Camiones de agua potable vierten sospechas en capital mexicana

Dos camiones cisterna estacionados en el sur de Ciudad de México, uno de ellos sin identificación obligatoria. A lo largo de este año proliferan las unidades sin signos distintivos, a pesar de que los contratos estipulan que deben tener visible el nombre de la alcaldía a la que sirven y un teléfono de contacto. Imagen: Emilio Godoy / IPS

MÉXICO – El mexicano José Pérez recibe agua en camión cisterna, llamados localmente pipa, cada tres o cuatro semanas en su casa en San Miguel Ajusco, en el sur de Ciudad de México, en un ejemplo del problema del acceso al recurso en la capital del país, con soluciones plagada de fugas.

“Para recibir agua hay que hacer un trámite en la alcaldía, haces el pago. Cuando haya disponibilidad, la entregan. Pero no sabes qué día o a qué hora va a llegar. Depende del requerimiento de las familias”, relató a IPS.

Los usuarios pagan unos 2,6 dólares por unos 8000 litros en la alcaldía de Tlalpan, una de las 16 demarcaciones (municipios) de la capital mexicana y que tiene 699 928 habitantes, según el censo de 2020.

Pérez, exempleado municipal de 61 años, casado y con dos hijos, vive desde 2019 en San Miguel Ajusco, uno de los 11 pueblos tradicionales de Tlalpan, y en cuya casa tiene un tanque de almacenamiento de 12 000 litros.

“Si no alcanza, la gente compra a suministradores privados”, refirió.

En San Miguel Ajusco, con unos 25 000 moradores, habita también la escasez del líquido. Y la paradoja no podría ser mayor, pues el pueblo es vecino al Parque Nacional Cumbres del Ajusco, una fuente de agua de 920 hectáreas. Pero, en contrapartida, está afectado por la urbanización creciente.

Cada semana miles de personas en Ciudad de México, cuya población rebasa los nueve millones y salta a unos 24 millones con las zonas conurbadas, reciben el líquido en pipas, debido a infraestructura insuficiente de distribución o fugas, que drenan casi 40 % del recurso en la urbe.

El reparto por vía terrestre es común en el país, especialmente en las 48 zonas metropolitanas que se extienden sobre más de 400 municipios que aglutinan 82 millones, del total de 130 millones de habitantes de México.

Una calle residencial del municipio de San Miguel Ajusco, en el sur de Ciudad de México y donde es visible una fuga de agua. Muchos de sus residentes reciben agua potable mediante camiones aljibe, llamados localmente pipas, cuyo costo es cuantioso, cuando no se los suministra la alcaldía. Imagen: Emilio Godoy / IPS

Con el propósito de atender la imparable demanda, las 16 alcaldías y la Secretaría de Gestión del Agua (Segiagua) de la gobernación de Ciudad de México, creada en 2024, llenan los depósitos privados con miles de dólares para satisfacer las necesidades de la población.

Entre 2019 y 2025, esas administraciones destinaron 165,63 millones de dólares al reparto del recurso, según solicitudes de acceso a información presentadas por IPS.

Tlalpan es la demarcación que más gasta, con 48,24 millones durante ese periodo, mientras que Segiagua erogó casi el doble -86,69 millones-. Solo tres alcaldías no gastan en camiones cisterna. Las lluvias intensas de este año aliviaron el estrés que se desplaza por las cañerías capitalinas.

En 2025, el costo de un camión aljibe, con un estándar de 10 000 litros de agua, ronda los 125 dólares.

Pero el sistema también tiene fugas, según la investigación de IPS. Los datos arrojan empresas sospechosas, de reciente creación. Por ejemplo, dos proveedores comparten la misma dirección física y uno de ellos no existe en el registro mercantil.

La alcaldía Iztapalapa, la más poblada de la metrópoli, abandonó el alquiler de pipas en 2022 debido a tres contratos con una empresa envuelta en actos de corrupción en la empresa estatal Seguridad Alimentaria Mexicana. Sin embargo, las dudas del abastecimiento nadan en el pozo administrativo, pues es una demarcación con serios problemas de falta de agua.

Esa demarcación, situada en el sureste capitalino se caracteriza por un crecimiento desordenado, alta densidad de población y escasas áreas verdes.

En otra práctica común, empresas de la construcción venden ellas mismas agua en camiones cisterna, en un potencial conflicto de intereses y de ética del negocio, pues figuran entre las principales acaparadoras del recurso tanto en la capital como en el resto del país.

El padrón de camiones aljibe no es público y los piperos han rechazado la geolocalización de sus unidades para monitorear rutas y la ubicación de las tomas hídricas. IPS detectó camiones sin ninguna identificación, la explotación ilegal de pozos pesa en cada pipa y las autoridades ignoran a ciencia cierta la cantidad de agua cargada y el volumen entregado.

Como las alcaldías carecen de unidades suficientes, recurren a la contratación de particulares. Las demarcaciones y Segiagua poseen en total 287 camiones cisterna en el área metropolitana.

“Es una mafia. Ha ido creciendo el problema. Los costos son extremadamente altos, (las empresas) ganan mucho dinero. Desde el principio, lo permitieron. Es un tema complicado”, señaló Pérez.

El 12 de diciembre entró en vigor la nueva Ley de Aguas y la reforma a la Ley de Aguas Nacionales, que dan más potestad a la gubernamental Comisión Nacional del Agua, priorizan el uso doméstico del recurso, fomentan la captación de lluvia, prohíben la transmisión de concesiones y asignaciones hídricas, así como definen delitos hídricos y nuevas penalizaciones.

Sin embargo, predomina la interrogante sobre su aportación en el mejoramiento del acceso al recurso en zonas con estrés hídrico como Ciudad de México.

Panorámica del Parque Nacional Cumbres del Ajusco, considerado la gran fábrica de agua del sur de Ciudad de México, pero azotado por la urbanización y la deforestación. Imagen: Emilio Godoy / IPS

Tuberías estresadas

La capital mexicana enfrenta sobreexplotación y fugas de agua. El único acuífero metropolitano naufraga en números rojos. Más de 90 % del líquido va al servicio público. La mitad del agua utilizada provino de pozos en 2024.

La Organización Mundial de la Salud (OMS) calcula un consumo mínimo de 100 litros diarios por habitante para cubrir las necesidades humanas. Pero el nivel de la capital mexicana desborda esa meta tanto como las inundaciones pluviales, con 380 litros de consumo al día, según el no gubernamental Observatorio de la Ciudad de México.


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Frente a ello, el presupuesto para infraestructura de agua potable presenta una tendencia a la baja desde 2021, cuando totalizó unos 324 millones de dólares. En 2025 cayó casi 61% (133 millones).

El gobierno de Ciudad de México, con autonomía similar a un estado federal, estableció este año unos 73 millones de dólares para 16 proyectos prioritarios de agua potable, drenaje, saneamiento y reúso. Pero las necesidades financieras rebasan los 97 000 millones para revertir la crisis durante los próximos 15 años.

También ha recurrido a otras medidas, como la captación de agua de lluvia, para enfrentar la crisis. Desde 2019 han instalado más de 73 000 sistemas residenciales de captura de lluvia en 11 alcaldías. Pero en general la lluvia escapa por las alcantarillas.

Para José Pérez, una solución es la operación honesta del esquema. “Habría que licitarlo (el servicio), a ver quién ofrece mejores condiciones, y así bajaría el precio”, planteó.

ED: EG

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