LA HABANA – Una fila de automóviles clásicos estaba estacionada en el casco histórico de la capital, emulando una típica postal turística de Cuba. Paradójicamente, para los conductores, quienes ofertan servicios de recorridos a visitantes internacionales, una fila tan larga no significaba otra cosa que pocos clientes y una pobre jornada laboral.
Según el conductor de un Chevrolet Impala de 1959, Kendry Fuentes, de 34 años, cuando empezó en 2022 a trabajar en el sector turístico, todavía había una mejor situación en el negocio.
“No se veía esto que se ve ahora. Mira la cantidad de autos parqueados. Antes había más movimiento. Llegabas y, en 15 o 20 minutos, salías de nuevo a hacer otro recorrido”, dijo a IPS.
A golpear con inclemencia el turismo han participado los prolongados cortes de energía eléctrica y las dificultades en la conexión a internet, que se agravaron este año y a los que se sumó más recientemente una crisis sanitaria estallada por enfermedades arbovirales provocadas por mosquitos.
“El turismo está hoy en el piso, en todos los sentidos”: Gloria Gómez.
La disminución de los turistas internacionales se evidencia en cifras. De acuerdo a la Oficina Nacional de Estadística e Información (Onei), hasta el cierre de octubre de este año, la isla ha recibido aproximadamente 1,48 millones de visitantes internacionales, lo que representa una caída de 20 % con respecto a ese mismo periodo de 2024.
En definitiva, es un desempeño muy alejado de la meta de 2,6 millones de visitantes que se había trazado el gobierno para 2025, con la pretensión de superar los 2,2 millones que se lograron en todo 2024, la peor cifra desde 2007, sin contar los años de la pandemia de la covid (2020-2022), que afectó el flujo turístico mundial.
Hasta octubre pasado, el principal emisor de turistas continuó siendo Canadá, con casi 597 000 visitantes (82 % con respecto al mismo periodo de 2024); en segundo lugar, estuvo la comunidad cubana en el exterior, con unos 195 000 visitantes (79 %), y luego Rusia, con poco menos de 100 000 (64 %).
La llamada industria sin chimeneas se ha posicionado en Cuba, desde su gran apertura en la última década del siglo XX, como una de las principales fuentes de divisas de esta nación insular caribeña. Pero en los últimos años ha vivenciado un notorio retroceso.
Para Gloria Gómez, la propietaria desde hace 24 años de un local de ventas de artesanías, ubicado en el casco histórico de La Habana, ganar diez dólares diarios es hoy un “privilegio”, y una cifra que si bien le alcanza para vivir, no es suficiente para ahorrar y crecer como emprendimiento.
Antes, con los ingresos que obtuvo durante la época dorada del turismo, entre 2014 y 2018, su familia pudo comprar otra casa.
“El turismo está hoy en el piso, en todos los sentidos”, dijo a IPS.

Recuerdo de una época dorada
De acuerdo al libro The Cuban Tourism Industry: Evolution, Challenges, and Prospects (La industria turística cubana: evolución, retos y perspectivas), publicado en 2025, cuyo coautor es el investigador cubano José Luis Perelló, especializado en turismo, el último repunte importante en las llegadas de visitantes internacionales a Cuba se produjo después de 2014.
En esa época, cuando la administración del expresidente estadounidense Barack Obama (2009-2017) flexibilizó las restricciones a los viajes desde Estados Unidos, se impulsó un considerable aumento de las visitas de ciudadanos estadounidenses de origen no cubano.
Los visitantes extranjeros anuales a Cuba crecieron notablemente entre 2014 y 2017 hasta alcanzar los 4,65 millones, según la Onei.
Después aumentaron ligeramente en 2018 (aunque los ingresos generados fueron menores durante ese año) gracias al auge de los viajes de cruceros estadounidenses, pero la administración de Donald Trump, durante su primer mandato (2017-2021), ya se había propuesto dar marcha atrás a la flexibilización incentivada por Obama.
En noviembre de 2017, Trump ya había prohibido los viajes educativos individuales de persona a persona a Cuba. En junio de 2019, puso fin a la licencia general que autorizaba los viajes grupales de persona a persona a Cuba y prohibió la llegada a la isla de los cruceros con base en Estados Unidos.
La industria turística cubana mostraba signos de agotamiento antes de la llegada de la pandemia de la covid-19, concluyeron los autores.

Apagones, virus y basura
“Está el tema de la internet. Los apagones… y el tema de las enfermedades por los mosquitos”, mencionó Fuentes, el conductor del Chevrolet del 59’, entre las razones por las que cree que hay menos turistas.
Por otra parte, Cuba “es cara” incluso para los extranjeros, además de la poca sanidad en las calles, o el “asedio” a los turistas en la calle, para pedirles “dinero o cualquier otra cosa”, dijo Gómez, la vendedora de artesanías.
Ambos coinciden en que los factores más recientes de tal disminución son la crisis eléctrica que afronta el país desde hace un lustro y el más reciente brote de arbovirosis (infecciones transmitidas por picaduras de mosquitos y otros insectos) como el dengue y el chikunguña que sufre la población de la isla desde hace meses.
Cuando, en noviembre, el gobierno cubano calificó de epidemias el repunte de estas enfermedades, ya las embajadas de Rusia, Canadá, Estados Unidos, España y otros países habían publicado advertencias a sus ciudadanos sobre los riesgos de viajar a Cuba por la crisis sanitaria.
El lunes 1, el Ministerio de Salud Pública de Cuba reportó 33 fallecidos por arbovirosis y un total de 39 000 casos activos.
Raciel González, un guía turístico residente en La Habana, dijo a IPS que, debido al temor de ser contagiados por la epidemia, tres clientes estadounidenses que esperaba recibir, cancelaron a última hora su vuelo a Cuba.
Asimismo, persisten otros motivos a la crisis del sector como la escasez de ofertas gastronómicas, la desigual relación entre calidad y precio, la escasez de alimentos, agua, medicamentos y combustible, el deterioro de las infraestructuras, entre otros.
La inclusión de Cuba en la lista de Estados patrocinadores del terrorismo, también resultó en que Washington ha negado visas electrónicas (el Sistema Electrónico de Autorización de Viaje, el Esta) para viajar a Estados Unidos a los ciudadanos de la Unión Europea y algunos otros países como Japón, que visiten la isla, situada cerca de sus costas en el estado de Florida.
Junto con las interrupciones en el suministro interno de todo tipo de productos para los hoteles cubanos y una creciente necesidad de aumentar las importaciones, se estima que alrededor de 10 000 trabajadores del turismo han cambiado de trabajo o abandonado el país, lo cual ha provocado un deterioro en la calidad de los servicios turísticos, indica el libro de Perelló.
“Además, están todos los problemas que han plagado el sector turístico durante décadas: desde ineficiencias generalizadas y baja rentabilidad, hasta estándares de servicio insuficientes, inestabilidad de la cadena de suministro y dificultades para adaptarse a las nuevas tendencias turísticas”, reseña.

Un mercado caribeño competitivo
Tras el aislamiento provocado por la covid, la isla no ha podido recuperar debidamente su industria turística, a diferencia de otros competidores del Caribe.
Según el Barómetro del Turismo Mundial de ONU Turismo, al cierre de 2024, la región caribeña registró un crecimiento de 7 % con relación a los resultados prepandémicos, con República Dominicana a la cabeza, con 32 % respecto a 2019.
En cambio, los turistas que pernoctaron en Cuba en 2024, representan 58 % de los 3,8 millones de 2019, un desempeño decreciente, contrario a la tendencia caribeña.
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De acuerdo a un artículo de 2019, escrito también por Perelló, Cuba es bastante diferente de otros mercados turísticos del Caribe: su sector turístico opera en el marco de una economía de planificación centralizada y sus establecimientos turísticos son, en su mayoría, propiedad del Estado.
Sin embargo, señala el autor, presenta un esquema de comercialización de un producto de sol y playa mediante los mismos canales de distribución utilizados por otros países del Caribe, por lo que se trata de un único mercado, con varios competidores ofreciendo productos similares.
Cuba, hasta que no resuelva algunos aspectos claves de su crisis y logre entrar nuevamente en la “competencia”, no podrá levantar este sector medular de su economía.
ED: EG


