LA HABANA – El pabellón 10 del recinto ferial ExpoCuba estaba lleno de compañías chinas, la mayoría exportadoras de bienes procedentes del país asiático hacia Cuba desde hace décadas, y también con deudas millonarias, pendientes por cobrar a empresas de la isla desde hace más de un lustro.
Ese escenario se evidenció durante la edición 41 de la Feria Internacional de La Habana (Fihav 2025), que comenzó el lunes 24, se extenderá hasta el sábado 29 y ha reunido a empresarios y delegaciones de 52 países, con el objetivo de fomentar negocios e inversiones extranjeras hacia esta nación insular caribeña.
“Aquí hay empresarios con los que tenemos deudas, con los cuales no hemos podido cumplir todos nuestros compromisos, y sin embargo están en Cuba”, dijo el presidente cubano Miguel Díaz-Canel en la jornada inaugural.
El mandatario resaltó que, a pesar de esas deudas, se trata de empresarios que “siguen confiando en Cuba”, con “un sentimiento de compromiso” y la esperanza de tiempos mejores.
“Muchos de estos empresarios llevan décadas en Cuba, han apostado por Cuba, han hecho parte de su vida y también parte de los resultados de sus negocios en Cuba, y eso está por encima de otras cosas”, agregó.
“Pasamos mucha afectación y estamos buscando soluciones. Tampoco queremos abandonar a las empresas estatales, han sido muchos años de cooperación. Ahora Cuba está pasando por una situación complicada, pero no queremos meter presión”: Wu Han.
Desde el triunfo de su revolución en 1959, Cuba se rige por un sistema socialista con una economía centralizada, lo que se mantuvo inalterado hasta que, con la crisis de los años 90 forzó al gobierno a abrirse a la inversión extranjera, permitir pequeños negocios privados y promover mayor autonomía de las empresas privadas.
Actualmente, la economía, sumida en una honda crisis, sigue mayormente controlada por el Estado, aunque en los últimos años han aumentado los espacios a la participación privada, con mayor presencia en sectores como el comercio y la tecnología, entre otros.
La empresa estatal China Auto Caiec, del gigante asiático, empezó comercializando en la isla equipos electrógenos desde 1995, y actualmente distribuye automóviles, camiones, maquinarias agrícolas, materias primas, alimentos, fertilizantes, y muchos otros bienes.
Su representante en Cuba, Wu Han, dijo a IPS que antes su principal cliente era la industria estatal, pero que ahora ya no tienen muchos negocios con el Estado y sí más con el sector privado.
Ello porque la capacidad de pago del Estado es ínfima y su empresa, al igual que otras chinas, suele solicitar pagos anticipados a las entidades cubanas.
Actualmente no se descarga la mercancía en el puerto hasta que el pago se efectúe, salvo algunas excepciones. Una década atrás, las empresas chinas permitían que el pago se efectuara en plazos de entre 360 y 720 días.
Pero el Estado cubano fue perdiendo su solvencia económica y, como resultado, debe a China Auto Caiec unos 200 millones de dólares, que se han ido acumulando desde 2015, explicó Wu.
“Pasamos mucha afectación y estamos buscando soluciones. Tampoco queremos abandonar a las empresas estatales, han sido muchos años de cooperación. Ahora Cuba está pasando por una situación complicada, pero no queremos meter presión”, afirmó.
El representante chino admitió que una de las razones por las que su empresa sigue manteniendo una oficina comercial en La Habana es, en parte, porque esperan recuperar la deuda algún día, y porque “el mercado de Cuba es especial en el mundo”.
“La situación aquí es diferente que en otros países. No tienen la capacidad de producir muchas cosas, y todo tiene que traerse de afuera, casi siempre desde China. Y ahora las mipymes (micro, pequeñas y medianas empresas), están comprando muchas cosas. Es una oportunidad para todas las firmas extranjeras”, añadió.

El nicho del sector privado
Otras dos empresas chinas en Cuba, Zhaoke, con presencia en la isla desde 2004, y Liaoning Mec Group, desde 1998, se encuentran en situación similar a la de China Auto Caiec: el Estado tiene deudas con ellas de unos 40 millones y 58 millones de dólares, respectivamente.
La diferencia es que, como estas dos distribuidoras de una gran diversidad de bienes son privadas, no reciben las subvenciones que de vez en cuando otorga Beijing a sus empresas estatales para fomentar la cooperación económica bilateral, según dijo a IPS Layda García, una agente comercial que trabaja en Zhaoke desde 2014.
Cuando García empezó a trabajar en la firma, era una época más esplendorosa. En un año, incluso, llegaron a facturar 23 millones de dólares, mientras que en los últimos años, con el deterioro de la industria nacional cubana, su otrora principal cliente, sus operaciones aquí no logran alcanzar un millón de dólares en ingresos.
“Tanto tiempo trabajando en Cuba también crea mucho sentido de pertenencia”, valoró García como razón de que Jiliang Huang, el presidente de la compañía, decidiera permanecer en Cuba a pesar de las adversidades.
Zhaoke y Liaoning Mec Group, como otras muchas empresas extranjeras, optan por adaptarse a las nuevas realidades del mercado cubano y abrirse un nicho dentro del creciente aunque incierto sector privado.
El viceprimer ministro y titular de Comercio Exterior y la Inversión Extranjera, Oscar Pérez-Oliva, comentó el martes 25, en el Foro de Inversiones Fihav 2025, que el gobierno trabaja en “la creación del marco regulatorio para el establecimiento de la inversión extranjera en alianza con el sector privado”
Actualmente, las empresas extranjeras no pueden invertir directamente en mipymes privadas sin la intermediación del Estado, ni crear empresas mixtas u otras formas de alianzas.
Desde hace años ha sido una demanda de emprendedores privados, que ha sido relegada a pesar del peso que han ido adquiriendo las formas de gestión no estatal en la economía cubana.
Desde que se permitió la creación de mipymes en 2021, se aprobaron hasta 2024 unas 11 000, de las cuales, hoy están operativas más de 9000.
Las mipymes, la inmensa mayoría privadas aunque también hay estatales, han alcanzado tanta relevancia en el sistema empresarial cubano que asumen actualmente 55 % de las ventas minoristas en pesos cubanos, superando por primera vez las propias redes de comercio estatales.
De las 715 compañías que han participado en Fihav 2025, 268 son cubanas, entre las cuales, hay 61 mipymes privadas.
La edición actual de la feria introduce ejes dedicados a productos exportables de todos los territorios, proyectos de fuentes renovables de energía, aplicaciones de inteligencia artificial, promoción del turismo, así como a la integración económica mediante foros con algunos mecanismos regionales.

Nueva apertura
En el Foro de Inversiones, Pérez-Oliva anunció que en 2025 se han aprobado 32 nuevos negocios de 13 países, con un capital comprometido de 1100 millones de dólares. De esos 32, en 10 se utilizaron nuevos procedimientos más simples y ágiles, gestionados directamente por titulares de organismos estatales.
En esa dirección, el gobierno anunció la emisión de un nuevo decreto que sustituirá la norma jurídica relacionada con la inversión extranjera en la isla, de forma que ofrezca mayor flexibilidad a los procesos y nuevas garantías a los inversionistas y las empresas mixtas entre entidades estatales y extranjeras.
Las modificaciones, por ejemplo, permitirán que las empresas establezcan cuentas bancarias en el exterior –sin necesidad de que las operaciones pasen por bancos cubanos– para burlar las sanciones económicas unilaterales de Estados Unidos a la isla.
Asimismo, las empresas extranjeras establecidas en Cuba tendrán mayor operatividad y podrán decidir en cuestiones como la contratación de sus recursos humanos, aunque suceda a través de una empleadora estatal. Hasta ahora esa empleadora tenía la última palabra sobre el personal.
Por otra parte, cualquier modalidad de inversión extranjera puede comercializar de forma mayorista sus productos y servicios a cualquier actor económico nacional que tenga capacidad de pago, sin “ningún tipo de restricción…, no hay ningún obstáculo, no hay nada que lo prohíba”, señaló Pérez Oliva.
“El reto en estos momentos está en lograr que ese tejido empresarial se articule de manera natural y que todos los actores de la economía participen y contribuyan a alcanzar los objetivos de desarrollo económico de nuestro país. Esa es una premisa que no podemos perder de vista”, agregó.
ED: EG


