Cómo la sabiduría del Pacífico está dando forma a la acción climática mundial

Coral Pasisi, directora de Cambio Climático y Sostenibilidad de la Comunidad del Pacífico, participa en una de las reuniones de la COP30, realizada en el Pabellón Moana Blue Pacific, en la ciudad brasileña de Belém. Imagen: Cecilia Russell / IPS

BELÉM, BrasilEn las islas del Pacífico, donde el horizonte oceánico es a la vez sustento y advertencia, las comunidades han interpretado durante mucho tiempo los cambios ambientales a través del conocimiento tradicional, las experiencias vividas, los relatos y la práctica. Sus observaciones resuenan en toda la región del Pacífico, donde el conocimiento tradicional sigue siendo central para comprender entornos cambiantes y ejercer una gestión responsable.

Esta base marcó el trabajo inicial de Coral Pasisi, directora de Cambio Climático y Sostenibilidad de la Comunidad del Pacífico (SPC, en inglés), la organización científica y técnica de la región, y son esas experiencias las que anclan su experiencia vivida y sus valores a su trabajo en todo el Pacífico.

Ello incluye a Niue, su territorio natal, una isla del Pacífico sur, que funciona como una autonomía de Nueva Zelanda.

Recuerda los primeros años de su carrera científica, cuando iba de aldea en aldea con una imagen satelital plastificada, superpuesta con la base catastral de caminos y edificios, y algunos marcadores de colores en la mano, pidiendo a las comunidades que añadieran lo que recordaban.

“En épocas de sequía, ¿dónde estaban sus principales fuentes de agua y cuevas? ¿Qué áreas siguen siendo importantes de proteger como espacios de recolección de medicinas tradicionales o para la seguridad alimentaria? ¿Dónde están los sitios tradicionales de ‘tapu’ y las tumbas? Y, por favor, marquen hasta donde recuerden que llegaban las olas durante los grandes ciclones”, explica Pasisi.

Señala que esa información se utilizaba para incorporarla a los Sistemas de Información Geográfica (SIG) con el fin de comprender los cambios ambientales e informar los planes de gestión del uso de los recursos para el desarrollo.

“Así, en una sola base de datos, se tiene conocimiento tradicional, experiencia vivida y ciencia moderna juntos como una herramienta para que gobiernos y comunidades tomen decisiones. También brindaba certidumbre para el desarrollo y las inversiones que las aldeas buscaban impulsar para avanzar en sus aspiraciones de desarrollo sostenible”, detalla.

Una pareja de pescadores recolectando pulpos como parte de un estudio de la SPC destinado a generar conocimiento sobre la ecología, biología e identificación de especies marinas en el Pacífico sur. Imagen: Stuart Campbell / SPC

En una región donde la mayoría de los países y territorios son gobernados por pueblos indígenas, el conocimiento acumulado durante generaciones es ciencia; simplemente se valida de una manera diferente a la ciencia moderna. Complementa los datos científicos formales, ofreciendo a los países el doble de información para monitorear los cambios y calibrar su comprensión.

“La SPC probablemente tenga los sistemas de monitoreo pesquero más avanzados del mundo en la región del Pacífico. Pero no podemos basarnos únicamente en esos datos, porque siempre habrá vacíos, por lo que es fundamental que el conocimiento y la experiencia de las comunidades también se tengan en cuenta para informar sobre el estado de las pesquerías en la región”, añade Pasisi.

Detalla que “las personas del Pacífico somos grandes narradoras de historias, especialmente quienes nos dedicamos a la pesca, como yo”.

“Pero cuando documentas esas historias, incluidas fotos antiguas, puedes reconstruir una línea de tiempo con el tamaño de los peces capturados en distintos períodos, las especies y lo que comían, y de repente tienes un conocimiento increíblemente documentado de practicantes tradicionales que se puede combinar con la ciencia moderna y la información disponible”, agrega.

Por ello, dice Pasisi, “el conocimiento y la práctica tradicionales son básicamente ciencia aplicada que se ha perfeccionado con el tiempo. Simplemente se valida de maneras distintas”.afirma.

Pero el cambio climático está dificultando que los pueblos indígenas apliquen este conocimiento y anticipen los cambios y las respuestas, porque gran parte de ese saber estaba “ligado a estaciones y patrones previsibles, pero ahora esos patrones se están volviendo caóticos con el cambio climático”, lamenta.

“En el Pacífico, esta pérdida de previsibilidad afecta los sistemas alimentarios, el acceso al agua dulce y la seguridad costera en los 22 países y territorios insulares del Pacífico. Incluso afecta a nuestros cinco miembros metropolitanos, aunque ellos han construido sistemas modernos de alerta temprana, teledetección y gestión de desastres mejor calibrados para enfrentar el entorno que cambia rápidamente”, puntualiza.

La desestabilización de señales ambientales antes confiables ha reforzado la insistencia de la región en que la acción mundial debe alinearse con los hallazgos científicos del Grupo Intergubernamental sobre Cambio Climático (IPCC, en inglés), que muestran que superar el umbral de 1,5 °C incrementa drásticamente los riesgos para los arrecifes, las pesquerías, la salud y los ecosistemas y territorios insulares enteros.

Esta ciencia sustenta por qué los países del Pacífico ponen tanto énfasis en acuerdos climáticos sólidos y en la cooperación multilateral y la rendición de cuentas.

Una Opinión Consultiva, obtenida tras años de esfuerzo, de la Corte Internacional de Justicia (CIJ) reforzó esta postura al afirmar que mantener el calentamiento por debajo de 1,5 °C no es solo una aspiración política, sino una obligación legal basada en el derecho internacional.

Mary Nipisina trabajando en su huerta de maní en Tanna, en Vanuatu. Imagen: SPC

“Creo que la Opinión Consultiva de la CIJ va a seguir desempeñando un papel muy significativo en la influencia de los resultados de la COP que se realizó en Brasil y de todas las COP que vendrán, dijo Pasisi en referencia a la 30 Conferencia de las Partes (COP30) sobre cambio climático, celebrada en noviembre en la ciudad brasileña de Belém.

Para Pasisi, “no hay nada como la clarificación del derecho existente y de las responsabilidades para ayudar a que los actores se mantengan del lado correcto de la ley”.

Francamente, aduce, “las consecuencias de no hacerlo presentan riesgos mucho mayores que el litigio. El precio más alto es existencial y nuestra región está en la primera línea de eso”.

“Es muy beneficiosa y le otorga, creo, un nivel de autoridad a las posiciones que nuestros países han sostenido durante mucho tiempo, pero que a menudo son desestimadas por la ambigüedad en la interpretación de los acuerdos y de las responsabilidades de cumplirlos”, precisa Pasisi.

Y añade: “las limitaciones de capacidad de los pequeños Estados insulares en desarrollo del Pacífico hacen que a menudo se enfrenten a enormes delegaciones de países más grandes, con personas muy sofisticadas que utilizan un lenguaje muy elaborado y presentan argumentos complejos sobre lo que es legal y lo que no”.

“La Opinión Consultiva de la CIJ nivela un poco el terreno de juego, porque no todos necesitamos ser abogados para entender cuáles son nuestras responsabilidades y cuáles podrían ser las consecuencias de la inacción; el tribunal más alto del mundo ya hizo eso por nosotros”, explica Pasisi.

Agricultoras de productos orgánicos en Vanuatu. En el Pacífico, la pérdida de previsibilidad climática afecta los sistemas alimentarios, el acceso al agua dulce y la seguridad costera. Imagen: SPC

Recuerda que “hay muchos países desarrollados y en desarrollo que consideran que esta es una herramienta importante dentro del conjunto internacional de responsabilidades globales para ayudar a orientar al mundo en la dirección correcta”.

La juventud del Pacífico también ha respaldado este llamado.

Toda la familia de las Naciones Unidas apoyó el proceso de la Opinión Consultiva de la CIJ y, en la COP30, líderes, funcionarios, socios y jóvenes del Pacífico destacaron su valor para sostener puntos críticos del sistema planetario.

Entre esos puntos cruciales sobresale el límite de 1,5 °C de calentamiento global, respaldado por la mejor ciencia disponible del IPCC, recordándole al mundo que las decisiones de hoy definirán la supervivencia, la cultura y la soberanía de las generaciones futuras.

Un pescador en Tuvalu. La sabiduría tradicional ayuda a informar los sistemas de conocimiento en la región insular del Pacífico. Imagen: SPC

La financiación climática fue un eje central en la COP30, mientras los países negociaban cómo avanzar en la implementación del Nuevo Objetivo Colectivo Cuantificado sobre Financiación Climática.

La aprobación de la decisión “Mutirão (esfuerzo conjunto, en portugués)”, con que concluyó la cumbre climática de Belém el 22 de noviembre, fue un paso significativo, al establecer un programa de trabajo de dos años y reconocer la necesidad de aumentar de manera drástica la financiación climática.

Para los pequeños Estados insulares en desarrollo del Pacífico, sin embargo, la cuestión no es solo si la financiación climática aumenta, sino si los países pueden realmente acceder a ella.

Muchos no cuentan con el personal, los sistemas o las estructuras financieras que exigen los principales fondos internacionales. Sin un acceso simplificado y equitativo, señala Pasisi, los mayores compromisos financieros no llegarán a los lugares donde más se necesitan.

Estas preocupaciones se expresaron con fuerza durante la sesión plenaria final en Belém. El ministro de Cambio Climático de Vanuatu, Ralph Regenvanu, reconoció las dificultades de las negociaciones.

“Reconocemos que no obtuvimos todo lo que queríamos en esta COP, pero también sabemos que esta es la naturaleza de nuestros procesos, y seguimos avanzando juntos, en solidaridad, hacia lo que exige la ciencia, lo que demanda la justicia y lo que merece nuestra gente”, afirmó.

Recordó al mundo que los compromisos actuales no mantienen el calentamiento por debajo de 1,5 °C “como lo exigen la ciencia y la equidad”, y que las futuras negociaciones y acciones deben abordar honestamente esta brecha.

De cara al futuro, la COP31, que se desarrollará en 2026 en Turquía, con la copresidencia de Australia, contará con una participación significativa de los países del Pacífico Azul.

Se espera que un importante evento previo a la COP se realice en la región, con foco en el océano, la transición energética y la financiación climática, entre otros temas.

También se destacó la importancia de capitalizar el Mecanismo de Resiliencia del Pacífico como parte de las soluciones para abordar el complejo panorama de acceso a la financiación climática en la región.

“En relación con el océano, realmente necesitamos que la gente comprenda el valor integral de ese capital azul natural y de esa infraestructura”, dice Pasisi.

Añade que “si bien nuestros países y territorios están en la primera línea del cambio climático, también están sosteniendo la primera línea al proteger grandes extensiones de ecosistemas marinos intactos que desempeñan un papel enorme en la estabilidad del planeta, desde la biodiversidad hasta la regulación del clima”.

“Parece muy injusto que los países y territorios del Pacífico en la primera línea no puedan acceder a los recursos necesarios para responder al cambio climático y proteger de manera sostenible sus vastos espacios oceánicos”, dice.

Por eso, aduce, “es fundamental informar este relato desde una perspectiva del Pacífico, mostrando no solo las manifestaciones extremas de los impactos del cambio climático, sino también la positividad y la innovación que surgen desde allí; eso es lo que nuestra región está muy interesada en mostrar”.

Y, señala, no se trata solo de esta generación, sino de los “derechos de las generaciones futuras: es la Tierra de nuestros hijos la que estamos hipotecando ahora”.

Su mensaje refleja el llamado más amplio del Pacífico: la acción climática debe estar anclada en la ciencia, guiada por la justicia y moldeada por las realidades vividas de las comunidades del Pacífico.

A medida que suben los mares, se intensifican las tormentas y cambian los ecosistemas, la combinación de conocimiento tradicional, ciencia moderna y liderazgo intergeneracional se ha convertido en una de las contribuciones más sólidas del Pacífico a la diplomacia climática mundial, y en una que el mundo reconoce cada vez más como esencial.

T: GM / ED: EG

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