tenía la intención de seguir atacando a los organizadores de los comicios.

“Estas elecciones se desarrollan claramente en un ambiente de violencia y represión”, declaró Türk. “No existen condiciones para el ejercicio de los derechos de libertad de expresión, asociación o reunión pacífica que permitan la participación libre y significativa del pueblo”, aseveró.

Las elecciones parlamentarias fueron convocadas por los militares, que asumieron el poder con un golpe de Estado en febrero de 2021 y establecieron una junta de gobierno que preside el jefe del ejército, el general Min Aung Hlaing.

Se prevén tres vueltas en los comicios, a realizarse el 28 de diciembre en 102 de los 330 municipios del país; el 11 de enero de 2026 en 100 municipios, y el 25 de ese mes en otros 72.

La comisión electoral ya canceló la posibilidad de elecciones en 56 municipios que no están en poder del régimen, y donde han crecido distintos grupos insurgentes, y las principales organizaciones de oposición han sido marginadas del proceso.

Entre ellas, el principal partido político del país, la Liga Nacional Democrática, de la Nobel de la Paz 1991, Aung Sung Suu Kyi (80 años), quien permanece bajo arresto domiciliario, así como el expresidente depuesto en 2021, Win Myint.

Miles de opositores permanecen en las cárceles y las protestas son fuertemente reprimidas. En varias regiones, sobre todo en zonas de frontera, prosperan insurgencias armadas, y las elecciones se encaminan hacia un triunfo cómodo del partido Unión, Solidaridad y Desarrollo, establecido por los militares.

La oposición, así como organizaciones internacionales de derechos humanos, denuncian la elección pautada como una farsa, y a la crítica se han sumado gobiernos vecinos reunidos en la Asociación de Naciones del Sudeste Asiático.

A-E/HM

 

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