Mujeres en cumbre climática tienen soluciones transformadoras que aportar

Las juezas del Tribunal Ético en Defensa de los Cuerpos y Territorios de las Mujeres y Disidencias Sexuales y de Género, realizado en el marco de la Cumbre de los Pueblos, escuchan el testimonio de la peruana Olivia Bisa, lideresa del pueblo amazónico chapra. El tribunal lo presidió Celia Xacriabá, la primera mujer indígena electa diputada federal de Brasil (primera a la derecha). A su lado Marisol García, de Perú; Sophie Dowllar, de Kenia; y Nazely Vardanyan, de Armenia. Imagen: Mariela Jara / IPS

BELÉM – Las voces de las mujeres de diversas vertientes y territorios se manifestaron en los diferentes ambientes de la Cumbre de los Pueblos, un espacio paralelo a la 30 Conferencia de las Partes (COP30) sobre cambio climático que se celebra en Belém, en la Amazonia de Brasil. “La COP30 no nos representa” fue su sentir general.

La COP30 se realiza en el Parque de la Ciudad, donde se aglutinan tanto la restringida Zona Azul, de los negociadores oficiales de los 197 Estados Partes de la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre Cambio Climático (Cmnucc), como la abierta Zona Verde, que acoge a buena parte de las organizaciones sociales.

Mientras, la paralela Cumbre de los Pueblos tuvo lugar en la Universidad Federal de Pará, donde calculó que confluyeron unas 1100 organizaciones sociales, ambientales, indígenas, de jóvenes, feministas, entre otras, y unas 15 000 personas.

Representantes de esas organizaciones se congregaron el sábado 15 en gran marcha por la ciudad en la que se calcula que participaron unas 70 000 personas, incluyendo habitantes de Belém, que protestaron contra las negociaciones oficiales de esta COP y las políticas que impulsan los países del Norte global y que consideran responsables de la crisis climática.

En la nutrida movilización denominada «Desde el Amazonas para el mundo: Fin de la desigualdad y del racismo ambiental. Justicia climática ya», desarrollada bajo el calor húmedo y ardiente de la Amazonia, las organizaciones de mujeres corearon lemas en favor de la paz, de la igualdad, del buen vivir y en defensa de los bienes comunes que proporciona la naturaleza.

“No podemos hablar de justicia climática hasta que los pueblos y comunidades tradicionales, mujeres y diversidades, estén en el centro de la discusión; son guardianes y guardianas de ecosistemas y biomas a la vez que enfrentan múltiples desigualdades”: Andrea Camurca.

“Las mujeres y el agua no son mercancía”, “la vida por encima del lucro”, “ni un pozo más”, “del río al mar, Palestina Libertad”, “Trump, fuera de América Latina y el Caribe”, “no hay justicia climática sin justicia de género”, “la Amazonia quieren acabar, las mujeres no lo vamos a dejar”, fueron algunos de esos cánticos.

Esta fue una movilización especialmente significativa en la medida que recuperó las voces de los movimientos sociales del Sur luego de que en las tres últimas COP estuvieran ausentes debido a las condiciones de autocracia en los anteriores tres países sede: Egipto, Emiratos Árabes Unidos y Azerbaiyán.

Participaron no solo los asistentes a la Cumbre de los Pueblos, sino también algunas delegaciones participantes en la COP30, la ciudadanía organizada y muchas personas con la preocupación y conciencia de la gravedad de la crisis climática para el planeta.

Al concluir la actividad el domingo 16 se entregó en la sede de la universidad la Declaración de la Cumbre de los Pueblos al presidente de la COP30, el brasileño André Corrêa do Lago, quien estuvo acompañado de las ministras brasileñas de Medio Ambiente y Cambio Climático, Marina Silva; de la Mujer, Márcia Lopes; y de Pueblos Indígenas, Sônia Guajajara.

El documento es el resultado de las reflexiones de los seis ejes temáticos en los que se organizaron los debates y sintetiza gran parte de las demandas y propuestas debatidas en la Cumbre.

“El avance de la extrema derecha, del fascismo y de las guerras alrededor del mundo exacerba la crisis climática y la explotación de la naturaleza”, indica, para luego expresar su solidaridad con los pueblos de Palestina, Venezuela, Colombia, Cuba, Haití, entre otros que están siendo amenazados en su soberanía.

También remarca que no hay vida sin naturaleza y sin el trabajo de cuidado de las mujeres, por lo que hicieron un llamado a los Estados a colocar en el centro esta actividad que permite la reproducción de la vida y que “nos diferencia de quienes quieren preservan la lógica de un sistema que prioriza el lucro y la acumulación privada de riquezas”.

El presidente de la COP30, André Corrêa do Lago, participó el domingo 16 en la Universidad Federal de Pará en el cierre de la Cumbre de los Pueblos, espacio paralelo que congregó a movimientos sociales en Belém, en la Amazonia brasileña. Así le entregó la declaración final, con los demandas de las voces más resistentes de la lucha climática. Imagen: Cúpula de los Pueblos

Resistencias de las mujeres

Articuladas en el sexto y último eje temático de la Cumbre de los Pueblos, con el título de «Feminismo popular y resistencia de las mujeres en los territorios», lideresas y activistas organizaron numerosas mesas de reflexión y debate sobre los impactos del cambio climático en sus vidas y en sus derechos.

Y sobre las luchas, resistencias e iniciativas que como “mujeres de la tierra, de las aguas y de los bosques” están desplegando en sus territorios frente a lo que denominaron la expansión del modelo capitalista a través de diversas propuestas sobre inversión en energías limpias que están haciendo los países más ricos a los del sur global.

Mujeres negras, indígenas, ribereñas, rurales, urbanas, jóvenes, adultas compartieron sus puntos de vista en la Casa de Resistencia de las Mujeres. Abordaron temas como la situación geopolítica global, las transiciones justas, el despojo territorial, el debilitamiento de la democracia, el avance del fundamentalismo y la sostenibilidad de la vida.

Este fue un espacio gestado por la Articulación de Mujeres Brasileras, la Iniciativa Internacional de Cuerpos y Territorios, el Grupo Impulsor Mujeres y Cambio Climático de Perú y la Coalición Mundial por los Bosques. Coincidieron en una mirada crítica de las posturas de los Estados del Sur, en particular de América Latina y el Caribe, que se allanan ante lo que viene de las naciones ricas.

“La COP30 no me representa, no escucha la voz de la madre tierra, pero aquí estamos para hablar por ella”, afirmó a IPS Margarita Quino Aramayo, coordinadora de la Red Nacional de Mujeres en Defensa de la Madre Tierra, de Bolivia, campesina quechua nacida en la comunidad de Sillota, Oruro.

No estuvo de acuerdo con que los Estados y empresas transnacionales sean quienes decidan sobre la tierra, el agua, los minerales sin considerar la situación de los pueblos y de las mujeres.

“A la tierra le están violando todos sus derechos como hacen con las mujeres, nuestros ríos están siendo contaminados y con este gobierno nuevo que tenemos, capitalista y extractivista, estamos en la mira”, denunció.

Llamó falsas soluciones a las propuestas de hidrógeno verde o inversión en la explotación de minerales raros, a cambio de generar recursos que los Estados pudieran invertir frente al cambio climático.

“Desde nuestros territorios podemos aportar soluciones transformadoras parta el clima, para tener una vida digna con más agricultura familiar, turismo sostenible y ganadería”, dijo.

Mujeres negras, quilombolas, campesinas, ribereñas, indígenas, rurales, urbanas, trans se pronunciaron de diversas formas en la Cumbre de los Pueblos, y muchas desde una perspectiva feminista, demandando el cambio de modelo de producción y de consumo, para poder atacar las causas de la crisis climática que golpea sus vidas. Imagen: Mariela Jara / IPS

Los derechos no se negocian

La brasileña Andrea Camurca, del Instituto Terramar de Ceará, sostuvo a IPS que el impulso de la producción de energía eólica en el país anfitrión de la cumbre, y otros del Sur global, “es una política colonialista que continúa explotando los territorios e invisibilizando a las mujeres y personas Lgbti que los habitan, como si no existieran”.

“Mujeres de las aguas, de las zonas costeras, están amenazadas por la expansión de las turbinas eólicas que impulsan grandes corporaciones y que son falsas soluciones a la urgencia de la transición energética, pues esta requiere del cambio del modelo de sociedad”, puntualizó.

Criticó que los Estados que vienen reuniéndose hace 30 años en las COP le hagan un lugar a las corporaciones interesadas en crear una nueva frontera productiva en nombre del clima con la producción de energía renovable, mientras las comunidades y personas afectadas están ausentes, cuando son las que viven la crisis climática.

“No podemos hablar de justicia climática hasta que los pueblos y comunidades tradicionales, mujeres y diversidades, estén en el centro de la discusión; son guardianes y guardianas de ecosistemas y biomas a la vez que enfrentan múltiples desigualdades”, argumentó.

Añadió que la transición energética dentro del capitalismo es explotar la naturaleza y que ninguna iniciativa será viable con injustica climática, con racismo ambiental y con violencia a las mujeres y diversidades.

“Somos la resistencia al clima”, es la traducción de un cartel en inglés una joven, durante marcha del sábado 15, celebrada en Belém, en el marco de la COP30, bajo el lema: Desde el Amazonas para el mundo: Fin de la desigualdad y del racismo ambiental. Justicia climática ya. Imagen: Mariela Jara / IPS

Crisis climática y violencia a las mujeres

Una actividad central del sexto eje de la Cumbre de los Pueblos fue el Tribunal Ético en Defensa de los Cuerpos y Territorios de las Mujeres y Disidencias Sexuales y de Género, realizado el jueves 13.  Ocho mujeres testimoniaron sobre sus contextos de desigualdad agravados por las crisis económica, de seguridad y climática.

Se presentaron los casos de Palestina y la feroz arremetida de Israel con el apoyo de socios como los Estados Unidos; del Sahara Occidental y el derecho del pueblo saharaui de autodeterminarse; de Haití y la creciente inseguridad frente a un Estado ausente.

También brindaron sus testimonios mujeres de Perú sobre los asesinatos de indígenas por defender la Amazonia; de Argentina en nombre del caso de Chile acerca de la desaparición de la lideresa mapuche Julia Chunil; y de Venezuela sobre el acoso de Estados Unidos.

A ellos se sumaron tres casos del Brasil: sobre las mujeres quebraderas de coco (Cocos nucifera), la situación de las mujeres del pueblo indígena xikrin, y la vida sin derechos de las mujeres trans.

Celia Xacriabá, la primera mujer indígena electa como diputada federal de Brasil por el estado de Minas Gerais, presidenta del jurado, leyó la sentencia de las cinco juezas.

Llamó la atención sobre cómo la crisis climática empeora las difíciles coyunturas políticas que atraviesan las mujeres en sus territorios y que se traduce en mayor carga de trabajo cotidiano, disminución de medios de vida y violencia.

“Venimos de un proceso de neocolonización del Norte global, están matando nuestros territorios, a nuestras hijas e hijos al explotar nuestros ecosistemas”, dijo.

La sentencia abogó por justicia para las mujeres al ser quienes enfrentan las violencias en sus territorios con las ocupaciones ilegales, el exterminio y la destrucción.

También reclamó reparación económica y el cierre de la subrepresentación en los espacios de poder y decisión.

“El agua no es mercancía”, dice en portugués una de las cientos de pancartas exhibidas durante la marcha, el sábado 15, de la Cumbre de los Pueblos hacia la sede de la COP30, que acoge la ciudad de Belém, en la Amazonia brasileña. Imagen: Mariela Jara / IPS

Plan de Género en la COP30

ONU Mujeres coordinó los esfuerzos conjuntos para que la COP30 apruebe un Plan de Acción de Género dentro de la Cmnucc, cuyos 197 Estados Parte negocian los acuerdos oficiales que deberán salir de la cumbre, a su cierre el día 21, tras comenzar sus debates el día 10.

En el plan se destaca la necesidad de presupuestos necesarios a nivel nacional, de modo que sus políticas frente al cambio climático contribuyan al mismo tiempo a cerrar las desigualdades existentes entre hombres y mujeres.

Un día antes del cierre previsto de la COP30, el jueves 20 en el Pabellón del Gobierno de Liberia se analizarán los resultados de un monitoreo en torno al avance sobre igualdad de género y políticas climáticas en 32 países.

ED: EG

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